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Esos locos bajitos

Esos locos bajitos

Cinco contra cinco ·

berni rodríguez

Viernes, 8 de diciembre 2017, 00:29

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Hay un ejercicio para entrenar muy característico en baloncesto que, aunque lo practiqué de mayor como profesional, es  típico en edades de formación: consiste en la prohibición parcial o total de botar la pelota. Con ello se busca como objetivo que el niño adquiera la habilidad del pase como elemento socializador del juego (compartir el balón) especialmente en los más pequeños, se utiliza también como elemento que facilita la culminación de ventajas, así como medio que fomenta el desarrollo de las capacidades perceptivas y de toma de decisiones en los niños y niñas.

Esto está muy bien para hacerlo de manera puntual y entrenar esas habilidades, pero desafortunadamente para algunos y alegría de la mayoría, el baloncesto posee otra característica en su juego. Se bota la pelota. Y es lo que tiene, hace ruido. ¿Sabéis que hace ruido también? Los niños cuando corren y gritan, signo inequívoco de que se lo están pasando bien y están alegres.

Ni soy experto en leyes ni pretendo serlo, tampoco soy una persona muy cercana a temas políticos, pero lo que sí tengo, o al menos intento, es sentido común. Y ese sentido, que tan poco usamos a veces, me dice que es una locura no permitir que unos niños hagan deporte porque hacen ruido.

Estoy indignado, especialmente pensando que así es como comencé yo a jugar a baloncesto, como lo hicieron todos los compañeros que he tenido. Lo hizo Pau Gasol en Sant Boi, Felipe Reyes en el Ramiro de Maeztu, Carlos Jiménez en San Viator o Alberto Díaz en el Rosario Moreno, haciendo ese sano ‘ruido’ de practicar deporte.

En una sociedad como la que tenemos hoy en día en la que los niños prefieren jugar a la Play, ver la tele o navegar por internet en vez de ‘joder con la pelota’ como decía Serrat, no podemos bajo ningún concepto no fomentar y mucho menos impedir que esos locos bajitos hagan deporte.

Así que por favor a quienes correspondan, que arreglen esto, que cada segundo sin botar la pelota es un segundo perdido de aprendizaje, ilusión, compañerismo y trabajo. Mientras tanto, los que formamos el baloncesto malagueño estaremos en la manifestación del sábado 16 para que ningún niño se quede sin beber de los valores de este maravilloso deporte.

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