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Second, anoche durante su concierto
Second: el que la sigue la consigue

Second: el que la sigue la consigue

Su concierto de anoche en la Sala Eventual fue una demostración de que el esfuerzo y la disciplina casi siempre tienen su recompensa

Txema Martín

Sábado, 28 de febrero 2015, 16:26

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Parece mentira, pero ahí donde los vemos Second lleva ya cerca de 20 años en los escenarios. Su primer disco es nada menos que de 1997 y lo cierto es que es un gustazo ver toda esa experiencia, disimulada y fresca como la ropa recién limpia. Esas tablas les distancia de todo ese tsunami de bandas indies que suenan, la mayoría, casi igual que Los Planetas y que se pasan la vida empeñados en gustar y en sonar en las radiofórmulas. Second son otra cosa porque ya tienen su estilo. Después de tantos años, el destino les ha recompensado a ellos con el éxito, y a nosotros con la satisfacción de contemplar una banda que ofrece un producto que hay que tomar muy en serio porque cumple con las expectativas. Y eso ya es mucho decir en música.

Su concierto de anoche en la Sala Eventual fue una demostración de que el esfuerzo y la disciplina casi siempre tienen su recompensa. Otras veces no, pero eso da para otro artículo. Aquí, ante una audiencia heterogénea de casi 400 individuos, los murcianos desgranaron con obediencia el repertorio habitual de la gira de presentación de Montaña rusa, su último trabajo, también el de más éxito; por un motivo que se me escapa, llevan ya la friolera de dos años presentando el disco (nivel U2) y éste fue uno de los últimos conciertos de la hornada antes de subirse en la catapulta de los festivales. Desde 2502 hasta el éxtasis de Rincón Exquisito. La única excepción fue Nueva sensación, un tema nuevo que formará parte de la banda sonora de la próxima película de Alfonso Albacete, 'Solo Química', que como sea igual que la anterior, nos vamos a reír.

El concierto no exprime demasiadas rentabilidades de una formación tan clásica que puede pecar de conformista: dos guitarras, bajo, voz y batería, el equivalente en música a un folio en blanco y un bolígrafo, con la que se pueden hacer maravillas, pero también se puede redundar. Una formación igual a la de sus teloneros, Stone Pillow, quienes ofrecieron un aperitivo simpático pero aburrido, como un huevo de gallina feliz, pero sin sal. Second por su parte tardaron siete canciones en darse cuenta de que el sintetizador no sonaba bien, pero para entonces ya se habían ganado a una audiencia convencida de que Second son buenos en lo suyo, porque lo son.

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