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Una embarcación de Sail and Fun, empresa especializada en náutica de recreo, partiendo del puerto de Málaga.
La economía ligada al mar factura ya más de 50 millones de euros

La economía ligada al mar factura ya más de 50 millones de euros

La nueva economía azul, ligada al sector marítimo, genera ya más de mil empleos y 50 millones de facturación en la provincia

Ignacio Lillo

Domingo, 29 de enero 2017, 00:36

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Salvo la pesca y el turismo de sol y playa, Málaga ha vivido históricamente de espaldas al mar. La provincia se ha centrado en su desarrollo económico tierra adentro, y ha utilizado el medio marino únicamente para convertirlo en el mejor escaparate y cubrir toda la franja litoral con miles de viviendas con vistas espectaculares. Con altibajos a lo largo de los años, también ha aprovechado su ubicación estratégica en el Mediterráneo como plataforma logística, para abrirse hueco en el tráfico de mercancías y en la reparación de barcos. Más allá de eso, poco más. Hasta ahora, porque ese concepto está cambiando y cada vez son más las empresas que están dispuestas a remangarse los pantalones y mojarse los pies con el convencimiento de que el futuro también mira al mar.

Robótica submarina, energías renovables flotantes en alta mar, control aéreo de vertidos, ahorro de combustible para barcos, biotecnología y náutica recreativa son algunos de los sectores donde las empresas malagueñas están despuntando en lo que se conoce como la economía azul. ¿A qué se refiere este concepto? «La economía o crecimiento azul agrupa los procesos económicos en los que interviene el mar, con fuerte presencia de la investigación y el desarrollo y donde se tiene muy en cuenta la sostenibilidad ambiental», explica Javier Noriega, presidente del Clúster Marítimo-Marino de Andalucía.

No se puede confundir con la teoría económica del mismo nombre que desde 2010 impulsa Gunter Pauli, en contraposición a la llamada economía verde, que el teórico belga considera «insostenible». Según esta corriente, el desarrollo pasa por maximizar el rendimiento de los recursos e infraestructuras actuales, donde los residuos se consideran una de las principales fuentes de riqueza del futuro.

De vuelta al ámbito marino, más de 40 empresas de la provincia forman parte del Clúster, una plataforma que trabaja para el desarrollo de esta industria y que tiene su sede en la capital. A estas, se unen las más de 300 compañías, varias de ellas con un elevado volumen como el astillero Mario López o el operador logístico Noatum que también trabajan en el ámbito portuario, aunque en labores más tradicionales. «Algunas de las pymes más innovadoras están en Málaga. Son empresas con músculo, que durante 20 años han soportado la crisis e incluso han crecido, gracias a las exportaciones», añade Noriega.

En Andalucía, cada región marítima está muy especializada. La pesca y la manufactura están en Huelva; Cádiz tiene los astilleros y en Málaga, además del ocio, se empieza a apostar con fuerza por el conocimiento y las empresas de base tecnológica, para atraer a emprendedores y talento. Y, por supuesto, generar empleo. No hay estadísticas oficiales sobre este subsector, pero según los cálculos del Clúster, sólo las pymes (dejando fuera las grandes empresas y las de la comunidad portuaria clásica) ya generan más de mil empleos y 50 millones de euros de facturación anual.

Líderes del mercado

En definitiva, una nueva fuente de riqueza. «Cuando se habla de diversificar el tejido productivo nos referimos precisamente a aprovechar las alternativas que tenemos. Hay un importantísimo nicho por explotar, y aquí lo tenemos a mano y no podemos desperdiciarlo», afirma el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) y también de la patronal malagueña (CEM), Javier González de Lara, quien se muestra convencido del «enorme potencial de la industria ligada a la economía azul en ámbitos como la tecnología, el turismo, la cultura, el ocio, el medio ambiente o la arqueología».

Prueba de ello es que varias de estas pymes son líderes en sus respectivas actividades. Es el caso de Marine Vision, con factoría propia en Mijas Costa, y que es un referente en el mercado español en la fabricación y distribución de tecnología para buceo profesional y militar, con numerosas patentes en su catálogo. Además, la escuela andaluza de buceo profesional se encuentra en Benalmádena, y se ocupa de la formación de los profesionales del sector.

Empresas referentes de la economía azul en la provincia

  • Marine Vision Robótica submarina y equipos.

  • Sail and Fun Náutica recreativa, chárters marítimos.

  • Escuela de buceo profesional Academia de submarinistas de grandes profundidades.

  • Enerocean Aplicaciones de energías renovables en el medio marino.

  • Nerea Arqueología Arqueología submarina.

