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La actividad apícola está regulada por la Junta de Andalucía.
Investigan la situación legal de un colmenar tras la muerte de un hombre por picaduras en Mijas

Investigan la situación legal de un colmenar tras la muerte de un hombre por picaduras en Mijas

Agentes del Seprona de la Guardia Civil están comprobando si las 150 cajas habían pasado todos los controles y se ajustan a la normativa

Juan Cano

Domingo, 4 de junio 2017, 00:56

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Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil están investigando la situación legal de las 150 colmenas cuyas abejas, según las pesquisas policiales y judiciales, causaron la muerte a un ciudadano noruego de 70 años por una picadura masiva.

Los investigadores, que entre otras misiones tienen encomendada la de controlar estas explotaciones en el campo, están comprobado si el colmenar en cuestión se ajustaba a la normativa vigente en cuanto a señalización, ubicación y número de cajas para la extracción de la miel.

La actividad apícola está regulada por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, que en 2005 elaboró un mapa de aptitud para los aprovechamientos en la superficie forestal de montes públicos andaluces. En él se determinaba no sólo el emplazamiento de los colmenares, sino también el número «idóneo» de cajas para un explotación «racional y sostenible». Según la consejería, «la mayoría de los montes y matorrales andaluces son adecuados para el aprovechamiento apícola, ya que la diversidad de su flora, con abundantes floraciones, resulta óptima para ello».

Medidas de seguridad

Medio Ambiente tiene publicado en su página web un manual de seguridad laboral para la actividad apícola. En él, se recogen algunas medidas que deben cumplir las explotaciones, como por ejemplo la señalización. Los colmenares deben exhibir, en «sitio visible y próximo» a las colmenas, al menos un cartel de fondo amarillo con la advertencia «atención, abejas». Sólo si la finca está cercada y las cajas están a más de 25 metros de la valla no será necesario tenerlo.

Según las primeras comprobaciones de la Guardia Civil, el colmenar bajo investigación sí estaba señalizado. Tal y como ayer adelantó SUR, el cadáver de la víctima fue hallado este jueves a unos 400 metros de las cajas por una mujer que había salido a pasear con su perro por un camino rural de la zona alta de Riviera del Sol. El hombre tenía la camiseta sobre la cabeza y el cuerpo lleno de picaduras.

Todo apunta a que el suceso habría ocurrido un día antes, el miércoles, que además es la última vez que el hombre fue visto en Mijas, donde residía y donde, al parecer, era muy conocido entre la comunidad noruega. Había salido a dar un paseo por el campo, por lo que iba en bermudas y camiseta de manga corta.

Tanto la inspección ocular como el posterior examen forense realizado el viernes en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga confirmaron la evidencia. El hombre había fallecido tras sufrir una picadura masiva de abejas. Fuentes cercanas al caso explicaron que, fuese o no alérgico, el número de marcas que presentaba era «mortal de necesidad» por la acumulación de veneno (apitoxina) en sangre, que le habría provocado un shock anafiláctico.

Los investigadores de la Guardia Civil tratarán de aclarar también qué desencadenó la picadura masiva de las abejas. A tenor del lugar donde se halló el cuerpo, todo apunta a que el hombre pasó junto al colmenar y, por algún motivo, fue atacado. Aunque trató de huir, no lo logró y cayó desplomado en el camino, a unos 400 metros de las cajas.

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