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Francisco Gutiérrez
Jueves, 23 de febrero 2017, 00:23
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«El profesor que me hizo amar la literatura». Es la frase de un antiguo alumno dirigida al que fue su profesor en Maristas, José Francisco Naranjo Bandera, y que comparten muchos de sus antiguos compañeros. Esperaba una despedida serena, pero se encontró con un merecido homenaje a una vida entregada a la docencia. Eligió para ese último día de trabajo unos versos de Proverbios y Cantares de Antonio Machado: Todo pasa y todo queda,/ pero lo nuestro es pasar,/ pasar haciendo caminos,/ caminos sobre el mar. Coincidía su jubilación con el aniversario del fallecimiento del poeta (un 22 de febrero de 1939) y José Naranjo quiso despedirse, tras 45 años entregado a la educación, con estos versos de Machado inmortalizados por Serrat. Por sus manos han pasado nada menos que cerca de 6.000 niños y jóvenes malagueños. Maestro y licenciado en Filología Románica, comenzó dando clases en el colegio Los Olivos (los primeros seis años de ejercicio profesional) y 39 ya en Maristas.
«Quería irme de forma discreta, pero no ha podido ser», decía ayer aún emocionado por las muestras de cariño que recibió ayer de sus alumnos y de los compañeros de Maristas de Málaga, del que se lleva un recuerdo «imborrable». Con sus alumnos quiso jugar ayer al despiste. Como para afianzarse en la convicción de que era un día como otro normal, explicó sintaxis. «Ya me había despedido de ellos, y por esto intenté dar el tema con normalidad. Un día de clase como otro cualquiera, aunque ellos quizás esperaban una fiesta por la despedida», comentaba.
El mejor recuerdo
Pero la siguiente clase, con alumnos de primero de ESO, «ya sí fue más relajada, cantando y bailando, hemos pasado la hora más relajados. Y me he despedido con los versos de Machado». Luego los chicos y chicas salieron de clase, simulando que iban a alguna actividad, de manera que José Naranjo ya abandonó solo de clase y se encontró en el pasillo de la planta tercera a los alumnos aplaudiendo. «Estaba todos asomados a las barandillas de las tres plantas del colegio, alumnos y compañeros profesores. Este es el homenaje más bonito que te puedes llevar de tu colegio, una doble despedida, de los alumnos y de los compañeros y hermanos maristas», señaló.
Casado y con tres hijos (una hija es también maestra) es natural de Málaga, pero se siente guareño. «Allí me fui con 8 años, y si me preguntan digo que soy de Guaro», sostiene. A la actualidad, historia y tradiciones de esta localidad tiene dedicado un blog, y también tiene escrito un libro pendiente de publicación. Estudió Magisterio en la capital, y después Filología Románica en la incipiente Universidad de Málaga, en la que se licenció en 1977.
Su actividad profesional la inició en el colegio Los Olivos, donde había estudiado. Allí estuvo seis año. Recuerda que entonces en 5º de EGB había 240 estudiantes. Ahora son 75. En el año 78 ya pasó al colegio Maristas. Como licenciado en Filología Románica su docencia ha estado relacionada con la Literatura y Lengua Española. Pero también ha impartido Latín, Francés, Cultura Andaluza o Ciudadanía.
Ayer alcanzó la jubilación, algo anticipada. Cumplía 64 años y el convenio de Maristas permite el retiro un año antes. José Naranjo calcula que en estos 45 años de docencia han pasado por sus clases unos 6.000 jóvenes. «Recuerdo a muchos de ellos; algunos han sido deportistas de élite. Otros se dedican a la política y a muchos me los cruzo por la calle, en una oficina o en el hospital. ¡Han sido tantos!; imposible acordarme de todos, pero los que me reconocen me dicen, ¡está usted igual!».
También el colegio, que ha sido «como mi segunda casa», quiso dejar constancia de su gratitud: «Muchas gracias por tu gran labor con tantísimos alumnos de nuestro colegio. Gracias por haber trabajado por hacer realidad el sueño de Champagnat. Gracias por hacer buenos cristianos y honrados ciudadanos», comentaba en su perfil de Facebook.
Considera que los alumnos salen «muy bien preparados» del instituto: si bien antes los profesores eran más estrictos, porque el Bachillerato era la preparación para la universidad, ahora en cambio tienen una gran variedad de asignaturas y una formación muy heterogénea. Ahora quiere abrir una nueva etapa en su vida, en la que el estudio y la Literatura, su pasión, seguirán marcando su vida. Y, por su puesto, su nieto, que esperan para el mes de agosto.
Y si, aunque siguiendo a Machado, nunca persiguió la gloria, Pepe Naranjo sí ha conseguido el cariño y el reconocimiento de los que han estado a su lado.
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