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Domingo, 19 de noviembre 2017, 17:09
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Los excrementos de perros hay que recogerlos, aunque muchos no lo hacen, pero ¿qué hacemos con los orines? «De verdad qué penita cada vez que de madrugada salgo de mi portal a trabajar con la ilusión de afrontar un nuevo día, o cuando salgo con los niños bien guapos y entusiasmados al colegio y lo primero que nos encontramos los vecinos residentes de calle San Jorge es la imagen de una calle cubierta de orines y excrementos de perros», dice una vecina de esta calle del Molinillo. «El Ayuntamiento ha puesto las señalizaciones de sanción pero eso no persuade a los dueños, ya que desde mi ventana observo cómo en la oscuridad de la noche, ellos llevan a sus queridos animales a desahogar sus necesidades ...». «También es necesario baldear toda la acera, privilegio que sólo tienen ciertas calles de la ciudad, así que por favor desde aquí pido ¡la botellita de agua con una gotita de lejía! No es tan grande el esfuerzo, y sí mucha la alegría de salir del portal y ver una calle limpia. Queremos unas calles dignas de la belleza de esta ciudad», concluye.
En otras ciudades existen unos recintos que son denominados ‘pipican’ para que los perros hagan sus necesidades, pero en Málaga no existen, en parte porque esos recintos no son aconsejables higiénicamente hablando.
El Área de Sostenibilidad Medioambiental del Ayuntamiento emprendió este año a través de la plataforma Málaga cómo te quiero¡? la campaña ‘Al pipí de tu perrito, ¡échale un chorrito!’, por la que se invita a los propietarios a que lleven una botella de agua con un poco de lejía «para desinfectar el suelo, igual que harías en casa».
Incluso se llegaron a distribuir botellas de plástico para que los usuarios las llevaran consigo al sacar a sus mascotas a la calle y vertieran su contenido en el lugar donde orinan sus perros en un intento por tratar de mitigar dentro de lo posible los malos olores y la suciedad que provocan.
Desde entonces se ven a algunos dueños de canes que cumplen con este requisito, aunque son los menos. Algunos han optado por sustituir la lejía por vinagre, que parece más efectivo, ya que los perros son repelidos por el ácido acético y así se evita que vuelvan a intentar marcar el territorio en ese lugar orinando de nuevo. Una medida que de alguna forma paliaría en parte esa suciedad y esos malos olores que hay en muchas calles. Así que los propietarios de perros tienen en su mano, nunca mejor dicho, poner remedio para no ensuciar las calles ni dejar mal olor llevando su botellita de agua para cuando sus mascotas orinen.
La acera de la calle Sondalezas está muy sucia. De ello se queja un lector, que envía varias fotografías al periódico y dice que a la altura del colegio Ramón Simonet, además de la suciedad, hay hojas de los árboles y semillas por lo que afirma por allí no se puede pasar porque se queda uno pegado al pavimento. «Llevamos años con esta situación y no ponen ninguna solución», dice reclamando una profunda limpieza en esa calle del distrito de Bailén Miraflores.
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