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Nuria Triguero
Domingo, 26 de marzo 2017, 01:15
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Fueron diseñados para recoger rocas en Marte, pero han acabado teniendo una utilidad mucho más cotidiana: transportar paquetes. Los robots de la empresa estonia Starship Technologies han pasado de ser astronautas a repartidores. Dotados de inteligencia y visión artificial, estos pequeños droides movidos por energía eléctrica no circulan por la calzada sino por la acera, a velocidad de peatón. Por eso no tienen que esperar a que los gobiernos regulen la circulación de los coches sin conductor. De hecho, la próxima primavera arrancará el primer proyecto piloto de paquetería exprés con estos robots que se desarrolla en España. Y será en Málaga. La empresa HappyBox, especializada en envíos exprés para firmas comerciales y de comida a domicilio, va a empezar a usar estos dispositivos para realizar repartos por la zona peatonal del Centro Histórico.
Al menos cinco de estos vehículos autónomos terrestres viajarán en breve desde Estonia hasta Málaga, acompañados de un ingeniero de Starship Technologies que les ayudará a 'aprender' a hacer su trabajo. Málaga será la cuarta ciudad del mundo donde aterrizan después de los proyectos piloto desarrollados en Tallinn (Estonia), San Francisco y Londres. «Estamos tramitando los permisos necesarios con el Ayuntamiento de Málaga. Al circunscribirse la prueba a una zona peatonal, no dependemos de la DGT», explica el consejero delegado de HappyBox, Chris Orejuela, que está convencido de que estos dispositivos representan «el futuro de nuestro sector». «No lo digo yo: hay un estudio de McKinsey que dice que en un futuro no muy lejano, el 80% de los envíos logísticos en ciudades serán ejecutados por coches autónomos». Por lo pronto, con este experimento la firma malagueña quiere comprobar las ventajas y dificultades que presenta el uso de robots en vez de repartidores humanos. «La idea es que van a ahorrar tiempo y costes; veremos cómo los integramos en nuestra operativa», apunta Orejuela.
Los dispositivos que próximamente se pasearán por la calle Larios pesan 18 kilos y pueden acarrear paquetes de hasta diez kilos. Su velocidad puede alcanzar hasta 16 kilómetros por hora, pero en el experimento se limitará a 10 como máximo para que vaya al paso de los peatones. Su radio de acción es de unos 10 kilómetros y su batería dura unas cinco horas. «Los trayectos que van a cubrir serán de 15 ó 20 minutos», indica Orejuela. Pueden subir escalones y cruzar pasos de cebra, así como esquivar cualquier obstáculo móvil o inmóvil: un bolardo, un perro, un coche, una bici... Para so cada uno está dotado con nueve cámaras ópticas, GPS, acelerómetro y sensores ultrasónicos. La combinación entre inteligencia y visión artificial permite a estos robots aprender a moverse de forma autónoma por un área determinada de una ciudad, aunque para eso tienen que 'mapearla' primero. Es como si al aterrizar en una nueva zona estuvieran ciegos; por eso al principio tienen que ir acompañados de un ingeniero que les guía y les ayuda a dibujar el mapa que necesitan para poder moverse sin ayuda.
Pequeño tamaño
Los droides repartidores estarán conectados a la plataforma con la que HappyBox gestiona todos sus envíos. «Cuando llegue un pedido de un cliente se le pasará al vehículo, con las coordenadas de la dirección y la hora a la que tiene que llegar. Cuando llegue a su destino, el destinatario recibirá un mensaje con un código de desbloqueo que le permitirá abrir el compartimento donde el robot guarda el paquete en cuestión», explica el máximo responsable de HappyBox, que adelanta que la próxima versión de estos dispositivos podrá comunicarse con las personas, pues llevará incorporado una aplicación tipo 'Siri'.
Dado el tamaño relativamente pequeño de estos dispositivos, ¿no temen los responsables de HappyBox y Starship Technologies que alguien los robe mientras están 'de misión' por las calles de Málaga? «Están geolocalizados, así que siempre vamos a saber dónde están. Además, dado que es un proyecto piloto, dando siempre habrá una persona cerca monitorizando», apunta Orejuela.
Para HappyBox, que se ha propuesto liderar el negocio de los envíos de 'última milla' para empresas en España, es «muy importante» que ese liderazgo sea también tecnológico. De ahí su empeño en ser los primeros en probar estos vehículos autónomos. La empresa malagueña ha protagonizado un crecimiento meteórico en apenas un año y medio de vida. Nació como una 'app' colaborativa enfocada a envíos entre particulares con repartidores no profesionales, pero en seguida recondujo su modelo de negocio, profesionalizando los envíos y dirigiéndose a grandes empresas comerciales. Actualmente opera en Madrid, Barcelona, Málaga y Sevilla para clientes de la talla de El Corte Inglés, Media Markt, Fnac, Just Eat, Cabify, Uber, El Ganso, Lola Market, Farmacias.com, Decathlon y Agapea, entre otros. Lo que les diferencia de otras empresas de logística es el envío exprés en corta distancia, que ha permitido a empresas como las ya mencionadas ofrecer la opción de 'envío exprés' en sus plataformas de comercio electrónico, garantizando un plazo de una o dos horas. A día de hoy, HappyBox gestiona unos 4.000 pedidos mensuales y tiene un ambicioso plan de expansión en marcha para estar presente en veinte ciudades antes de 2018.
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