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Comer huesos de santo es muy propio de estas fechas.
La Málaga tradicional de Todos los Santos

La Málaga tradicional de Todos los Santos

Se escuchaba misa tres veces el día 2, se visitaban los cementerios, se preparaban en casa los borrachuelos y los buñuelos... Estas son algunas de las costumbres de estas fechas que se están perdiendo poco a poco

Isabel Méndez

Martes, 1 de noviembre 2016, 01:17

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Es festivo a nivel nacional, así que para una gran mayoría supone un día libre en el que poder ir de excursión (o volver de viaje, ya que ha sido puente este año), al cine o disfrutar de una buena sobremesa. Pero el 1 de noviembre no siempre ha significado, pese a ser fiesta en todo el país, un día de celebración como en la actualidad gracias a la moda creciente de Halloween, sino más bien todo lo contrario.

Hasta hace no demasiado, el inicio de este mes era sinónimo de duelo, de tristeza y de recuerdo sobre todo a los que ya no están, así que se encendían en los hogares velas por los fallecidos y se rezaba por ellos. También era obligado ir al cementerio a visitar a los conocidos que allí reposaban al ser el día 2 la celebración de Todos los Difuntos. Por este motivo, había quien acudía al camposanto ya el día 1 para revisar y acicalar con flores y/o velas el lugar de descanso de los seres queridos con el objetivo de que todo estuviera en óptimas condiciones para la jornada siguiente, que es cuando se registraban (y se registran) las visitas de manera multidudinaria.

Esta afluencia abultada hace que el comienzo de noviembre sea una de las épocas del año en la que más flores se compran, por lo que se multiplican los puntos de venta en calles y distintos puntos de Málaga.

La costumbre de ir al cementerio permanece vigente aún hoy, pero en cambio se ha ido perdiendo otra, también religiosa, del 2 de noviembre: oír tres misas seguidas. Una se dedicaba a las almas del purgatorio y las otras dos a los familiares fallecidos y a aquellos con los que se tuviera una obligación. Aparte, se iba a la iglesia a celebrar eucaristía el día 1.

También era común en estas fechas ir al teatro, concretamente a disfrutar de la representación de la obra 'Don Juan Tenorio', de José Zorrilla. Esto se debe a que el acto final de la obra tiene lugar en la noche de Todos los Santos y el argumento está muy relacionado con la muerte. Hace décadas las funciones de este clásico se multiplicaban por todo el país y se llevaban a cabo no solo en escenarios teatrales sino también en auditorios o incluso en salones parroquiales, como, por ejemplo ocurría en los de la iglesia de San Patricio, en el barrio malagueño de Huelin.

Poco a poco esta costumbre ha caído en Málaga en desuso aunque sí es cierto que en otras ciudades es uno de los eventos fijos de la agenda en estos días.

Y si había visitas típicas, también hay un olor característico de estas fechas: la castaña. En Málaga, desde el 1 de octubre pueden verse ya instalados los puestos callejeros que las venden asadas. Antes era más que habitual prepararlas así en casa, y también cocerlas y tomarlas con batatas (boniatos) y malauva, aunque son múltiples las formas de hacerlas: con miel, cocidas en leche, con dulces de temporada como pastel de calabaza o higos...

Actualmente la tradicición se mantiene especialmente en la provincia, donde las castañas significaban (y lo siguen siendo aún) un motivo de reunión, ya que era costumbre salir al campo para disfrutar de "castañadas" o "tostones", en los que se asaban estos frutos usando una pequeña hoguera o un grill. Esta práctica se mantiene tanto en puntos del interior de la provincia como en San Pedro o Marbella, en la Costa occidental. Hace años, también era habitual la preparación de gachas.

Dulces típicos

La gastronomía ocupa un lugar muy señalado en las conmemoraciones de Todos los Santos y los Difuntos. Si es un hábito comprar flores para llevarlas a las tumbas, no lo es menos adquirir ciertos dulces -al igual que en gran parte del resto de España-, como son los huesos de santo, los buñuelos o los borrachuelos, que tradicionalmente se elaboraban en casa. De hecho, era frecuente prepararlos en los hogares con antelación para que estuvieran listos para consumirlos en estos días.

También en este aspecto la tendencia ha variado ligeramente: la visita a la confitería continúa, pero la oferta se ha ampliado y si bien originariamente los buñuelos eran básicamente de chocolate o de nata, los sabores van aumentando año tras año y se pueden encontrar ya, por ejemplo, de vainilla, crema o kinder, por poner sólo unos ejemplos.

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