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Los 26 depósitos tienen capacidad para almacenar 1.300.000 kilos de aceite.
La cuna del oro líquido

La cuna del oro líquido

Las almazaras de la provincia de Málaga trabajan a destajo con la previsión de cerrar una campaña marcada por el aumento de la demanda y una cosecha un 29% inferior

Eugenio Cabezas

Lunes, 9 de enero 2017, 00:11

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Sábado, 11.00 horas. La cooperativa Agro-olivarera Riogordo está a pleno rendimiento. Ni las jornadas festivas de la Navidad paran la actividad en la almazara, que como las del resto de la provincia, viven días frenéticos, en plena campaña del olivar. Desde bien temprano, los agricultores malagueños se afanan por recolectar las preciadas aceitunas, en una labor que se ha mecanizado en buena parte de la provincia pero que en zonas con fuertes pendientes, como la Axarquía, aún sigue haciéndose fundamentalmente a mano.

Esto añade aún más valor a un cultivo milenario que ocupa una superficie de 130.621 hectáreas en la provincia. Este año, la sequía hará caer la cosecha en Málaga una media del 29%, hasta las 50.900 toneladas y una producción de aceituna para almazara de 263.700 toneladas, según el Aforo del Olivar de la Consejería de Agricultura. En Andalucía la producción será de 1.108.400 toneladas, muy similar a la del pasado año.

Huesos, hojas y piedras que también resultan rentables

  • En una almazara no sólo se produce aceite de oliva. Además del oro líquido, que cuenta con un rendimiento medio del 23% por kilo, se extraen otros subproductos que cada vez resultan más atractivos y tienen otros usos. Junta al orujo o alpechín, del que se extrae aceite de menor calidad, se rentabilizan cada vez más otros residuos como los huesos, empleados como fuente de combustible para biomasa; las hojas, para alimentar al ganado; y hasta los restos de piedras y tierra que traen los sacos, que se reutilizan para reparar los carriles. En la cooperativa Agro-olivarera Riogordo, además de venderlos, reutilizan una parte del hueso de la aceituna para abastecer las calderas con las que hacen funcionar parte del sistema.

Esta disminución, unida al incremento de la demanda, tanto nacional como internacional, está disparando los precios del aceite de oliva, un oro líquido que cotiza más alza que nunca, con precios por encima de los cuatro euros por litro para la venta al público. Por ejemplo, las garrafas del virgen extra de cinco litros de la cooperativa riogordeña están actualmente a 21 euros, tanto en la modalidad de filtrado como el de sin filtrar.

Miguel Cañamero, el gerente de la entidad, que agrupa a 1.200 agricultores de la zona, estima que la cosecha, en su caso, puede llegar a descender hasta en un 60%, hasta rondar los 5 millones de kilos, frente a los 11 millones que alcanzaron en la pasada campaña, debido a la pertinaz sequía. El año pasado produjeron 2,5 millones de kilos de aceite de oliva, de los que 300.000 fueron envasados con sus marcas Rioliva (disponible en grandes superficies comerciales como Carrefour) y Borbollón (enfocada más a la venta en comercios locales). El resto se vendió a granel a través de Dcoop, de la que la cooperativa de Riogordo es socio colaborador.

En las almazaras modernas, como la de Riogordo, el proceso de elaboración del aceite de oliva está totalmente mecanizado e informatizado, lo que facilita el trabajo y garantiza unos estándares óptimos de calidad del oro líquido, tal y como exige un mercado cada vez más globalizado. «La mezcla de las variedades verdial, hojiblanca y picual es la clave para conseguir nuestro inconfundible sabor afrutado del virgen extra», sostiene Cañamero.

En el mercado hay cada vez más presencia de aceites monovarietales y otros que venden un valor añadido como ser producidos a partir de aceitunas de olivos centenarios. «Son modas y es márketing, no está mal, pero nosotros apostamos por la calidad», afirma el gerente de la firma.

El proceso de elaboración exige un control exhaustivo de la temperatura a la que se produce el centrifugado, que no puede superar los 28 grados para ser considerado un aceite de oliva virgen extra. «Aquí influye mucho el clima que haga, ahora está haciendo días de frío, pero también el momento de la cosecha», asegura.

Si el año pasado los precios al agricultor se movieron en esta entidad entre los 3,6 euros por kilo de aceite virgen y virgen extra, y los 2,49 euros del lampante, esta campaña la previsión de Cañamero es que las cifras se sitúen algo por encima, aunque todavía es pronto, ya que la temporada apenas lleva dos meses, y se prevé que, aunque un mes más corta, se prolongue aún otros dos más. «Para marzo habremos acabado», concluye.

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