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isabel bellido
Jueves, 22 de enero 2015, 01:23
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Tú eres el enemigo, la muerte es útil, evolución, sólo tienes uno. No son eslóganes ni lemas, sino temas en torno a los que desarrollar un videojuego en 48 horas. Esa es la base de la Global Game Jam, un evento a nivel internacional que reúne a cerca de 15.000 personas entre profesionales y aficionados a los videojuegos y que se celebra en más de 75 países. Y, por primera vez, este año tendrá sede en Málaga. ¿Los responsables? Juan Francisco Campos, Javier Cepa, Alejandro, David y Alberto Rico, Jesús Fernández y Elena Blanes. En resumen, siete jóvenes malagueños que desarrollan videojuegos desde sus propias empresas y que pretenden que otros se animen a ello, pues ya lo dice Alejandro Rico: «Una game jam es lo mejor para empezar porque te enfrentas a muchos problemas que no existen cuando estás solo en tu sótano creando videojuegos». Lo mejor para enfrentarse a los tópicos es aceptarlos.
Todo surge del pequeño círculo de profesionales de los videojuegos en Málaga. Javier Cepa (ingeniero industrial que hace herramientas para desarrolladores de videojuegos desde su empresa Pixelatto) comenzó a esbozar el evento con Juan Francisco Campos (ingeniero de telecomunicaciones, profesor en el Máster de Diseño y Programación de Videojuegos de la Universidad de Málaga y fundador de Melee Studios). Se unirían después Elena Blanes (ingeniera técnica industrial y programadora, cuya marca es Stega), los hermanos Rico (un licenciado en Traducción y estudiante de Ingeniería del software, un estudiante de Bellas Artes y un casi ingeniero técnico) y el físico Jesús Fernández, que junto a estos últimos forma Rodaja, empresa de videojuegos ganadora de Gamépolis.
Café y charla
Con dos cafés y un puñado de horas de charla por Internet pusieron en marcha la primera Málaga Jam, que comienza este viernes en el espacio de coworking de Promálaga, concretamente en el Parque Tecnológico. El objetivo: hacer un videojuego por grupo en 48 horas. «No es nada competitivo», explica Alberto Rico. «El espíritu es más de experimentar, socializar y pasárselo bien desarrollando un videojuego», añade. Una vez terminado, se sigue el método ludum dare, esto es, se cuelga el juego en Internet de forma gratuita.
La organización recomienda a los participantes (ya hay 31 inscritos dentro de un máximo de 40) que mantengan «las costumbres normales de higiene y descanso». La inscripción cuesta seis euros y todo se invertirá en comida y bebida, pues es un evento «sin ánimo de lucro». Saben que juegan sobre seguro. «La industria está en crecimiento», afirma Cepa, que cuenta que «ahora hay muchas más ofertas de trabajo en el sector». Asimismo, añade Campos que «los niños tienen mucho interés por saber cómo se hacen los videojuegos». Blanes, única mujer de la organización, dice que aún son pocas las que se dedican a desarrollar videojuegos, y que la mayoría trabajan más en la parte de arte, pero que en cuanto a jugadoras los porcentajes están «bastante igualados».
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