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LEANDRO PAVÓN
Lunes, 18 de agosto 2014, 00:06
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En solo cuatro años, el comedor social puesto en marcha por la ONG Emaús Obra de amor en Estepona se ha convertido en un punto indispensable para las familias que no pueden llegar a final de mes. Este verano, su actividad parece haber disminuido un poco y, de las cerca de 250 personas que acuden, se acercaron unas 200. «Parece que los contratos de dos meses que se han puesto en marcha con el Plan de Empleo Municipal ha hecho que dejen de venir algunas personas», apunta el responsable del centro, Ildefonso Abril.
La bajada no fue muy sensible, pero el tipo de personas que se acercan al comedor tienen complicada la consecución de un trabajo. «El perfil del usuario es de los que viene todo el año. Es gente de cuarenta y muchos o cincuenta años que encuentra muchas dificultades a la hora de entrar en el mercado laboral. Los jóvenes tienen un abanico más amplio para encontrar empleo», explica Abril, quien admite, no obstante, que también hay jóvenes entre los asistentes.
Pese a la bajada de personas que acuden al comedor, Abril no es optimista con el fin del verano. «Hay que esperar a septiembre o octubre para ver la realidad de esta bajada. En estos meses es cuando se acaban los contratos en los hoteles y cuando empiezan a venir más familias aquí», afirma el responsable de Emaús en Estepona, quien acude desde Churriana para llevar este servicio.
El reducido espacio del local hizo que el servicio de comedor propiamente dicho se descartara y ahora se empaqueta la comida en bolsas para que las familias se la lleven a casa. Entre los alimentos que entregan a las familias se encuentran bocadillos para la cena, alimentos para el desayuno, y un primer y segundo plato para el almuerzo, además de lácteos para los niños, todos cedidos por empresas de Estepona o de localidades cercanas. La ONG distingue también entre las comidas que llevan o no cerdo para los usuarios islámicos.
Bienestar social
Para controlar a la gente que asiste y que no haya nadie que se aproveche de este servicio, Emaús recibe la autorización para entregar la bolsa de comida desde la Delegación de Bienestar Social. Desde este órgano se les informa de las circunstancias personales de cada familia para adaptar la bolsa que se llevará.
Entre los que acuden, Abril ve a gente de todo tipo. «Cuando llevas aquí un tiempo, ves que hay gente que está acostumbrada a moverse por estos sitios porque lleva mucho tiempo en esta situación. Pero cuando ves a una persona que viene con la cabeza agachada, sabes que se ha visto forzado a ello y le ha costado dar este paso», explica el responsable del servicio.
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