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'Tesoros' ocultos en calle Larios, Atarazanas, la Catedral... así puedes buscarlos

'Tesoros' ocultos en calle Larios, Atarazanas, la Catedral... así puedes buscarlos

Los aficionados al 'geocaching' persiguen cajas de plástico con sorpresas ayudados de un localizador GPS. Un juego que oculta en la capital cerca de 300 cofres ajenos a los ojos de los vecinos y visitantes

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Domingo, 19 de noviembre 2017

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N 36° 43.246 W 004° 25.287. ¿Qué hay detrás? Para cualquier mortal ajeno a este juego, una críptica serie numérica. Para los aficionados al 'geocaching', la pista para hallar un preciado tesoro. Oculto en una pequeña caja en plena calle Larios. Invisible a los ojos de los miles de malagueños y visitantes que transitan por esta vía a diario pero muy codiciado por los amantes de este hobby nacido en la red hace ya 17 años. Pese a que para muchos aún es un gran desconocido, el 'geocaching' es una actividad que ha ido multiplicando adeptos en sus casi dos décadas de rodaje. Especialmente fuera de nuestras fronteras, donde para muchos se ha convertido en una nueva forma de hacer turismo activo. ¿Sus atractivos? Combinar el fetichismo tecnológico con la necesidad primitiva de desentrañar tesoros ocultos. Su funcionamiento es sencillo: se basa en ocultar en cualquier lugar una cajita con un libro, un lápiz y algunos regalos de reducido tamaño -como monedas, peluches, chapas llaveros etc-, y compartir sus coordenadas en una página web (www. geocaching.com), para que otros usuarios la localicen ayudados de su gps, firmen en el libro de visitas y dejen otro obsequio a cambio. Esas son las reglas de juego.

Los orígenes del 'geocaching' se remontan a principios de siglo. El 1 de mayo de 2000, el presidente Bill Clinton dictó un decreto para eliminar la degradación de la señal de gps. Dos días después, alguien ocultó una pequeña caja llena de de objetos en las afueras de Portland (Oregón). El 6 de mayo, el tesoro fue encontrado por dos personas. Así nacía un movimiento que hoy suma millones de tesoros escondidos en todo el mundo, 300 de ellos solo en Málaga capital (hay un sinfín más por la provincia). Así, en el caso de la ciudad, -y además de la ya citada calle Larios- los amantes del 'geocaching' tienen marcado en el mapa enclaves de gran atractivo como el Mercado de Atarazanas, El Café de Chinitas, el Museo de Artes y Costumbres populares, el entorno de la Catedral o el Cementerio Inglés...y así hasta 300.

Cómo jugar

Para cazar tesoros sólo hace falta un equipo GPS (dispositivo electrónico capaz de determinar la situación aproximada de un punto dentro de un margen de uno a diez metros) e introducirle unas coordenadas. Una vez localizado el 'caché' -se llaman así y suelen colocarse en un recipiente de plástico tipo 'tupperware'- llega el instante más emocionante: descubrir el interior del tesoro, momento que exige un ritual determinado.

Así, según establecen sus normas, cada persona que lo encuentre debe quedarse el regalo que halla en su interior e introducir uno nuevo para el siguiente visitante. Además, el jugador ha de dejar su huella e inscribir su nombre en el cuaderno de bitácora que contiene el recipiente, que tendrá que colocar en el mismo sitio en el que lo encontró.

La Costa del Sol es un enclave muy atractivo para el 'geocaching'. «Este juego está muy extendido en el extranjero y no son pocos los turistas que aprovechan sus vacaciones para buscar los tesoros de la provincia», detalla un aficionado. Para otros tantos, esta actividad se ha convertido en un estímulo para realizar senderismo. «Siempre me ha gustado andar por el monte, pero me terminaba aburriendo. Sin embargo, con este juego tienes una meta, sabes que al final del camino te espera un tesoro. Es muy divertido coger el GPS, preparar tu ruta, bajar las coordenadas de Internet y descubrir nuevos parajes», expone a SUR otro usuario.

No siempre es fácil, por ello es bueno comprobar antes de escoger un tesoro el nivel de dificultad de la ruta, el tipo de terreno y el tamaño del recipiente que buscamos, aspectos que aparecen detallados en el listado al que se puede acceder desde la web de Geocaching. Los 'caches' pueden ir desde lo más tradicional -un recipiente escondido entre unas piedras o un rincón de poca visibilidad- a tesoros múltiples, que implican dos o más localizaciones o incluso puede ser un puzzle en el que es necesario resolver una cadena de pistas para obtener las preciadas coordenadas.

Para terminar, una vez hecha la búsqueda, se debe comentar la experiencia en la ficha 'on line' del objeto, para que quede constancia de nuestro hallazgo y las impresiones lleguen a los demás jugadores. ¿Te animas a jugar?

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