De la Torre hacía alusión al informe de la Secretaría General del Ayuntamiento, que leyó en pleno Venancio Gutiérrez Colomina cuando se desposeyó de los honores a Francisco Franco, en el que afirmaba que estas distinciones son ‘intuitu personae’, es decir, que sólo conciernen a esa persona (en función de la persona), y que por tanto, se extinguían con la muerte de la misma. Pesa a conocer este informe, la oposición decidió llevar la retirada de honores a Franco en junio de 2016, y anteayer todos los grupos, incluido el PP, acordaron llevar un moción de estas características a pleno para hacer lo mismo con Utrera Molina. El acuerdo plenario respecto al dictador se publicó en el BOP en diciembre de 2016.
El regidor asistió al entierro de Utrera Molina, y dijo conocerle de los años 70 por sus cualidades humanas, aunque, como puntualizó, no coincidía con su ideología política. Precisamente, en 2008, un pleno de la Diputación desposeyó de los honores al fallecido ministro falangista, en una moción genérica en la que la entidad supramunicipal anuló todos los acuerdos «que concedían honores y medallas a los ex ministros del franquismo y personas y entidades vinculadas con el denominado Movimiento Nacional».
Uno de los hijos de José Utrera Molina, el abogado Luis Felipe Utrera-Molina Gómez, escribió ayer una carta, que titula ‘En defensa de mi padre’. En ella, explica cómo le dieron a su progenitor la medalla de la Ciudad en julio de 1975 y especifica que al acto asistió De la Torre, que más tarde le concedería la medalla de oro de la provincia como presidente de la Diputación que era en la etapa franquista. Cuenta que ayer (por anteayer) se desayunaba con la «amarga noticia» de que proponían retirarle la medalla a su padre, y se pregunta «si en el pleno en el que se debata la propuesta se producirá una unanimidad clamorosa o habrá lugar para un gesto de dignidad personal», para a continuación decir que bien sabe Francisco de la Torre, quien tuvo el «noble gesto» de asistir al sepelio de su progenitor, que esa medalla no se le concedió por motivos ideológicos sino por una exigencia de gratitud por «la ampliación del Carlos Haya, la Universidad Laboral, los cursos de Promoción profesional de adultos, la creación de ocho ambulatorios, y agencias de la Seguridad Social, y siete hogares y una residencia de pensionistas (...)».
Explica su hijo que, «cuarenta años después, el olvido ha dado paso a la sinrazón del odio (...) Pero no podrán empañar su recuerdo con la mugrienta grasa de su resentimiento»,y sigue haciendo una defensa del orgullo de los que llevan su sangre. Finaliza con un poema sobre Málaga con el que se despidió su padre, pero antes dice que se reserva «el legítimo derecho a enviarles a algunos de los miembros de esa corporación una pluma de gallina para mostrarles de esa forma mi desprecio por su falta de gallardía y su mezquindad». Por último, De la Torre se refirió al valor humano de la carta porque es su hijo y «ha reaccionado con dolor, aunque sin acierto en todos sus párrafos».
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