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El lápiz de Javier Calleja instalado sobre la fachada del museo de Genalguacil está hecho con madera de cedro, pesa más de 80 kilos y mide casi metro y medio.
Genalguacil le saca punta al arte contemporáneo

Genalguacil le saca punta al arte contemporáneo

La localidad organiza intervenciones urbanas y talleres entre sus encuentros bienales. Javier Calleja firma una pieza en la fachada del museo local mientras Arturo Comas involucra a los vecinos en un proyecto fotográfico

Antonio Javier López

Sábado, 15 de agosto 2015, 00:50

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Tiene Genalguacil el encanto de los lugares donde el tiempo parece haberse detenido, el reloj de vacaciones entre paredes encaladas, calles empinadas y puertas que puedes dejar abiertas mientras vas a la tienda, a tomar un café o a dar un paseo. Y si el visitante encamina sus pasos hacia la cuesta escarpada que desemboca en el museo local, sobre la fachada encontrará un objeto que de cerca se revela como un lápiz que ha dejado un surco negro sobre la fallada. Es Up, la pieza que acaba de instalar allí el artista malagueño Javier Calleja.

«El objetivo fundamental es mantener viva la llama de los Encuentros de Arte bienales durante los años que no se celebran. Nos interesaba sobre todo que artistas de prestigio hicieran proyectos en los que se vinculase a la población, que los autores mantengan sus sellos personales, pero integrándolos en el entorno». Habla el artista Fernando Bayona, a la sazón coordinador desde el año pasado de los Encuentros de Arte y también de las actividades que estas últimas dos semanas han vuelto a convertir a Genalguacil en una suerte de refugio para la creación actual.

El lápiz de Calleja está hecho de madera de cedro, pesa más de 80 kilos, mide casi metro y medio y está suspendido e inclinado sobre la fachada de la torre del museo local. «Ese será su emplazamiento definitivo. Cada Encuentro de Arte tiene un color corporativo y estamos trabajando en la posibilidad de cambiar el color de la mina del lápiz y del trazo en la pared cada dos años para que coincidan con el color de esa edición», adelanta Bayona.

Junto a la intervención de Calleja, el programa de este año ha incluido el taller Auto-Retrato a cargo de Arturo Comas. Lo presenta él mismo: «Se han hecho más de 40 retratos de vecinos y visitantes durante cuatro sesiones. Se trataba, en esencia, de compartir mi proceso creativo para jugar sobre el absurdo».Tal y como explica el propio Comas, los participantes encontraban sobre la mesa artículos como un paquete de pañuelos de papel, las baquetas para tocar una batería, gomillas para el pelo, bolsas de basura...

«Cada cual cogía el objeto que prefería y después hablábamos un rato hasta consensuar el retrato. Ha sido una experiencia muy divertida y, además, en Genalguacil me ha llamado la atención que han querido participar muchos niños, algo que no ha pasado en ocasiones anteriores», detalla Comas sobre una propuesta que comenzó como una serie cerrada y que se ha convertido en un proyecto abierto desarrollado en el Festival Eutopía o en las Jornadas Scarpia, ambas celebradas en Córdoba.

«El proyecto de Arturo es un buen ejemplo del interés de esta iniciativa por implicar a los vecinos en las propuestas artísticas que se desarrollan. De esa manera logramos que la gente se sienta vinculada al arte y al prestar su imagen se interesan por el devenir de la obra, dónde se va a exponer o publicar, qué pasa con su imagen... El retorno es bastante positivo», apostilla Bayona, que el año pasado capitaneó el salto de calidad de los Encuentros de Arte con motivo de su vigésimo aniversario.

Desde las entrañas

Entonces, autores como Tamara Feijoo, Juan Francisco Casas, Eugenio Merino, Alba Blanco y Eva Grau tomaron parte en la relación de artistas contemporáneos que durante la primera quincena de agosto residieron y crearon en el pueblo. En la programación de aquel encuentro también estaba incluido el crítico de arte y comisario de exposiciones Juan Francisco Rueda, que ayer compartía con el artista David Escalona la charla-coloquio titulada Desde las entrañas, en torno al universo creativo del propio Escalona.

Y cierra Bayona: «Con este son ya 21 años intentando hacer al pueblo partícipe de lo que está pasando en el arte contemporáneo y sigue siendo increíble la intensidad con la que participan los vecinos. Van al museo, intercambian opiniones con los artistas y poco a poco van formando su propia opinión». Y eso último es, quizá, lo más importante.

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