  • Alnasur Servicios de geofísica e hidrografía para ingenierías privadas y organismos públicos, entre otras actividades.

  • Tibudrones Aplicaciones con drones en el medio marino.

  • Esgemar Estudios geológicos en el ámbito marino.

  • Murimar Seguros, especializados en el ámbito náutico.

  • ProBio Acuicultura Biotecnología para la prevención y control de enfermedades en el sector acuícola.

  • Biogest Servicios Consultora especializada en tecnología para el ahorro de combustible.

  • Avior Technology Empresa de ingeniería que crea boyas y sensores que miden el estado del agua.

  • Ports&Logistic Advisory Consultora especializada en servicios de asesoramiento y logística.

A este grupo también pertenece Sail and Fun, especializada en náutica de recreo y alquiler de barcos (chárter, paseos, eventos y despedidas); además de academia náutica deportiva y de formación marítima profesional. Tiene su sede en el puerto de la capital.

El desarrollo de soluciones tecnológicas innovadoras para generar energía eléctrica en el mar es el campo de trabajo de Enerocean, una de las primeras empresas de energías marinas en España, y la más antigua especializada en este ámbito. Por su parte, Alnasur está especializada en los servicios de geofísica, hidrografía y batimetría de profundidad, con su propia flota de barcos científicos. Mientras que Esgemar se dedica a los estudios de geofísica submarina y sónares, para la búsqueda de hidrocarburos y labores medioambientales. Sin salir de este ámbito, Avior Technology crea boyas y sensores que miden diversos parámetros del estado del agua.

Entre las más innovadoras del sector también destaca ProBio Acuicultura, que se dedica a la I+D aplicada a la prevención y el control biológico de enfermedades en el sector de las piscifactorías y la acuicultura en general. Mientras que en Biogest enfocan sus investigaciones al ahorro de combustible, especialmente en los barcos. Nerea Arqueología Subacuática, que dirige Javier Noriega, fue pionera en este tipo de estudios y tiene en su haber el título de empresa socialmente responsable de la UE. Ha trabajado en numerosos yacimientos internacionales y en labores como el control de dragados en obras públicas y privadas, estudios de viabilidad para la remodelación de puertos, etc. Hay otras muchas pymes que han visto en el mar una oportunidad de negocio. Es el caso de Tibudrones, que aplica las técnicas de inspección mediante drones en el ámbito marino, para localizar vertidos y manhas de fuel y para seguridad.

«La clave del desarrollo está en la diversificación de la economía, y en Málaga, que tenemos tanta dependencia del turismo, hay oportunidades adicionales para ampliar el sector productivo como es este intento de industrializar la explotación del mar», apunta el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, Antonio García Lizana.

Málaga como referente

El investigador pone el acento en la importancia de no perder el tren que supone que la provincia se esté convirtiendo en los últimos años en un foco de atracción de empresas tecnológicas y que apuestan por el conocimiento. «El tejido productivo que se está creando es muy interesante. Málaga ya fue pionera en la revolución industrial en el siglo XIX, pero eso se rompió. Ahora tenemos una oportunidad similar que hay que cuidar», remarca este experto.

Precisamente en esta línea se enmarcan los ambiciosos planes que el Clúster tiene sobre la mesa para que el mar se convierta en uno de los principales sectores económicos de la provincia. Entre ellos, la creación de un parque tecnomarino en la capital, para compartir experiencias y recursos.

«El conocimiento es clave y aspiramos a agruparlo en el entorno del puerto, junto al Instituto de Oceanografía, para crear sinergias entre lo público y lo privado, que atraigan talento de Europa, y como una referencia para trabajar junto con el talento local», destaca Noriega, quien representa a un amplio grupo de compañías malagueñas que colaboran estratégicamente para obtener beneficios comunes. Al tiempo, pone de relieve el triángulo que éstas conforman junto a las administraciones y la Universidad para que el sector marítimo siga creciendo.

Otro valor añadido son las sinergias que se crean con el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), tanto a la hora de gestionar ayudas de ámbito europeo, nacional o autonómico, como para desarrollar proyectos de I+D+i, fomentar la formación y propiciar oportunidades de negocio dentro del sector marítimo, a través de la transferencia tecnológica. «Es un sector todavía incipiente, pero emergente y con una gran capacidad de generación de riqueza, que está creciendo tanto a través del Clúster como en el propio PTA, donde también hay un conjunto de empresas ligadas a la economía azul», resalta el director de la tecnópolis malagueña, Felipe Romera.

