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ÁLVARO FRÍAS / JUAN CANO
MÁLAGA.
Sábado, 14 de abril 2018, 00:04
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Cuando vieron la escena que tenían ante sus ojos, no dudaron en denunciar los hechos. Atónitos, observaron como un hombre arrastraba por el suelo a un perro, que estaba enfermo, y le pateaba repetidamente. Rápidamente alertaron a la Policía Local de Málaga, quienes acabaron identificando al sospechoso, un varón de 54 años de edad, e investigándole por un presunto delito de maltrato animal.
Los hechos tuvieron lugar hace unas semanas en la calle Jane Bowles de la capital, situada en la zona de la Virreina. Tras ser alertada por la sala del 092, una dotación acudió al lugar. Según informaron desde el cuerpo de seguridad local, los agentes se encontraron con un grupo de personas alrededor de un pastor alemán, ya que, al parecer, el hombre que lo llevaba lo hacía tirando de él con una cuerda de forma que lo ahogaba, así como propinándole patadas.
El can estaba exhausto en el suelo sin poder moverse y el hombre, presuntamente, llevó a cabo dicha acción a lo largo de unos 400 metros. Ante esta situación, los policías locales contactaron con sus compañeros del Grupo de Protección de la Naturaleza (GRUPRONA), que también acudieron a la zona. Éstos, ante los hechos relatados y el mal estado de salud del perro, tomaron la determinación de hacerse cargo del pastor alemán tras identificarlo mediante microchip.
Acto seguido, los agentes del GRUPRONA procedieron a requerir los servicios de recogida de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, cuyos miembros se personaron en el lugar y se hicieron cargo del can. Desde la Policía Local explicaron que éstos decidieron trasladarlo hasta una clínica veterinaria con la que tienen concertada asistencia de tipo urgente, ante el estado crítico de salud que presentaba el pastor alemán.
El perro, que contaba con tres años y nueve meses de vida, quedó ingresado en la clínica veterinaria, donde fue explorado determinándose que padecía una enfermedad grave denominada síndrome de dilatación-torsión gástrica. Así, tuvo que ser operado de urgencia, siendo intervenido con éxito, aunque no pudo superar el postquirúrgico y falleció tras entrar en parada cardiaca, no pudiendo ser reanimado.
Mientras los veterinarios actuaban los agentes del GRUPRONA se encontraban inmersos en una investigación. Al preguntar a los especialistas, éstos les manifestaron que, a su juicio, no existía una relación causa-efecto entre las circunstancias del presunto maltrato y la dolencia que finalmente provocó la muerte del perro, si no, más bien, que la actitud del animal de tumbarse estaba motivada porque la dolencia le impedía moverse, ya que el dolor lo bloqueaba.
Al día siguiente, los policías locales procedieron a informar al propietario del animal de las circunstancia acaecidas, así como al tenedor del mismo en el momento de los hechos de sus derechos como investigado no detenido por un presunto delito de maltrato animal. Al respecto, siempre según informaron desde el cuerpo de seguridad local, se le levantó un acta de denuncia administrativa que fue remitida a la Conserjería del Gobierno de la Junta de Andalucía, quedando supeditada a resolución judicial.
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