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El arrestado, a la salida de la frutería situada en la calle Eugenio Gross. Salvador Salas | Vídeo: Pedro J. Quero

Detenido en Málaga por enviar dinero a una de las terroristas más buscadas de Europa

La Policía Nacional considera que, con su ayuda, la mujer, que era su esposa, fue a Siria y luchó en las filas del Daesh

Martes, 24 de abril 2018, 00:24

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Para el vecindario, eran Mohamed o Juan –lo llamaban indistintamente por los dos nombres, aunque ninguno era el verdadero–, el dueño de la frutería Súper Verde, situada en los bajos del número 50 de Eugenio Gross, un tipo introvertido, que se relacionaba poco con la gente, pero que despachaba «fruta de calidad». Para la policía, la fachada del tendero servicial que dibujan en el barrio esconde un pasado vinculado a la Yihad. La Comisaría General de Información ha probado que realizó envíos periódicos de dinero para que su esposa, que está considerada una de las terroristas más peligrosas y buscadas de Europa, viajara a Siria y se integrara en el Daesh.

Sólo algún residente en el bloque conocía el verdadero nombre del sospechoso, Fouad L., de nacionalidad marroquí y de 35 años, los últimos cinco al frente de la frutería que abrió en un local alquilado. Ayer, cuando bajaba de su casa para coger su furgoneta e ir a por mercancía, fue sorprendido por media docena de policías que acechaban su domicilio desde las cinco de la madrugada para detenerlo por una investigación hilvanada secretamente en los despachos de la Brigada de Información.

Vídeo.

Los agentes establecieron un perímetro en torno al edificio donde residía Fouad, un bloque blanco, de nueva construcción en la esquina entre Morales Villarrubia y Domingo Lozano, calle esta última que desemboca en Eugenio Gross, justo a la altura de su frutería. Vivía desde hacía unos meses en un piso arrendado, uno de los cuatro del bloque, que solo dista unos 300 metros de su trabajo, en el que le ayudaba un muchacho joven y dicharachero –algunos vecinos dicen que es su sobrino– y que despachaba a la clientela.

Tras registrar su domicilio, los investigadores trasladaron el dispositivo a la tienda. Agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) permanecieron apostados alrededor del establecimiento impidiendo –amablemente– que se formaran grupos de curiosos, algo prácticamente imposible en un vecindario acostumbrado a parar por la mañana en la frutería. «Nos llevábamos muy bien. Me decía: 'Vecina, tengo las fresas a dos euros, te las guardo'. Me parecía buena gente, yo le compraba todos los días. No me puedo creer esto...»

Aunque no todos tienen la misma opinión de él –hay quien lo consideraba un hombre introvertido y no especialmente simpático–, en lo que sí coincidieron es en la «sorpresa» por su detención. «Para nosotros –tenía buena relación con los vecinos del edificio en cuyos bajos está la frutería– era muy servicial. Le llevaba la compra a casa a las personas mayores», comentó una de las residentes. Aseguraron que nada en su comportamiento les hizo sospechar. «Solo me llamaba la atención que hablaba mucho por el móvil, siempre estaba pegado al teléfono».

Los vecinos del bloque en el que vive Fouad L. también le describieron como una persona introvertida, aunque «educada». «Siempre pasaba y me decía buenas tardes vecina. Llevaba dos o tres meses viviendo en el piso», dijo una de las personas que viven en la calle Domingo Lozano.

Varios furgones de la Policía, a las puertas de una frutería en Eugenio Gross.
Varios furgones de la Policía, a las puertas de una frutería en Eugenio Gross. Miguel Domínguez

La mayoría de los vecinos se quedaron de piedra al saber de su vinculación con la Yihad al financiar las actividades de su mujer, para unos pocos no fue tan sorprendente la actuación de los agentes. «La policía ya había venido por aquí hace unos meses y empezó a haber rumores». «Yo dejé de comprarle», dijo otra mujer del barrio. Cuando se le preguntaba por qué, respondió: «Porque era muy caro y por si mi dinero iba a parar a alguna cosa rara de esas, para qué te voy a engañar».

Viaje de su esposa

La policía averiguó que en febrero de 2016 la esposa del arrestado, Fadoua H., también de 35 años, abandonó el país en un vuelo con destino Grecia, interrumpiendo el trayecto en Turquía. Durante ese tiempo, la mujer recibió del detenido numerosos envíos de dinero por valor de más de 3.000 euros. Se trata, según el Ministerio del Interior, de un apoyo económico destinado a sufragar su estancia allí en compañía de un palestino de 25 años que ella había conocido en Internet y que estaba considerado un mando intermedio en el aparato logístico de Daesh.

Esta relación entre ambos era conocida por su marido, ya que entre 2015 y 2016 ella envió importantes cantidades de dinero a la familia de este yihadista y financió sus movimientos por Europa. Unos recursos económicos que provenían íntegramente del sueldo de Fouad, ya que ella carecía de medio propio de subsistencia. Aunque la relación sentimental estaba interrumpida y el detenido obtenía un sueldo medio-bajo, éste llegó a enviarle al menos 700 euros al mes desde febrero a junio de 2016, siempre según Interior.

En julio de 2016, ella regresó a Málaga junto al arrestado, hasta que en noviembre volvió a Turquía. Con su apoyo, recaló en Italia, donde le esperaba el yihadista al que ella denominaba «marido» en redes sociales.

A pesar de que el detenido conocía el propósito de la mujer de no regresar y cruzar a Siria, le realizó envíos de dinero a Italia que recibió y que estaba destinado a que ella y su acompañante continuaran con el viaje. En total, supuestamente, le llegó a proporcionar más de 6.000 euros para lograr su objetivo. El detenido, según el ministerio, era conocedor de la actividad delictiva que iba a realizar su expareja al convertirse en una «foreign fighter», extremo que contaba con su apoyo económico y que además ocultaba de manera deliberada a las autoridades.

Ya en la zona bajo control de Daesh, la yihadista llegó a entrar en combate, algo que se reserva en exclusiva a las mujeres más peligrosas. Además, continuó con sus actividades de captación, contactando con chicas a las que intentó convencer de que la Yihad era el único camino del buen musulmán. Desde Interior subrayaron que su radicalización y su constante alusión a cometer atentados en España la convierten en una amenaza real para la seguridad pública en Europa y en objetivo número uno de las autoridades ante su posible retorno.

A las 11.53 horas, el detenido salió de la tienda con la cabeza cubierta por la parte de arriba de su chándal, esposado y escoltado por varios agentes que ocultaban sus rostros con pasamontañas, y que lo subieron en un Renault Megane para trasladarlo a comisaría. La salida de Fouad estuvo acompañada de gritos e insultos de algunos vecinos, los menos, que despidieron de ese modo al tendero del Súper Verde.

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