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El malagueño Dani García, en una imagen de archivo.
Dani García se reinventa

Dani García se reinventa

El cocinero malagueño ha decidido dar una vuelta de tuerca a su carrera con dos nuevos restaurantes en el Puente Romano

rosa villacastín

Sábado, 2 de agosto 2014, 01:00

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Dani García, que pertenece al exclusivo club de los cocineros de más éxito de nuestro país, ha decidido a sus 39 años dar una vuelta de tuerca a su exitosa carrera para enfrentarse a un nuevo reto gastronómico: la apertura de dos restaurantes en la Plaza Village, en el corazón del Hotel Puente Romano de Marbella.

En el que lleva su nombre, el cliente podrá degustar sus platos más tradicionales de la cocina del Sur de España, así como los más innovadores: el gazpacho de cerezas, el ajoblanco, el cochinillo, la paletilla de cordero o la sopa de marisco (su preferido), pero también medios menús o menús completos compuestos de seis u once exquisitos platos. Una mezcla de sabores y olores que sin duda harán las delicias del más exigente de los sus clientes.

Junto a ese restaurante de lujo, Dani ha inaugurado otro más asequible e informal: el bistró 'Bibo', con el que quiere llegar a todo tipo de público, sobre todo a los más jóvenes, en el que se puede degustar exquisitas tapas. Para llevar a cabo esta empresa el famoso cocinero se ha asociado con Volapié, empresa especializada en comida andaluza de calidad, pero que en este caso tiene la misión de hacer rentable un negocio que gozando de prestigio (a Dani le avalan 3 estrellas Michelin), necesita la mano del experto en economía para hacerlo sostenible los 12 meses del año.

No es la primera vez que Dani García se enfrenta a la dificultad que entraña emprender nuevas vías de negocio. Lo hizo en el Tragabuches en Ronda y más tarde en el Calima del Don Pepe, con gran éxito en ambos, pero la situación no es ahora como la de hace un par de años. La crisis ha obligado a cambiar no solo los gustos de la gente, también la manera de gastar su dinero. Y precios que antes se consideraban casi normales, aunque fueran disparatados, hoy se miran como una excentricidad. De ahí que cocineros de la talla de Dani García hayan tenido que adaptar su cocina a la demanda de los clientes. Por ejemplo, el reclamo ahora son las medias raciones, los medios menús. ¿Por qué? En primer lugar, porque los que pueden pagar esas facturas están a régimen la mayoría, y en segundo lugar porque no hay estómago que aguante veinte platos, por minúsculos que estos sean. De manera que ¡hurra! por quienes como Dani se han dado cuenta de que estamos en nuevos tiempos que requieren nuevas formas de vida.

Incluso para alguien que como él no sabe lo que es el fracaso ya que llegó a la escuela de Hostelería de Málaga por casualidad, porque no le gustaba estudiar y decidió que lo mejor era aprender un oficio, como así hizo.

Años después tuvo la inmensa suerte de entrar a trabajar de aprendiz en el restaurante de Berasategui, en Lasarte (Guipúzcoa), donde aprendió el arte de la cocina de calidad. Humilde como es, a Dani no le importa reconocer que hace tiempo que hizo suya una frase del cocinero vasco que repite como un mantra: «Hoy hay que hacerlo mejor que ayer, y mañana, mejor que hoy».

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