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Juan Cano
Miércoles, 26 de abril 2017, 00:55
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La Policía Nacional ha identificado ya a 15 personas que resultaron heridas de diversa consideración a causa de la estampida que se produjo la madrugada del Lunes Santo durante la procesión del Cautivo. Si a éstas se suman las que sufrieron robos o pérdidas de pertenencias durante el tumulto, la cifra de afectados supera la veintena, según el atestado del caso.
Al hacerse cargo del caso, los agentes de la comisaría del distrito Oeste de la Policía Nacional abrieron dos vías de investigación. La primera, la principal, encaminada a poner nombre y apellidos a los implicados en la pelea, y que se saldó con tres detenidos. La segunda, centrada en identificar a la nómina de perjudicados por la avalancha, ya que inicialmente sólo trascendieron los casos más graves.
Para ello, los investigadores acudieron a los servicios de urgencias de los centros hospitalarios para intentar relacionar las asistencias prestadas a los pacientes con los sucesos de la procesión. Todas se concentraban en el Civil. Los médicos que esa noche estuvieron de guardia atendieron a cinco mujeres por policontusiones, entre ellas una señora de 60 años que había sido arrollada por la avalancha; dos más con esguinces; y el resto por traumatismos o dolores por los golpes. También allí asistieron a un chico de 20 años que se refugió de la estampida en el hotel Ítaca junto a otras cincuenta personas al huir, cayó al suelo y fue pisoteado y que sufrió un episodio de insuficiencia cardiaca. Al Hospital Clínico fueron trasladados los dos casos a priori más graves, un chico y una chica que sufrieron cortes aparatosos en las piernas al saltar una verja de la plaza del Teatro intentando huir de la muchedumbre que se aproximaba hacia ellos.
Entre los denunciantes, figura una turista valenciana de 57 años que no solo resultó herida, sino que al caer al suelo en la estampida, según aseguró, sufrió el robo de su bolso, donde llevaba un monedero con 290 euros. «Al parecer se produjo una pelea y unos sonidos que parecían disparos», relató ella ante la Guardia Civil de su localidad, al volver del viaje.
La mujer contó que se precipitó encima de un niño y sobre ella, a su vez, cayó un carrito de bebé, «concentrando todo el esfuerzo en no aplastar al crío que tenía debajo». Fue al levantarse, dice, cuando se dio cuenta de que le faltaba el bolso. Como ella, hubo otras cuatro personas que denunciaron en comisaría la pérdida o el hurto de teléfonos móviles de última generación como consecuencia de la turba.
La otra línea de trabajo avanzó el miércoles, cuando un joven de 25 años se presentó en las dependencias del Grupo de Policía Judicial adscrito a los tribunales y la Fiscalía para confesar que había sido él quien se peleó con otros jóvenes en la calle Carretería, reyerta que dio origen a la marabunta. «Sé que me está buscando la policía», dijo el sospechoso, que dio datos muy concretos de horas, circunstancias e implicados. Y aseguró que sólo usaron sillas para golpearse.
Actitud agresiva y violenta
Posteriormente, ya en comisaría, detalló que estaba viendo la procesión y que en la calle Carretería tropezó con una chica. Aunque sostuvo que se disculpó, en ese momento se levantó de una silla de la playa otro joven, «un individuo alto, corpulento, con barba y con gorra», y comenzó a increparle en «actitud bastante violenta y agresiva».
Ante la posibilidad de que pudiera agredirlo, cogió una silla de plástico y se la lanzó al otro joven. Después, según contó, se dio a la fuga, aunque a partir de ahí su versión no coincide con la de varios testigos, que señalaron que él recibió varios banquetazos por parte del acompañante de la chica con la que tropezó, de ahí las lesiones que presentaba al ser detenido.
En cualquier caso, su testimonio condujo a la detención de los dos jóvenes con los que supuestamente se peleó. Los tres pasaron el viernes disposición del magistrado de guardia, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Málaga, que los dejó en libertad provisional, investigados por un presunto delito de lesiones, con la obligación de comparecer cada vez que sean requeridos.
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