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Iván López, en la colina de Calton Hill, con una de las mejores vistas de Edimburgo.
«De lo único que puedo lamentarme por venirme a Escocia es del tiempo»

«De lo único que puedo lamentarme por venirme a Escocia es del tiempo»

Este ex futbolista del C. D. Ronda reside desde hace más de un año en Edimburgo, donde ha estudiado inglés y se prepara para entrar en la Universidad

J. J. Buiza

Viernes, 26 de diciembre 2014, 00:55

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Hace ahora un año y tres meses que Iván López cambió el sol de su Ronda natal por el cielo nublado de Edimburgo. «Aunque suene a tópico, de lo único que puedo lamentarme es del tiempo, ya no por la lluvia (tampoco llueve tanto como se piensa), sino por la humedad constante que hay y los vientos», afirma este joven de 29 años, que ha encontrado en la capital escocesa del ReinoUnido aquellas oportunidades laborales que no halló en la ciudad del Tajo ni, en general, en su país de origen.

Solo llevaba cinco días en su nuevo destino cuando encontró un empleo en un restaurante, en el que ha permanecido todo un año mientras perfeccionaba su inglés en una academia. «Después del restaurante, como quería sacarme el acceso a la Universidad para mayores de 25 años, me busqué otro trabajo de menos horas para poder compaginarlo con los estudios; ahora trabajo para una empresa de limpieza», relata Iván, quien vive junto con su hermano, también de Ronda, y una amiga de La Rioja.

Antiguo alumno del colegio Santa Teresa y del instituto Rodríguez Delgado, asegura que se ha adaptado a Escocia bastante mejor de lo que pensaba, a pesar de que era su primera experiencia viviendo en el extranjero. Mucho ha tenido que ver la presencia de su hermano, quien ya llevaba un tiempo por allí y que le ayudó a conocer la ciudad y a buscar trabajo. Por el momento, no tiene planteado regresar mientras las perspectivas de futuro no mejoren, pero tampoco se cierra las puertas: «La vida da muchas vueltas como para poder hacer planes a largo plazo». Entre las cosas que más echa de menos, cita a su familia, los paisajes, los atardeceres, el sol, las tardes con los amigos, el mar, las tapas o los conciertos de verano. También, «pasear con mi perra Dana por esos rincones mágicos de Ronda e ir a la Cueva del Gato».

Apasionado de los deportes, especialmente del fútbol, ha encontrado en Edimburgo la forma de seguir practicando su afición favorita: «Al principio estuve jugando en un equipo local, el Leith Walk F. C., pero por falta de tiempo y no poder compaginarlo con el trabajo, tuve que dejarlo. Después seguí en pequeñas liguillas los fines de semana, pero nada serio, solamente para seguir practicando, hacer ejercicio y conocer gente». Atrás quedan los años en los que se empapó del fútbol de competición, como miembro de la plantilla del CD Ronda, en el que jugaba de lateral y de interior izquierdo. Iván recuerda como especialmente emotivo el final de su última temporada. «Para mí fue un honor vestir los colores de mi ciudad», proclama con orgullo.

Natural de la zona de la Dehesa, pero criado en la avenidaMartínez Astein, este antiguo hermano de la cofradía del Huerto se siente ahora contento por haber tenido la oportunidad de conocer otra cultura y otra gente de un carácter muy diferente, y que le ha sorprendido para bien. Sobre los escoceses, afirma que son amables, abiertos y educados. Palabras como gracias, perdón y por favor las escucha a diario. En este sentido, relata varias anécdotas: «Dan mucha importancia a los modales. Por ejemplo, en el autobús un día alguien se debió de dejar la cartera en el asiento y el pasajero que vino después la cogió y se la dio al conductor. Si a alguien en la calle se le cae el paquete de tabaco, enseguida alguien lo recoge y se lo devuelve a su dueño. Otro día, al entrar en una tienda, vi que una señora se agachó para recoger un billete de cinco libras y se lo dio al guardia de seguridad».

En este tiempo, ha entablado amistad no solo con escoceses, sino también con polacos, italianos o chinos. También se encontró con un par de amigos rondeños que ya andaban por allí sin que él lo supiera. En cuanto a las ventajas de Edimburgo, las tiene claras: «Desde el punto de vista laboral hay muchas oportunidades más que en España. Por otro lado, el inglés es un idioma imprescindible en estos tiempos y, realmente, la única manera de aprender bien una lengua es ir al país donde la hablan. Si tenemos en cuenta otras consideraciones, la vida no es tan cara como puede serlo en Londres».

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