El nuevo baldeo en las calles de Málaga arranca con muchas dudas, pero sin grúa

Dudas también entre los operarios de limpieza, que aguardaban órdenes desde las siete de la mañana para ver si entraban en faena o esperaban a que los vecinos cogieran el coche para ir a trabajar y quedara más libre la calzada. Dudas entre los mandos de la empresa, que consultaban y valoraban la situación antes de decidir si llamaban a la Policía Local o trataban de sacar adelante el trabajo. Y dudas también entre algunos agentes hasta que la consigna fue que acudieran al requerimiento, señalizaran con cintas los aparcamientos y que, con sus tabletas, introdujeran la matrícula de los vehículos para identificar al propietario y avisarle por el portero electrónico para que bajara a moverlo. La premisa era utilizar la grúa como último recurso y, al menos en el estreno, no se ha considerado necesario en ninguna de las diez calles de la ciudad que han sido baldeadas esta mañana. SUR ha hecho un recorrido por algunas de ellas.

La jornada ha arrancado temprano. A las 6.40 horas, la calle Esquilo (El Cónsul) amanecía con varios estacionamientos libres, pero se podían contar con los dedos de una mano. Junto a uno de los carteles con el mensaje 'Mañana estaremos limpiando tu barrio. Por favor, no estacionar desde las 7.00 hasta las 13.00 horas', había incluso un vehículo prácticamente en medio de la calzada en un intento del conductor de dejar dos metros entre el coche y la acera. De ahí, a la barriada de Los Corazones. El 'planning' contempla el baldeo de la calle Río Guadiana, una especie de plazoleta en forma de 'U' donde la mayoría de vecinos deja el coche, hasta el punto de formar hileras en medio del vial. A las 7.15 horas llega uno de esos camiones pequeños de Limasa. El operario se baja, llama por teléfono para advertir que el vial está repleto de coches y se va. Al cabo de unos minutos, vuelve a pasar, pero de largo. Son las 7.32 y ya es la quinta vez que se deja ver. En ese momento, Miguel, que ha madrugado, aprovecha el paseo a la panadería para mover su Peugeot a la calle de enfrente. «He escuchado que puede venir la grúa, así que mejor quitarlo de aquí, aunque no multen», comenta este vecino.

Mientras tanto, otro conductor también quita su coche del centro de la plazoleta, pero para volver a dejarlo en un extremo donde no hay árboles que se lo ensucien, pero sí un cartel que le recomienda que busque un lugar alternativo. O no se da cuenta del panel o lo ignora, pero lo cierto es que hoy se baldeaban los laterales y mañana el centro. A las 7.42 vuelve el operario de Limasa, y acto seguido llegan otros dos vehículos de la empresa, entre ellos una minihidrolimpiadora. En total son cuatro operarios. Uno empieza a cambiar los carteles para informar de que mañana toca la otra parte de la calle, otro empieza a barrer entre los coches por un lado mientras su compañero utiliza una sopladora, y la cuarta, manguea y fregona en mano, arranca por la acera. «Con los coches es muy complicado hacer bien nuestro trabajo, es como si en tu casa friegas con todos las sillas y los muebles por medio», explican. Poco después llega una barredora mecánica. Ya van quedando más huecos, pero los coches estacionados se lo ponen difícil. En cualquier caso, y previa consulta, el mando de la zona entiende que se puede hacer el trabajo sin llamar a la policía.

Donde sí que ha sido necesaria la presencia de agentes ha sido en las calles Fernán Núñez (Carretera de Cádiz) y la citada calle Esquilo. Cuando SUR regresa a Teatinos, el tramo inicial del vial está bastante más despejado. Entre cartel y cartel se han colocado cintas policiales para acordonar los aparcamientos. Aún así, los operarios que van con el camión-cuba se tienen que tirar literalmente al suelo para meter la manguera debajo de los coches. Del mismo modo, hasta dos patrullas se han desplazado esta mañana a Nueva Málaga, donde la parte más problemática ha sido la calle José Cortés Cortés, ya que a primera hora de la mañana había unos 70 coches estacionados. Aún así, la presencia de los vehículos de Limasa ha provocado que varios propietarios quitaran sus coches. En cuanto al resto, los agentes han usado sus tabletas para dar con los dueños e instarles a que bajaran a moverlos. «La verdad es que los ciudadanos están respondiendo bastante bien, así que es necesario que venga la grúa», precisa un funcionario.

La misma valoración que hace la concejala de Servicios Operativos, Teresa Porras. «Se ha podido trabajar en todos los puntos previstos, y eso es muy positivo. Evidentemente, no esperábamos encontrarnos con todas las calles sin coches, pero lo importante es que ha habido vecinos que han hecho caso a los carteles y no han aparcado. Vamos a seguir así y en cuanto la gente vea que de esta forma sus calles quedan más limpias y que se puede baldear con más frecuencia seguro que se van acostumbrando», afirma la edil.