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Jesús Ruiz Casado y su esposa Teresa Maldonado.
Prisión para el dueño de Aifos por quedarse 56.000 euros de un piso que no construyó

Prisión para el dueño de Aifos por quedarse 56.000 euros de un piso que no construyó

Se le considera autor de un delito de apropiación indebida, ya que no devolvió el dinero que le entregó un matrimonio por la vivienda

Alvaro Frías

Jueves, 2 de febrero 2017, 00:39

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Nuevo revés judicial para el dueño de la promotora Aifos, Jesús Ruiz Casado. La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Málaga le ha condenado por quedarse con 56.000 euros que un matrimonio pagó por una vivienda que nunca se llegó a construir. En la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, se le impone una pena de dos años de prisión, además del deber de devolver esta suma a la pareja.

El letrado del matrimonio, Antonio Castillo Adam, del despacho Merino Barrionuevo Abogados, explica que la pareja emigró a Canadá para trabajar. «Al jubilarse volvieron a Sabadell, donde fijaron su residencia, pero al tener ella problemas pulmonares los médicos les recomendaron que se trasladaran a la Costa del Sol, así que decidieron invertir los ahorros de toda la vida en la compra de esta casa», apunta.

Entonces se toparon con un anuncio de Aifos. Era el año 2004, cuando el propietario de la promotora, en la que en el momento de los hechos figuraba como administrador solidario su esposa, Teresa Maldonado, llevó a cabo una campaña publicitaria en la que se ofrecía la posibilidad de adquirir una vivienda en el denominado Conjunto Residencial Las Caballerizas, situado en la localidad de Mijas, ya que se estaba desarrollando una promoción y construcción de apartamentos en esta zona.

Atraídos por el anuncio, el matrimonio firmó con Aifos el 6 de noviembre de ese año un contrato de compraventa por una vivienda de este conjunto residencial, de unos 84 metros cuadrados. Así, en un primer momento pagaron 13.500 euros y, a lo largo de los 20 meses siguientes, otras cantidades aplazadas hasta completarse un total de 56.221 euros en fecha de 25 de agosto de 2005, según se había acordado.

Pero al ver que la construcción no estaba ni siquiera iniciada, la pareja decidió enviar una carta a Aifos y a su propietario en la que pedían que les devolvieran el dinero que habían pagado. La respuesta fue concreta: se les denegó esta solicitud, pese a que Ruiz Casado sabía que era imposible llevar a cabo la construcción de esta promoción, ya que no existía proyecto ni licencia de obras concedida o en tramitación.

Además, siempre según se recoge en la sentencia, los magistrados de la Audiencia malagueña aseguran que ha quedado demostrado que Ruiz Casado incorporó a su patrimonio las cantidades referidas, destinándolas a financiar sus negocios, actividades u operaciones que en ese momento desarrollaba. Tampoco creó una cuenta especial en la que ingresar estas sumas ni tenía garantizada su devolución.

Al respecto, en la resolución judicial se explica que el dueño de la promotora se apoderó de los 56.221 euros entregados a cuenta por el matrimonio: «Con evidente ánimo de lucro denegó su devolución, integrándolos en su patrimonio, con un destino que no se ha determinado si bien, es obvio, lo fue en provecho de otro u otros negocios que tuviese emprendidos en ese momento».

Por todo ello, la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Málaga considera que Ruiz Casado es responsable de un delito de apropiación indebida agravada, por lo que se le impone la citada pena de prisión y el pago de una multa de 2.400 euros. Asimismo, deberá devolver al matrimonio los 56.221 euros más los intereses legales.

En cuanto a su mujer, que también tuvo que sentarse en el banquillo de los acusados en este caso, ha sido absuelta por los magistrados. En la sentencia se precisa que no queda acreditado que ella tuviese protagonismo en operaciones contractuales. En concreto, aseguran que su intervención se limitaba a figurar durante un tiempo como administradora junto a su marido, pero que estaba totalmente al margen del funcionamiento de la sociedad, dedicándose a supervisar la decoración de los pisos y viviendas.

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