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De izquierda a derecha, Alberto Peláez, Rocío Rueda, Ana Isabel González y Jaime Aguilera, con los carteles de la campaña.
¿Cómo ser familia de acogida?

¿Cómo ser familia de acogida?

Se buscan candidatos para que niños en desamparo disfruten del calor de hogar

Ana Pérez-Bryan

Jueves, 23 de marzo 2017, 01:06

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¿Alguna vez se ha planteado qué ocurre con esos niños que de la noche a la mañana o por una situación que se prolonga en el tiempo quedan, de repente, solos y sin la referencia de unos padres? Menores que llegan en patera sin acompañar, chavales cuyos padres tienen problemas de drogas o de cárcel y no tienen a nadie que los cuide o, en fin, pequeños obligados a crecer de golpe por asuntos de mayores. Son los niños en desamparo cuya tutela asume, en el caso del entorno más cercano, la Junta de Andalucía, y que tratan de adaptar sus vidas a los problemas que les ha tocado vivir. Para tratar de compensar esa falta de calor y de atención en la familia propia existe la fórmula del acogimiento familiar, es decir, una familia ajena o del círculo próximo del niño (tíos o abuelos) que se hacen cargo de ellos mientras dura esa situación excepcional con sus padres.

Para tratar de agrandar este círculo de asistencia que representa un auténtico balón de oxígeno para esos menores, la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales ha puesto en marcha la campaña Siempre en familia: acoger, adoptar y ayudar, un programa que a través de la televisión, la radio y las redes sociales se plantea el reto de superar las 600 familias de acogida en la provincia. En la actualidad esta cifra se distribuye entre las 170 familias ajenas y el resto de familia extensa, pero hacen falta más personas que den el paso al frente entre otras cosas para evitar que los menores de siete años vayan a un centro de acogida por la falta de un núcleo familiar dispuesto a acogerlos. En Andalucía, en la práctica, ningún niño por debajo de este tramo de edad pasa por esa figura institucional, pero existen otros casos, por ejemplo los grupos de hermanos o los niños con necesidades especiales, que necesitan ese gesto extra y que suman más de 300 en toda la provincia (unos 2.000 en Andalucía)

Ahora bien, ¿qué hace falta para ser familia acogedora? «Lo importante es tener el propósito firme de querer ayudar a un menor que lo necesita». Así lo explicó ayer el jefe de Servicio de Protección de Menores de la Junta, Jaime Aguilera, que participó en la presentación de la campaña informativa acompañado de la delegada de Políticas Sociales, Ana Isabel González, y los presidentes de los dos organismos que desde Málaga gestionan el acogimiento, Rocío Rueda (Infania) y Alberto Peláez (Hogar Abierto).

Más allá de esas ganas de ayudar, la familia candidata también pueden ser personas solas tiene que pasar por una serie de controles de idoneidad, como la situación familiar o el estado de salud, pero el protocolo es mucho menos rígido que en un caso de adopción. La situación económica, avanzaron ayer los impulsores del acogimiento, no es definitiva en la aceptación de una familia para el programa, ya que de hecho por parte de la consejería competente existen una serie de ayudas económicas para ayudar a las familias al mantenimiento del niño.

Cómo dar el paso

En este escenario, basta con llamar al teléfono 900 921 111 o entrar en las páginas web www.siempreenfamilia.es o en www.escueladefamiliasadoptivas.es, desde donde se podrá optar a algunas de las fórmulas que contempla la campaña: acogimiento de urgencia, temporal o especializado; adopción (para casos de niños que no pueden volver con sus familias) o ayuda, que consiste en hacerse cargo de un niño que vive en un centro un determinado periodo de tiempo, por ejemplo un fin de semana.

Sumarse a este tipo de iniciativas marca una diferencia de peso para que los niños sepan enfrentarse a la vida adolescente y/o adulta con las herramientas adecuadas, «ya que es en el seno de una familia donde pueden desarrollar un vínculo afectivo y el apego para cubrir esas necesidades», destacó Rocío Rueda. Por su parte, Alberto Peláez quiso entrar de lleno en esa duda que asalta a las familias cuando afrontan la separación de un menor que ha compartido techo con ellos: «El beneficio del niño está siempre por encima del dolor de la familia por la despedida». Al fin y al cabo, de eso se trata: de que el niño pueda seguir siendo eso, un niño. A pesar de los mayores.

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