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Varias personas esperan su turno en una oficina del Servicio Andaluz de Empleo.
La prestación por paro de los autónomos sigue siendo un fracaso pese a suavizarse los requisitos

La prestación por paro de los autónomos sigue siendo un fracaso pese a suavizarse los requisitos

Apenas el 20% de los profesionales por cuenta propia cotizan para tener derecho a esta protección social y los beneficiarios no llegan ni a cien en Málaga

Nuria Triguero

Domingo, 14 de febrero 2016, 00:55

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Cada año se registran entre 25.000 y 30.000 bajas en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) en la provincia. Es cierto que buena parte de ellas corresponden a profesionales que se dan de baja y de alta varias veces a lo largo del año en función de si tienen actividad o no. Y también lo es que no todas las bajas se deben a causas ajenas a la voluntad de los trabajadores. Pero aún así, resulta paradójico que tan sólo 81 personas pudieran acogerse en los tres primeros trimestres de 2015 a la prestación por cese de actividad, más conocido como el paro de los autónomos.

El fracaso de esta prestación por la que tanto lucharon los colectivos de autónomos se refleja no sólo en el escasísimo número de beneficiarios, sino en el de solicitudes: 208 presentadas en la provincia en los nueve primeros meses de 2015. Al comparar el dato de solicitudes con el de concesiones surge la primera señal de que algo sigue sin funcionar en el paro de los autónomos: el porcentaje de solicitudes aprobadas no llega ni al 40%. Es decir, que seis de cada diez autónomos que piden acogerse a la prestación obtienen el rechazo de las mutuas, que son las encargadas de tramitarla.

La mayoría de las solicitudes se deniegan, según la estadística publicada por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, por no acreditar correctamente el cese de actividad. Hay que decir que el porcentaje de aprobaciones ha aumentado ligeramente, pues en 2014, antes de que el Gobierno suavizara los requisitos, no llegaba al 30%.

Cambios para profesionales de la industria y construcción

  • Este año viene cargado de cambios en el sistema de tributación de los trabajadores autónomos. La principal es la exclusión de todos los autónomos de los sectores de la Industria y la Construcción (epígrafes del IAE 3,4,y 5), excepto la industria del pan y la bollería, del método de estimación por módulos. En consecuencia, los autónomos que estuvieran acogidos a módulos en estos sectores tendrán que pasar a estimación directa y cambiar su sistema de liquidación del IVA a la fórmula general. La Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos estima que unos 200.000 autónomos de la construcción y otros 90.000 de la industria en todo el país se verán afectados por la nueva normativa. En el caso del comercio, la hostelería y el transporte sólo saldrán de módulos los que facturen más de 250.000 euros.

En la nueva Ley de Mutuas que entró en vigor el 1 de enero de 2015 se introdujeron cambios en el sistema de protección de los trabajadores autónomos frente al cese de actividad, con el fin de «suavizar los requisitos y formalidades que en la actualidad se exigen y que impiden en la práctica el legítimo disfrute del derecho, así como para ampliar su ámbito a beneficiarios excluidos del mismo y que sin embargo se encuentran en la situación de necesidad».

¿Cuáles fueron esos cambios? Para empezar, para cotizar por esta prestación ya no hace falta cotizar a la vez por las contingencias profesionales, sino que se puede elegir entre ambas. También se redujeron al 10% las pérdidas que se deben demostrar para conseguir la protección social, calculadas sobre los ingresos obtenidos en un año completo (antes el solicitante tenía que demostrar haber sufrido al menos dos años seguidos de pérdidas del 20%). Además, se admitió como método de prueba la documentación contable que confeccione el trabajador autónomo, incluyendo también declaraciones del IVA, IRPF, etc.

Pero todos estos cambios y otros más incluidos en la Ley de Mutuas no han servido para incrementar de forma sustancial la protección de los autónomos frente a la pérdida de su negocio. Porque el problema de origen persiste: muy pocos trabajadores por cuenta propia se deciden a cotizar por esta prestación por cese de actividad, pese a que el sobrecoste mensual que supone es asequible (unos 14 euros para la base mínima de 884 euros). Sólo el 20% de los afiliados al RETA pagan este suplemento, lo que equivale en la provincia de Málaga a unas 21.000 personas.

Sigue habiendo frenos

El portavoz de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) de Andalucía, Rafael Amor, reconoce que pese a que el Gobierno suavizara los requisitos, la prestación por cese de actividad no está funcionando como había esperado su colectivo. «Creíamos que iba a ser un éxito pero no lo ha sido, así que hay una serie de factores que debemos analizar», apunta. ATA apunta varios obstáculos que siguen existiendo en el acceso a esta ayuda, como la exigencia de darse de baja en los suministros (agua, luz, etcétera), que en el caso de los autónomos que trabajan desde su casa no tiene sentido. «Hemos solicitado reunirnos con el Ministerio para analizar por qué se siguen rechazando tantas solicitudes», añade.

Pero Rafael Amor admite que la propia idiosincrasia de los trabajadores autónomos juega en contra del esfuerzo por incrementar su protección social. «¿Por qué sólo el 20% de los profesionales paga para tener derecho a la prestación por cese de actividad? Por la misma causa por la que el 86% cotiza por la base mínima. Es verdad que los autónomos tenemos una sobretributación, y estamos luchando para que bajen los impuestos. Pero no podemos jugarnos nuestro futuro», argumenta.

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