Y es que de forma progresiva se va constituyendo un espacio de innovación multidisciplinar y de alta calidad que invita a nutrirse de uno de los sectores «con mayor potencial cara al empleo y al futuro», concluye Noriega. En definitiva, el germen de una nueva industria tecnológica y limpia, en un ámbito con unas oportunidades tan inagotables como el Mediterráneo.

Marine Vision: Robótica para rescatesy obras submarinas

Casi tres décadas avalan la trayectoria de Marine Vision, una empresa especializada en la fabricación de artículos relacionados con el buceo profesional que no sólo se ha convertido en un referente nacional en la venta de robótica y equipos subacuáticos, sino que también se ha abierto mercado en otros países como Portugal y Marruecos. En el ámbito público, en su cartera de clientes figuran los grupos de rescate de las fuerzas y cuerpos de seguridad, el Ejército de Tierra, la Armada y la Unidad Militar de Emergencia. En el sector privado también demandan sus productos numerosas empresas de trabajo submarino que necesitan equipar con el material adecuado a sus buzos para la ejecución de obras civiles.

Esta factoría fue fundada en 1989 por el sueco Bengt Börjeson, un histórico del submarinismo europeo que se afincó en la Costa cuando se retiró. Ahora está gestionada por su hijo Robert (gerencia técnica) y por Pedro Argüello (gerencia comercial), que es un convencido de las posibilidades que ofrece el sector. «En los últimos años se ha ido profesionalizando el mundo del buceo y las empresas cada vez demandan más seguridad y mejores medios. De ahí la importancia de seguir invirtiendo en tecnología para actividades subacuáticas», afirma Argüello.

En esta línea, Marine Vision está desarrollando unos circuitos cerrados de televisión y de iluminación submarina; así como un nuevo panel de control para gestionar desde la superficie el aire que le llega al buzo, entre otras novedades.

Enerocean: Las energías renovables, también en mar abierto

El sector de las renovables sigue ganando peso en España, especialmente en la energía eólica. Tradicionalmente lo ha hecho en tierra firme, pero ahora se abre una nueva ventana en el mar. Ése es precisamente el proyecto en el que está trabajando EnerOcean, una empresa de base tecnológica radicada en Málaga que está desarrollando una plataforma eólica flotante capaz de generar más de diez megavatios por unidad, una alternativa más económica que los aerogeneradores cimentados en el fondo. Las pruebas en estanque de olas han dado buenos resultados, así que la firma malagueña, que cuenta con financiación europea, ya está perfilando la segunda fase, consistente en una prueba en condiciones reales en mar abierto.

Aunque el objetivo inicial es producir energía aprovechando el viento y las olas, la tecnología flotante también se concibe como soporte para una instalación acuícola y para otros ámbitos. Entre sus socios está el ingenieo malagueño PedroMayorga, que hace diez años creó una empresa de estudios ambientales que elaboró el mapa eólico marino de Andalucía.

Luego se alió con una firma noruega que tenía registrada una patente de una plataforma flotante multiusos para aprovechamiento de viento y olas. «Las energías marinas pueden ser una gran oportunidad de desarrollo industrial para Andalucía, no sólo para el sector de las renovables, sino para otras industrias más tradicionales como la construcción naval. Las sinergias pueden generar mucho empleo en las empresas», asegura.

Alnasur: Apoyo técnico en proyectos científicos y de ingeniería

Cualquier trabajo que se desarrolle en el mar, ya sea un proyecto de investigación, una obra civil o una actuación medioambiental, requiere de una embarcación. Y ése es precisamente el mercado de Alnasur (Alquileres Náuticos del Sur), una empresa que lleva casi tres décadas dedicándose a la adquisición y preparación de embarcaciones profesionales, adaptándolas técnicamente y dotándolas de la tripulación adecuada para todo tipo de trabajos marinos, sirviendo como plataformas auxiliares de apoyo en servicios de geofísica, hidrografía y batimetría de profundidad. La joya de la flota es el Isla de Alborán, un pesquero de 26 metros de eslora reconvertido en buque científico que presta servicios a autoridades portuarias del país, universidades, empresas de investigación y al Instituto Español de Oceanografía.

«Trabajamos fundamentalmente con la Administración y con empresas de ingeniería, aunque ahora estamos desarrollando una nueva línea de negocio consistente en la formación profesional marítima», explica el administrador de Alnasur, Adrian Westendorp, quien ha visto «una oportunidad de negocio» en el ámbito formativo, dada la cada vez mayor demanda de personal cualificado. «Hay pocos profesionales con titulación y aquí no hay una escuela. El mundo de la tripulación es un nicho de mercado bastante importante», resalta Westendorp, que además de gestionar la empresa también ejerce como patrón de barco.

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