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Alvaro Frías
Lunes, 20 de marzo 2017, 13:25
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Un jurado popular juzga desde esta mañana al hombre acusado de tirotear un bar en Benalmádena y acabar con la vida de una persona que estaba en la terraza. El procesado, un británico que se enfrenta a 44 años de prisión, ha decidido no declarar ya que, según su abogado, el día de los hechos había consumido drogas y alcohol y no recuerda nada de lo que ocurrió.
El letrado ha insistido en que el hombre no tenía intención de matar a la víctima. Ha expuesto que el disparo se produjo a media distancia y no lo ejecutó desde cerca. Además, ha señalado que el procesado solo quería amedrentar, ya que ha expuesto que tiene baja tolerancia a la frustración, entre otros aspectos, y que le echaron previamente del establecimiento.
El suceso tuvo lugar el 28 de julio de 2010 en el Cocos, un bar de copas cuya clientela la componen principalmente británicos e irlandeses y el detonante de todo lo ocurrido no fue otro que una discusión en el baño. Así lo asegura la fiscal, que explica que, sobre las 02.20 horas de la madrugada, el procesado inició una pelea en el local, llegando incluso a propinarle un puñetazo a una de las personas que estaban allí.
Por ello, siempre según el Ministerio Público, fue desalojado del bar por el encargado y uno de los camareros. Pero antes de marcharse, habría advertido: «Mañana vengo a por ti». No tardó tanto tiempo. La fiscal dice que, pasada media hora, el acusado regresó al establecimiento y comenzó a disparar el arma que llevaba. Asimismo, precisa que el primer objetivo del procesado fue la víctima, a la que supuestamente disparó cuando estaba sentada en la terraza del bar. Era un irlandés de 41 años que estaba casado y con dos hijos. Acabó recibiendo un balazo en el abdomen y murió poco después.
Sólo era el principio del tiroteo. Al parecer, el procesado se dirigió después a la puerta del bar y desde allí, a corta distancia, disparó dos veces contra el encargado del establecimiento que poco antes le había echado. Tuvo suerte, ninguna de las balas le dio.
Tras ello, la fiscal señala que el acusado hizo un nuevo disparo, esta vez, dirigido a la zona del billar. Presuntamente, apuntaba a otro de los camareros, que tampoco fue alcanzado por el proyectil. Las balas habían salido de un revólver que nunca fue hallado, pero que la Fiscalía pone en manos del procesado por las cámaras de seguridad. En él también se precisa que el sospechoso no tiene licencia de armas.
La fiscal considera que, por estos hechos, el acusado es culpable de un supuesto delito de asesinato, así como de otros dos más en grado de tentativa. Además, pide que se le condene por un delito de tenencia ilícita de armas, uno de falsedad documental y una falta de maltrato de obra.
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