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Viernes, 6 de abril 2018, 00:25
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La obesidad ha dejado de ser una enfermedad huérfana de tratamientos. Hasta hace apenas dos años lo único que se le prescribía a las personas obesas para perder peso era un cambio de estilo de vida, dieta y ejercicio físico regular, recomendaciones que siguen siendo fundamentales contra esta epidemia que afecta al 25 por ciento de los adultos españoles.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, los especialistas en endocrinología, diabetes y nutrición disponen de dos tratamientos farmacológicos autorizados por la Agencia Europa del Medicamento y por el Ministerio de Sanidad que están siendo debatidos y analizados estos días en Málaga, con motivo del 42 Congreso de la Sociedad Andaluza de Endocrinología, Diabetes y Nutrición (SAEDYN). Al congreso, que finaliza este sábado y que cuenta con la colaboración de la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de los Hospitales Regional de Málaga y Virgen de la Victoria, asisten más de 200 especialistas de ámbito andaluz y nacional. Su finalidad es abordar los temas más novedosos con datos actualizados sobre enfermedades tan prevalentes como son la obesidad y la diabetes, así como aspectos específicos de las enfermedades endocrinas y de la nutrición clínica. El 25 por ciento de la población adulta a nivel nacional y andaluz sufre de obesidad, así como el 22 por ciento de los niños.
Según el presidente del Comité Organizador del Congreso y actual director científico del Instituto de Investigación Biodinámica de Málaga (IBIMA), Francisco Tinahones, estos nuevos tratamientos son opciones terapéuticas para los pacientes con obesidad en aquellos que tienen comorbilidades como la diabetes. Paralelamente, se están llevando a cabo nuevas líneas de investigación con nuevos fármacos que pueden arrojar datos interesantes en los próximos años.
Se tratan en cualquier caso de tratamientos que deben ser prescritos por el especialista y que exigen receta médica. «No son tratamientos dietéticos, sino médicos y por consiguiente exigen receta y además requieren un seguimiento», ha insistido Tinahones.
Según Tinahones, se trata, por un lado, del Naltrexona Bupropion, un combinado de dos fármacos «que actúa a nivel central y reduce el apetito». La asociación de las dos sustancias ha recibido una autorización de comercialización en el mercado europeo para pacientes obesos o con sobrepeso que tienen riesgo cardiovascular. El problema, según el director del IBIMA, es que no está financiado por el sistema público de salud, siendo un tratamiento que conlleva un gasto de más de 100 euros al mes.
El segundo de los tratamientos es un fármaco que pincha subcutáneamente y por consiguiente no es oral como el anterior. Se trata de Liraglutida 3.0 mg, que interviene directamente en los mecanismos de control del apetito, aumentando la sensación de saciedad, ralentizando el vaciado del estómago, y por tanto, reduciendo el hambre. u coste es de unos 300 euros al mes. Al no estar financiados por la Seguridad Social, al igual que el anterior, deben ser asumidos por el paciente. El Liraglutida 3.0 produce una mayor reducción de peso, «mayor del 5%», según Tinahones. Este fármaco, que lleva dos años en el mercad.
De cualquier manera ambos tienen efectos secundarios, casi todos gastrointestinales, así como nauseas y vómitos, ha indicado Tinahones. que ha insistido en que el tratamiento requiere un seguimiento por el especialista.
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