Borrar
Expertos y organizadores del foro, que se celebra hasta el domingo en la UMA
¿Cómo tiene que ser un bosque urbano?

¿Cómo tiene que ser un bosque urbano?

Mínima presencia de hormigón, cercanía, árboles autóctonos que generen su ecosistema y espacios para otras actividades, claves para que un pulmón verde tenga vida en las ciudades

Francisco Jiménez

Sábado, 6 de mayo 2017, 00:22

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Sobre el futuro de los terrenos de Repsol se ha debatido mucho en el último año y medio sin que a día de hoy haya el más mínimo atisbo de que esta parcela de 177.548 metros cuadrados vaya a salir del limbo en el que lleva inmersa desde que los depósitos de hidrocarburos fueron desmantelados en 2001. Primero fue la crisis la que echó por tierra la ambiciosa apuesta del Ayuntamiento de levantar cuatro rascacielos de hasta 34 plantas, otras tantas para VPO, zonas comerciales, un hotel y un parque; y más recientemente el bloqueo institucional reinante ante la imposibilidad de lograr un acuerdo político que determine si debe mantenerse el proyecto urbanístico previsto, rebajar la edificabilidad o directamente eliminar todo el ladrillo para crear un bosque urbano en una de las zonas con mayor densidad de población de toda Europa.

Ante este panorama, la solución definitiva se antoja lejana, pero en el caso de que saliera adelante la propuesta de dedicar toda la finca a un gran pulmón verde, ¿cómo debería ser? Ése fue uno de los ejes que marcaron ayer la primera jornada del Foro sobre Bosques Urbanos e Innovación Social organizado por la Universidad de Málaga y la plataforma Bosque Urbano Málaga y en el que expertos de distintos ámbitos e instituciones marcaron la hoja de ruta, además de exponerse la experiencia en otras ciudades como Valladolid (desde 2014) o los que empezarán a crearse este año en Alicante y Palma de Mallorca.

El primer mensaje que los ponentes quisieron dejar bien claro es que «un parque no es un bosque». El matiz, más allá de lo obvio, está en que la presencia arquitectónica debe ser mínima y en que debe desarrollarse de forma autónoma y, por tanto, con menos gasto en mantenimiento. «El arbolado y el resto de especies deben estar vivas y no pueden suponer una carga para la ciudad, además de los evidentes beneficios ambientales que conllevan», advirtió el escritor y naturalista, Ignacio Abella. En la misma línea, la profesora de Geografía de la UMA, María Luisa Gómez, defendió que además del concepto puramente vegetal, como sería la plantación de especies autóctonas, hay otros dos componentes necesarios: el agrícola, mediante la creación de huertos urbanos que entroncarían con el uso que tuvieron estos suelos; y el cultural y divulgativo para darlo a conocer. Unas cuestiones sobre las que el director del Campus de Excelencia Internacional de Medio Ambiente de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), Javier Escaleras, añadió otro concepto: aprovechamiento sostenible. «Conseguir aprovechamientos mediante huertos urbanos, setas, piñas o incluso la generación de biomasa sirven para fortalecer los vínculos con la ciudadanía. No basta con crear espacios verdes, hay que crear espacios para la ciudadanía», remarcó.

En definitiva, que los vecinos sientan el bosque urbano como propio en Palma de Mallorca no sólo partió la iniciativa de una asociación vecinal, sino que incluso han pedido participar en la plantación de los árboles y que esté integrado en la ciudad para que tenga vida. «Un espacio verde que esté cerca anima a pasear, a ir en bici, a correr... y además reduce el impacto del ruido y de elementos contaminantes, y refrescan el ambiente hasta 7 grados. Todo eso es salud», reseñó Mireia Gascón, del Instituto de Salud Global de Barcelona.

Todas estos requisitos los compartiría cualquiera, pero ¿qué pasa con la viabilidad económica, que es uno de los argumentos que esgrime el equipo de gobierno del PP para seguir apostando por las torres? Sin poder extrapolarse porque en Málaga se trata de unos terrenos industrializados y en Alicante de un espacio virgen, el director del proyecto en la ciudad valenciana, Enrique Morales, presumió de hacerlo prácticamente a coste cero. «Se ha negociado la cesión de los terrenos que pertenecían a Patrimonio del Estado y a una empresa de aluminios, la Universidad de Alicante aporta la parte científica, la empresa mixta de aguas permitirá el riego con el caudal depurado, la adjudicataria de la limpieza en la ciudad asumirá el mantenimiento y la plantación de los árboles correrá por cuenta de la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO), con sede en Alicante, como compensación por el dióxido de carbono que genera en la ciudad. ¿Resultado? Coste cero».

Este foro, que se celebra hasta mañana en el edificio El Rayo Verde (ampliación del campus de Teatinos), continúa esta mañana con una visita a los terrenos de Repsol, con una mesa redonda sobre los movimientos sociales implicados y con talleres sobre movilidad, educación ambiental, turismo y urbanismo ligadas a los espacios verdes, cuyos resultados se presentarán mañana.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios