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Juan Cano
Jueves, 20 de abril 2017, 00:51
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El técnico de fútbol base malagueño acusado de abusos a menores a los que entrenó acabó confesando los hechos a los agentes de la Policía Nacional que lo detuvieron. En el interrogatorio, J. C. C. F. admitió tener un «problema» y que quería buscar una solución al mismo.
El sospechoso, que fue detenido a principios del pasado mes de diciembre y que desde entonces se encuentra recluido en prisión preventiva, reconoció a los investigadores cuando éstos le preguntaron por sus conversaciones con los menores que sabía que lo que había hecho «no estaba bien y no era ético».
El acusado no negó haber contactado con ellos a través del servicio de mensajería instantánea WhatsApp. Admitió incluso haber «efectuado comentarios de contenido sexual» a algunos de los adolescentes y haber enviado archivos con fotografías de sus órganos genitales a uno de ellos, además de vídeos pornográficos.
La titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga lo envió a prisión por un delito continuado de abusos sexuales a menores y por otro de provocación sexual. La magistrada apoyó su decisión en el riesgo de que, si quedaba en libertad, pudiese eludir la acción de la Justicia, pero sobre todo en la «necesidad de evitar la reiteración delictiva». Ya entonces, la jueza subrayaba que, aunque en ese momento se había localizado a seis víctimas, «no puede descartarse que aparezcan otros menores afectados por los hechos». Estaba en lo cierto. Por ahora, son ya 23.
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