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a fuerza liderada por Pablo Iglesias cuenta en Málaga con 25 ‘círculos’ repartidos por 17 municipios
¿Podemos?

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El segundo encuentro provincial de la formación izquierdista evidencia el vértigo de sus militantes ante las municipales

Nuria Triguero

Domingo, 27 de julio 2014, 02:36

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Lo más que había participado en política Rafael Anaya fue en el sindicato de estudiantes, cuando iba al instituto. Como la mayoría del millón doscientos mil votantes de Podemos en las elecciones europeas, apoyó a Pablo Iglesias porque le había visto en la tele. Ahora va de asamblea en asamblea, integrado en el círculo de poder como han dado en llamarse las agrupaciones de base de esta novísima fuerza de Vélez-Málaga. Como él, muchos de los 140 militantes que participaron ayer en el segundo encuentro provincial de Podemos-Málaga carecen de experiencia política. Desempleados, jubilados, estudiantes y profesores abundaban en el salón de actos del instituto Fernando de los Ríos, donde transcurrió una maratoniana jornada de debate encaminada a dar pasos hacia la organización y extensión de la formación en la provincia.

Dos acuerdos salieron de la reunión de ayer: por un lado, la creación de una coordinadora provincial provisional que funcionará hasta la asamblea fundacional de Podemos en septiembre y tendrá dos funciones básicas: coordinar el trabajo de los 'círculos' territoriales y sectoriales, tomar decisiones de urgencia y llevar a cabo el proceso organizativo. La discusión sobre este incipiente órgano ejecutivo se alargó durante buena parte de la mañana, debido al miedo de algunos militantes a cualquier menoscabo de la democracia interna. Finalmente se decidió que la coordinadora tendrá dos participantes (hombre y mujer) de cada municipio donde haya círculos. Actualmente hay 25 repartidos por 17 localidades, por lo que serán en principio 36 miembros.

Por otro lado, la asamblea nombró cuatro delegados dos titulares y dos suplentes que representarán a Málaga en el próximo encuentro andaluz de la formación. Ésta, por cierto, seguirá sin tener un portavoz oficial en la provincia, pese a que algunos participantes señalaron las ineficiencias que esto acarrea a la hora de lanzar mensajes a la sociedad o trabajar con los medios de comunicación.

Los acalorados debates que generan incluso las decisiones más nimias en asambleas como la de ayer son reflejo de la disparidad de perfiles que convergen en Podemos: ciudadanos indignados con la clase política que nunca han estado en un partido, activistas de movimientos sociales como el 15-M y exmilitantes de otras formaciones de izquierda. Un cóctel difícil de mezclar, como quedaba patente en el sudor que empapaba la camisa del moderador del encuentro.

Pero hay una cuestión más profunda que subyace en el proceso de construcción de Podemos: no todos sus miembros tienen claro que deban ser un partido político, como ha decidido el núcleo duro de Madrid. El borrador de estructura organizativa que ha diseñado Pablo Iglesias perfila un aparato al uso, con un líder y órganos ejecutivos, aunque acompañado de procesos asamblearios. La mayoría de los delegados malagueños se mostraron de acuerdo. «Si no somos un partido, ¿cómo queremos cambiar las cosas?», inquiría uno. Pero también había quienes se muestran incómodos con que Podemos acabe teniendo una estructura similar a la que tanto han criticado en el PP o el PSOE.

Tras el éxito de las elecciones europeas, los militantes de esta nueva fuerza política miran con mezcla de ilusión y vértigo la próxima cita con las urnas. El miedo a morir de éxito está ahí. La mayoría de las voces malagueñas de Podemos apostaron por acelerar el proceso de organización como partido para presentarse a las municipales de 2014 y aprovechar así el entusiasmo generado por la reciente victoria, pero los representantes de varios municipios manifestaron sus dudas. «Acabamos de crear el círculo de Benalmádena y sinceramente no nos vemos capaces de meternos en unas elecciones», aseguraba un militante. «Ir sin estar preparados podría ser un suicidio», apuntaba otro.

Relación con IU

La relación con otras formaciones de izquierda, especialmente IU, es otro punto caliente del debate interno en Podemos. Unos militantes se cierran en banda a cualquier pacto con «aquellos que están apoyando los recortes» y advierten del peligro de acabar siendo «fagocitados», mientras otros creen que sería posible encontrar puntos de consenso con tal de ganar la partida al PP.

En este sentido, la plataforma Ganemos Málaga, auspiciada por Izquierda Unida, fue tachada de «copia» por varios portavoces, aunque también hubo quien , como el conocido abogado y activista José Cosín, la calificó como «una buena iniciativa estratégica de IU en la que hay gente muy válida». En cuanto a la espinosa cuestión de los pactos, tampoco hubo consenso: algunos círculos reivindican su soberanía para llegar a acuerdos con otros partidos en sus municipios y otros alertaron de que no han constituido Podemos para «trapichear con votos». En lo que sí coincidieron todos los participantes es en la necesidad de acercarse a colectivos vecinales y sociales para «conocer sus problemas y necesidades» y difundir su mensaje.

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