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Domingo, 18 de febrero 2018, 01:58
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Las colonias de gatos callejeros suponen en algunas calles un problema de convivencia. Hay personas que los alimentan con restos de comida de sus hogares, y a ello se unen los malos olores y la suciedad. Hasta ahora, la única solución había sido capturarlos y sacrificarlos, pero la experiencia y los estudios han demostrado que eso sólo empeora la situación. La mejor forma de afrontar la situación es esterilizar a la colonia, a ser posible al completo, y gestionarla, con un número adecuado de ejemplares, mediante piensos secos y cuidados veterinarios.
El Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento suscribió a finales del año pasado un convenio con la asociación Amigo Animal (Aman), por el cual este colectivo se está encargando de formar y supervisar a las personas que habitualmente los alimentan, además de ayudar a capturarlos para esterilizarlos. También asesora al Centro Zoosanitario Municipal y promueve las adopciones de los que quedan abandonados. Dispone para ello de una ayuda municipal de 30.000 euros. Según el Consistorio, esta es la mayor partida que un municipio destina al control, esterilización y suelta de gatos ferales.
Aman lleva siete años haciendo por su cuenta esta labor en varios municipios de la provincia. En este tiempo, más de 2.500 ejemplares, tanto machos como hembras, se han sometido a castración, sobre todo en la capital. Hasta ahora, los fondos para las operaciones, que son costosas, los ponían los 200 socios con sus cuotas, a lo que se añade la ayuda de la asociación alemana KHS, que se encarga de promover el traslado de animales y su acogida en aquel país. En la capital, según el censo del Ayuntamiento existen unas 120 colonias y más de 2.000 felinos, aunque su presidente, Marcos Canzian, cree que son muchos más, ya que estos grupos pueden llegar a superar más de 20 a 30 ejemplares. De estas, ya hay 65 colonias que gestionan voluntarios y particulares. «Se les ha tratado como una plaga hasta ahora, pero estamos intentando frenarlo, porque la mayoría termina sacrificado», explica, y añade: «Está demostrado que este método funciona, mientras que la retirada y el sacrificio no sirven». Según este experto, los servicios municipales pueden llegar a capturar sólo a la mitad de una colonia, con lo que se crea un «efecto vacío», que es aprovechado por otros gatos para tomar posesión del espacio y procrean más rápido. «Por eso, ahora se empieza a trabajar siguiendo la estela de países como Estados Unidos y Francia».
Frente a los inconvenientes, destaca que su función principal es controlar a roedores y grandes insectos, como las cucarachas. Y es que el refranero es sabio. «Donde se retiran aparecen muchas ratas que crean más problemas. Son muy útiles para prevenir las plagas». Canzian admite que hay quejas ciudadanas en algunos puntos, pero la mayoría acepta que haya una buena gestión de la misma. «La gente que alimenta las colonias está entregada, destina su dinero y los cuidan como si fueran propios».
Ahora cuando hay un cuidador, la ONG Aman le informa de los requisitos para solicitar abrir la colonia oficialmente, se inspecciona por parte de veterinarios y se hace un recuento y un control sanitario. Además, estos reciben un curso para llevar a cabo la esterilización; se les enseña a capturar con jaulas especiales. Luego deben llevarlos a alguna de las tres clínicas concertadas y completar la documentación.
La alimentación no puede ser a base de sobras de casa, porque ello produce insalubridad y quejas vecinales. Sólo se pueden alimentar con pienso seco, en pequeñas cantidades, y agua, colocados en sitios no visibles, y se hace generalmente a diario, aunque en función del tamaño del grupo. El Ayuntamiento de la capital va a conceder unos carnés para dar seguridad jurídica a estos voluntarios, para lo cual las primeras charlas se impartirán en marzo, y más de 60 personas ya se han interesado en participar. «La gente quiere evitar que les puedan multar». Para ello, los cuidadores tendrán que cumplir los requisitos mencionados: registrar la colonia, esterilizar los ejemplares y alimentar correctamente, con el objetivo de controlar la sobrepoblación y favorecer la convivencia. Los cuidadores también se ocupan de la medicación de los que están enfermos, y en casos necesarios se captura y se lleva al veterinario. En este punto, la esterilización muchas veces sirve también para en el mismo acto hacer otros tratamientos.
«Hay mucho trabajo por hacer, se ha avanzado mucho pero estamos lejos del sacrificio cero», agrega el presidente de Aman, quien reclama más implicación de los servicios zoosanitarios municipales y de la Junta, puesto que hay pocos voluntarios para avanzar en la esterilización.
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