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El Grupo de Investigación de Patrimonio y Localización de Activos de la Policía Nacional está formado por media docena de investigadores.
La Policía localiza más de 100 millones de euros en manos de delincuentes en un año

La Policía localiza más de 100 millones de euros en manos de delincuentes en un año

En 2016, los bienes hallados por los agentes llegaron a duplicar el valor de los que se encontraron en 2014

Alvaro Frías

Viernes, 10 de febrero 2017, 00:59

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La pizarra que cuelga en la pared del despacho en el que se encuentra el Grupo de Investigación de Patrimonio y Localización de Activos de la Policía Nacional ha cambiado mucho en los más de tres años que lleva funcionando. Poco queda de aquel tablero inicial en el que se recogían los nombres de unas pocas operaciones. Ahora, con sólo echarle una ojeada, uno puede imaginarse el desmedido volumen de trabajo al que se enfrentan sus agentes. En el encerado, meticulosamente dividido en diminutas casillas, están escritos los más de 60 casos en los que actualmente están inmersos, siempre con el mismo objetivo: lograr que el delito no sea rentable para el delincuente ni las organizaciones. Quizás el golpe más duro para los criminales, en cuyas manos localizaron a lo largo del año pasado más de 100 millones de euros.

Son unas cifras que muestran una evolución imparable. El volumen de lo que se localizó en 2016 en las intervenciones duplica la cifra de 2014 y representa 40 millones más respecto a las del año siguiente. Del total de lo que se encontró a delincuentes el año pasado, la gran mayoría se corresponde con las propiedades afloradas y embargadas 97 millones de euros, seguidas de los productos bancarios casi tres millones y los vehículos 1,9 millones, entre otros aspectos.

Es el resultado de un trabajo, muchas veces en la sombra, que es imprescindible para que los delincuentes hagan frente a su responsabilidad económica tras la acción de la Justicia. Estos días, sin ir más lejos, la Audiencia Provincial ha acordado entregar un millón de euros a Marbella a cuenta de la deuda que tiene con la ciudad el exasesor urbanístico Juan Antonio Roca por condenas en diferentes procesos judiciales. Esta medida se toma tras las recientes ventas de bienes de las sociedades relacionadas con Roca.

Pero para venderlos, primero hay que encontrarlos. Y ese es precisamente el trabajo que hacen los agentes del Grupo de Investigación de Patrimonio y Localización de Activos. Juan José Bermúdez, que está a su cargo, explica que atacando la parte económica de los criminales y sus organizaciones es realmente como se consigue acabar con ellos.

«Al fin y al cabo, detrás del tráfico de drogas o de la trata está el dinero», afirma el investigador, que incide en que obtener un beneficio económico es el objetivo final de la gran mayoría de los delitos que se cometen. El equipo trabaja para que esto no sea así y, para ello, busca los bienes de estas organizaciones.

Pero no es una tarea fácil. Para llegar a la persona a la que se está investigando deben acabar primero con complicados entramados societarios, con empresas pantalla en paraísos fiscales y testaferros surgidos de la nada. El policía insiste en que, con el paso del tiempo, cada vez es más complicado encontrar esos bienes, ya que las organizaciones criminales cuentan con verdaderos especialistas fichados para dificultar su labor.

En la batalla que estos agentes libran contra la delincuencia juega un papel principal la internacionalización de las bandas. El investigador cuenta que, aunque cometan los delitos en Málaga, están afincadas en otros países. Esto ocurre cada vez con más frecuencia, como en una operación desarrollada hace poco por la Policía Nacional contra el tráfico de hachís. Se trataba de una red asentada en Polonia, aunque operaba en la provincia. «Aquí solo tenían algunas viviendas, alquiladas a nombres de otras personas, en las que se alojaban cuando venían. Pero allí les localizamos una decena de pisos valorados en más de cuatro millones de euros, entre otros bienes», apunta.

Para ello, los miembros de este equipo están muy atentos al rastro que dejan los delincuentes. Tienen que transformar un dinero ilegal en legal, y siempre se comete algún error. Es el hilo del que comienzan a tirar hasta desenmarañar todo un entramado y llegar hasta el criminal y su organización.

«Muchas veces es esa necesidad que tiene el hombre de ostentar lo que nos hace dar con ellos», señala el policía. Las redes sociales delatan a muchos de ellos, con fotos en grandes chalés cuando en negro sobre blanco no tienen nada a su nombre. «Quien entra en este mundo de la delincuencia es para ganar dinero, obtener un rédito económico. Les gusta conducir buenos coches y comer en restaurantes de lujo», asegura.

Sin embargo, no hay que pensar que el trabajo de este equipo se desempeña sólo una vez que ha finalizado la parte operativa de una intervención policial. Sus conocimientos son muchas veces necesarios para conseguir localizar a los delincuentes o a la droga, ocultos en pisos de sociedades o puestos a nombre de terceras personas. Por ejemplo, tras el robo de El Corte Inglés de Puerto Banús, su labor permitió encontrar el lugar en el que se escondían las joyas.

Las jornadas interminables cruzando datos o buceando en un mar de documentos tienen su recompensa cuando acaban encontrando esos bienes. En esa pizarra que preside el despacho del equipo puede leerse el lema que estos agentes tienen grabado a fuego en su cabeza: «Que el crimen no sea beneficioso».

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