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Interior de La Casa Invisible, en calle Nosquera.
La Invisible cumple años
FLASHBACK

La Invisible cumple años

Txema Martín

Sábado, 12 de marzo 2016, 09:53

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Han pasado ya nueve años desde que, bajo el tirón de una edición del Festival de Málaga, aquel edificio de la calle Nosquera fuera ocupado y convertido en un centro cultural abierto para la ciudad. 'La Casa Invisible' había llegado para quedarse y, pese a las polémicas de 'la cuestión okupa' de fondo, lo cierto es que el centro ha albergado durante estos años una actividad estable, quizás homogénea pero que ha contado con varios hitos bastante estimulantes en su historia; desde la ya mítica exposición 'Más grotesco', que sirvió como elemento ad hoc a la no menos mítica 'El factor grotesco' del Picasso, hasta semanas culturales, conferencias de todo tipo, conciertos o talleres para todos los gustos y de todos los colores. Y, lo que ha sido definitivo para tomarse muy en serio a La Invisible, el visto bueno entusiasta de personalidades de la cultura como por ejemplo Manuel Borja-Villel, Santiago Eraso o Rogelio López Cuenca, así como responsables de varias, muchas, instituciones malagueñas que han mostrado un apoyo incondicional a la estabilidad del centro.

El ateneo de Podemos

Por suerte, pasó una época alternativa de vehemencia en la que poner al asunto una mínima objeción suponía recibir una retahíla de insultos por todas las vías telemáticas posibles. Tras la llegada del acuerdo con el Ayuntamiento, plasmada en una foto con el alcalde que atrajo críticas de todos los lados, los conflictos de La Invisible permanecen ahora enraizados en sus propias entrañas. Que La Invisible quiere convertirse en un ateneo de Podemos es evidente; su gestión depende de la Fundación de los Comunes, una organización estatal aparentemente asamblearia que esta semana ha entregado al Ayuntamiento su ambicioso 'Plan de rehabilitación', requisito indispensable para alzarse con la cesión definitiva del espacio, que maneja un asombroso plazo de ejecución de «seis o siete años» y un presupuesto de un millón de euros que parece razonable. El Consistorio aún no se ha pronunciado. Las críticas duras, como decimos, vienen del propio ámbito de Málaga Ahora: el círculo de Podemos de Málaga Oeste remitió hace poco una carta al Ayuntamiento criticando la «gestión opaca» del centro, su poca afición a pagar impuestos (sobre todo en el bar que gestionan, según denuncian, sin licencia) y su sobredimensionado interés para que todos sus requerimientos se resuelvan a las bravas. En este sentido, llama la atención que un partido que reivindica la transparencia y el respeto a los principios de igualdad, mérito y capacidad exija al Ayuntamiento un 'dedazo' para hacerse con la cesión definitiva de un inmueble municipal, sin concurso público ni nada que se le parezca. El alcalde les trata con generosidad y buenas intenciones, casi como si fueran una cofradía. Mientras tanto, con múltiples cuestiones por aclarar, La Invisible continúa con una actividad cultural y crítica que no por ello deja de ser necesaria en nuestra ciudad.

Invisible pero abierta

Con sus nueve años de historia, La Invisible se hace un merecido auto homenaje este mes con actividades culturales y sociales, cada día y hasta el 19 de marzo, dentro y fuera de su centro. Desde talleres de programación para niños organizados por Medialab, muestras de piano flamenco o de experimentación sonora, una conferencia sobre ciencia pronunciada por Antonio Mandly, otra del legendario colectivo Zemos98 y un jugoso debate sobre modelos de gestión en espacios culturales locales, que se celebrará hoy mismo a las 18.00 y que enfrentará entre birras a representantes de La Caverna, Cienfuegos, La Térmica y La Invisible. De todas estas actividades, por cierto, no hay ninguna constancia en su página web, que no se actualiza desde hace muchos meses. Hay que señalar que, tan sensibles a lo digital y con un apoyo sistemático a la cultura abierta, supone una lástima y toda una contradicción que para recabar información y poder valorar las actividades de La Invisible haya que meterse en las entrañas de un gigante como Facebook, pero eso es lo que hay. Lástima, porque hay actividades verdaderamente interesantes, pero la vagancia a la hora de comunicarlas acentúa su invisibilidad; la incoherencia que, a veces, despliega La Invisible.

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