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Así sería el impacto paisajístico de la torre

Así sería el impacto paisajístico de la torre

De este modo se verá el hotel del Dique de Levante desde el Centro, según los análisis del estudio de Seguí

Ignacio Lillo

Lunes, 29 de mayo 2017, 00:45

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El impacto paisajístico de la torre prevista en el Dique de Levante se ha convertido en uno de los principales elementos del debate político y ciudadano, que surgió justo después de que se hiciera público su diseño, en septiembre del año pasado. Sobre la base del informe ambiental que la consultora Sfera ha elaborado, por encargo de la Autoridad Portuaria, el estudio Seguí, autor del diseño del futuro hotel de lujo, ha llevado a cabo una serie de recreaciones para tratar de mostrar esta infraestructura en su contexto. Las infografías que acompañan a este reportaje fueron presentadas por el arquitecto José Seguí en un reciente foro, organizado por la sección sindical de UGTen el puerto, y tratan de mostrar y de relativizar cómo se vería el edificio desde el Casco Histórico, así como sus dimensiones, comparadas con otros elementos urbanísticos de los muelles y de la urbe.

De entrada, la torre está proyectada con una altura de 135 metros, que son 20 más que las cercanas grúas del muelle 9 (de contenedores). Se ubicaría en una plataforma casi exenta, en medio del mar y sin edificaciones próximas. Junto a la terminal del Melillero se ha previsto una noria fija de 100 metros de altura; mientras que la Catedral mide 90 y La Equitativa (también protegida), 72.

El grado de afección de esta infraestructura sobre el entorno debe calibrarse en función de los elementos que hay que proteger, según la presentación del urbanista. La Ley de Evaluación de Impacto Ambiental determina que estos serán «los paisajes con significación histórica, cultural y/o arqueológica». También se tendrá en cuenta la interacción con la flora y la fauna, el suelo, el aire, el clima, los bienes materiales y el patrimonio cultural. Según estas fuentes, la distancia entre la torre y el conjunto urbano protegido es uno de los principales criterios a tener en cuenta para determinar el grado de impacto.

El Centro está considerado en su conjunto como Bien de Interés Cultural (BIC). La torre estaría a 1,5 kilómetros de la Catedral; a 1,4 de la Aduana; a 1,9 de Gibralfaro y a unos 800 metros de La Farola. Por tanto, según este análisis, su construcción no les podría afectar en términos paisajísticos. Desde el Dique de Levante se alcanza a ver hitos como el contorno de la Catedral, la Alcazaba, la Equitativa y la Farola. Las vistas hacia la ciudad histórica desde este emplazamiento quedarían interrumpidas en parte, y ello sería tanto por la presencia de la edificación proyectada como por la estación de cruceros.

Se vería claramente desde el mar, aunque a una milla de distancia ya no se aprecian los principales hitos urbanos. Sobre el enclave elegido, el informe ambiental de Sfera en el que se basa el de Seguí alega que son terrenos antropizados, sin valores ecológicos y ganados al mar como resultado de la construcción del Dique de Levante. Además, apunta que la urbanización puede mejorar los niveles ambientales, mediante la reducción de la temperatura, la plantación de vegetación y el aumento de las zonas de sombra.

Vistas desde el Centro

En la vista opuesta, desde el Casco Antiguo hacia el mar, el documento realizado por encargo de la Autoridad Portuaria indaga en la influencia sobre el horizonte marítimo de la capital mediante un sistema de información geográfica (SIG), con la referencia de un edificio de 150 metros (más alto que el previsto) y 15 observadores virtuales en otros tantos puntos, la mayoría en el Centro, pero también en Gibralfaro, la franja litoral, Torremolinos, La Cala del Moral y el mar.

En el sitio más elevado, que es Gibralfaro donde tendría un impacto mayor se produciría una ocupación del 2% del campo de visión. Otros edificios como la torre de La Equitativa, que actualmente está protegido, tiene un efecto sobre la panorámica hacia el puerto del 20%.

Mediante la herramienta de estudio de la cuenca visual y del skyline (silueta urbana), con datos de la Diputación Provincial, sobre la topografía y los edificios, se ha determinado lo que vería un individuo de talla media cuando mira hacia el horizonte. La principal conclusión fue que en muchos de los casos la torre del Puerto no se llega a apreciar. Muchas veces estaría oculta por otros edificios, por los árboles y por el mobiliario. Sí se vería con claridad desde los muelles del puerto, desde las costas este (enclaves como el de los Baños del Carmen) y oeste; así como desde zonas elevadas de la ciudad.

Paralelamente, el estudio de movilidad, que elaboró otra consultora por encargo del Puerto, también establece un bajo incremento del tráfico cuando el hotel estuviera abierto al público, aunque sí durante la construcción.

En el otro lado de la balanza, el estudio de impacto ambiental destaca que la torre abriría una oportunidad de generar un elemento singular en una fachada litoral antrópica, muy desordenada y deteriorada, marcada por los edificios de La Malagueta. El documento cita varios ejemplos de ciudades donde una construcción se ha convertido en una característica indispensable para el paisaje: el Kursaal de San Sebastián; la transformación de Bilbao, en torno al Guggenheim y la torre Iberdrola (de 147 metros); el hotel W y las torres del puerto olímpico, en Barcelona; y los muelles de Rotterdam y Hamburgo, donde se ha hecho verdadera ciudad en los puertos.

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