Llega a Málaga un servicio de coches con chófer en pleno conflicto del taxi

Mientras Uber veía frenado en los tribunales su intento de implantar en España su servicio de coches conducidos por particulares, otra alternativa al taxi ha conseguido abrirse paso sin hacer tanto ruido y, lo más importante, con la ley en la mano. Se trata de Cabify, una aplicación móvil que permite a ciudadanos y empresas contratar los servicios de coches con chófer con licencia VTC (Vehículo de Turismo con Conductor). Hasta ahora, esta empresa fundada en 2011 sólo ofrecía el servicio de petición inmediata en Madrid, donde goza de un notable éxito (cuenta ya con más de 400 automóviles). En el resto de ciudades donde opera (Barcelona, A Coruña, Valencia, Bilbao, Málaga, Vitoria y Tenerife en España y varias más en Latinoamérica), Cabify funciona sólo a través de reservas previas. Pero esto va a cambiar. La empresa ha decidido expandir su servicio inmediato fuera de Madrid. Y ha elegido Málaga para empezar.

Cabify arranca en la ciudad con una flota de treinta vehículos de alta gama que a final de año se habrá multiplicado al menos por diez, según prevé su country manager en España, Juan Ignacio García-Braschi. Dichos coches no son propiedad de la compañía, ni los chóferes son sus empleados. «Somos un intermediario. Gestionamos la aplicación, pero el transporte lo prestan terceros. Los conductores son autónomos o trabajan para empresas que tienen sus correspondientes licencias VTC», explica. El precio de cada trayecto se reparte al 80%-20% entre el operario y la empresa. Su directivo afirma que existe una larga lista de espera de conductores que aspiran a prestar sus servicios con Cabify en Málaga. Entre ellos, por cierto, abundan los taxistas.

La empresa asegura que sus tarifas son, de media, un 20% más baratas que las de un taxi. «El precio es cerrado: se calcula la ruta más rápida con el GPS y según los kilómetros se determina la tarifa, con un mínimo de 6 euros. Si hay atasco el cliente paga lo mismo», afirma García Braschi. Por ejemplo, el trayecto del aeropuerto de Málaga a la estación María Zambrano costaría 13 euros y el de la plaza de la Merced a Pedregalejo, 7.

La llegada de Cabify a buen seguro encenderá aún más los ánimos del gremio malagueño del taxi, que está en plena guerra contra la liberalización del sector que pretende la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Este organismo ya ha llevado a los tribunales la ordenanza municipal para liberalizar tanto la concesión de licencias como las tarifas, y ahora amenaza con hacer lo propio con el reglamento aprobado por el Consejo de Ministros para poner coto a los vehículos de alquiler con conductor (por el cual sólo se concede una licencia de este tipo por cada 30 de taxi).

A la sazón, Cabify se plantea aspirar en Málaga a la misma concesión que ya consiguió en Madrid para prestar servicio de VTC en el aeropuerto.