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Marta Jurado es la directora de la AEPAE en Málaga.
«La violencia está tan normalizada que hasta que no te dan el tortazo no la ves»

«La violencia está tan normalizada que hasta que no te dan el tortazo no la ves»

Marta Jurado. Educadora social, experta en mediación y directora de la AEPAE en Málaga

Ana Pérez-Bryan

Jueves, 30 de marzo 2017, 00:26

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Que la lucha contra el acoso escolar se libre en cada vez más frentes es un reto aún pendiente en el que sin embargo se va avanzando poco a poco. Administración, colegios, alumnos o familias forman parte de esta obligación compartida; y en breve podrían sumarse a esta estrategia los pediatras como actores fundamentales, sobre todo a la hora del diagnóstico. De hecho, el Congreso Nacional de Pediatría que se celebrará en Santiago de Compostela entre los próximos 1 y 3 de junio abordará este fenómeno de la mano de la especialista malagueña Marta Jurado, educadora social, licenciada en Derecho, experta en mediación y directora en Málaga de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE). El título de su ponencia, El acoso escolar, ¿una nueva patología?, da la medida de la dimensión real del problema.

Que se pueda llegar a plantear el acoso escolar como una patología pediátrica representa un avance importante...

Efectivamente. Yo personalmente he tenido contacto con varios pediatras que no caían a nivel general del problema que tenían delante. En uno de los casos asesoré incluso a un despacho en un peritaje y los informes médicos del niño decían que lo que tenía eran cólicos, intolerancias... Y al final tuvieron que derivarlo a psiquiatría por acoso escolar. A raíz de ahí mandé la propuesta de la ponencia al Congreso Nacional de Pediatría y aceptaron mi intervención.

¿Qué implicaría que el acoso se considerara una patología?

No lo sé. Lo que sí puedo decirte es que es una patología psicológica que hay que tener en cuenta y que se manifiesta de múltiples formas, como dolor de cabeza, de barriga o mareos. Es decir, que tiene unas consecuencias psicosomáticas en el niño. Afortunadamente cada vez estamos tomando conciencia sobre el tema, con campañas de sensibilización que cada vez llegan más como por ejemplo la que hace ahora Telecinco de la mano de un rapero famoso. También haya cada vez más noticias sobre acoso e incluso sentencias favorables, aunque en estos casos sólo cuando hay suicidios de por medio. Cuando el daño ya está hecho.

¿Realmente estamos en un aumento preocupante de este tipo de maltrato en las aulas?

Tampoco conviene alarmar, aunque sí hay que tener claro que el problema está ahí y hay que tomar medidas. Y tampoco todo es acoso: hay que diferenciarlo de un conflicto concreto en el colegio. Te pongo el ejemplo de dos chicas de 13 años que se pegan por un chico, cada una con su grupo diferenciado de amigas y que están sin hablarse seis meses. Eso no es acoso, es un conflicto. Para que exista acoso escolar tiene que haber un hostigamiento continuado, hacia la misma persona y que además haya un desequilibrio de poder entre ambos.

¿Y percibe más sensibilidad en los colegios a la hora de afrontar el problema?

Los centros están más o menos en la misma línea, aunque quizás sí hay más interés por la prevención de este tipo de casos. De todas formas, tanto los colegios como la administración aún están a por uvas y dan palos de ciego. Por ejemplo cuando quieren solucionar el acoso escolar con la mediación. Ambas cosas son incompatibles, porque en el acoso hay un desequilibrio de poder y la mediación sólo puede hacerse cuando ambas partes están en el mismo nivel, ganan las dos y no cede ninguna.

Pero la mediación es un recurso cada vez más efectivo...

Sí, puede ser eficaz en el caso de que los conflictos se produzcan entre los más pequeños, en los primeros cursos de Primaria, pero entre dos chavales de 10 ó 12 años en los que ya se da el acoso escolar no se puede mediar.

¿Esos son los tramos de edad más peligrosos?

Nosotros, desde la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar, nos orientamos mucho a partir del Informe Cisneros, que constata que los casos más severos se dan entre 5º de Primaria y 2º de la ESO. Sin embargo, el mayor número está ya en 1º y 2º de Primaria, que es donde se comienza a ver a los niños excluidos; pero como no hay violencia física se deja mucho pasar y se tiende a pensar que son cosas de niños. Pero ésa es la verdadera semilla para que después se puedan dar los casos de acoso. Es sólo un detalle, pero hay niños que entran en 1º de Primaria y terminan su etapa escolar sin que hayan sido invitados a un solo cumpleaños...

Y en este escenario tan complicado, ¿qué papel juegan las familias?

Pues los padres a veces no le dan toda la importancia que tiene porque son conscientes de que si dan un paso al frente se genera un problema en el colegio y acaba señalada la familia. De hecho, hasta que no hay evidencias de violencia física pueden tender a taparlo y animan al niño para que se integre: le dicen que eso le ocurre porque es muy tímido o porque no se relaciona bien...

¿Realmente pueden llegar a negarlo?

Cuando te enfrentas al acoso escolar hay una reacción similar a la que se produce cuando te comunican una enfermedad: es la fase de la negación; sin embargo cuanto más se tarde en afrontarlo más daño se le hace al niño. Conozco a chavales con la autoestima muy mermada porque no fueron diagnosticados a tiempo, chavales que llegan a decirte «no sabes lo que es ir a un sitio todos los días de la semana donde nadie te quiere».

Ahí, en el diagnóstico, pueden jugar un papel relevante los pediatras. ¿Cree que están lo suficientemente sensibilizados?

Aquí ocurre como en todo. Hay algunos que sí y otros que no. La diferencia absoluta la marca si has tenido en tu entorno más cercano un caso de acoso escolar. Es como el cáncer: si ha tocado en tu familia estás más sensibilizado, y eso mismo ocurre con el acoso, independientemente de la edad del pediatra. Desgraciadamente vivimos en una sociedad con una violencia tan normalizada que hasta que no te toca a ti el tortazo en la cara no la ves.

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