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El condenado, este miércoles en el juicio, junto a su traductora.
24 años de cárcel por asesinar de 70 martillazos a la empleada de un salón de juegos de Málaga

24 años de cárcel por asesinar de 70 martillazos a la empleada de un salón de juegos de Málaga

El hombre ha admitido en el juicio que la golpeó y que después se hizo con el dinero que había en la caja registradora

Alvaro Frías

Miércoles, 25 de enero 2017, 12:30

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El hombre de nacionalidad china y de 39 años acusado de matar de 70 martillazos a la empleada de un salón de juegos y quedarse con el dinero de la caja registradora acaba de ser condenado a una pena de 24 años y seis meses de prisión por asesinato y robo con violencia. El hombre ha reconocido los hechos ante los magistrados de la Audiencia Provincial. Entre lágrimas, ha admitido que todo ocurrió como dice la Fiscalía.

El presunto autor de este crimen está acusado de los supuestos delitos de asesinato y robo con violencia. La Fiscalía solicita que sea condenado a 29 años de prisión y que indemnice con 180.000 euros y 10.500 euros a la hija y a la madre de la víctima, respectivamente. Asimismo, se pide que se entreguen al salón de juegos los 5.770 euros sustraídos y los 863 en los que fueron tasados los daños.

El suceso, que tuvo una gran repercusión mediática, ocurrió sobre las tres de la tarde del 6 de febrero de 2015 en el salón de juegos Unibox, situado en la Avenida de Velázquez de la capital. Hasta allí se dirigió el procesado, como en ocasiones anteriores, y estuvo jugando a las máquinas tragaperras alrededor de una hora.

Aquella tarde, aprovechando que la víctima se encontraba sola en el interior del mostrador del local y que no había ningún otro cliente, el acusado se dirigió a ella por la espalda para evitar ser visto y pillarla por sorpresa. Así relata los hechos el fiscal, quien continúa asegurando que entonces sacó un martillo que llevaba entre la ropa y, con el propósito de acabar con la vida de la empleada, sin que ella pudiera reaccionar y defenderse, la acorraló y la golpeó brutalmente varias veces en la cabeza.

En concreto, se contabilizaron hasta 70 golpes, que provocaron, desde un primer momento, que la víctima «perdiera la consciencia y quedara inerte en el suelo». Posteriormente, el acusado, supuestamente, se dirigió a la caja registradora que había en el mostrador y, con el objetivo de obtener un beneficio patrimonial ilícito, se apoderó del dinero que había en su interior.

El fiscal asevera en su escrito de acusación que, tras ello, el procesado se fue a los baños del establecimiento para limpiarse la sangre que le cubría, para luego regresar hasta donde estaba la empleada con la intención «de asegurar su muerte y aumentar su sufrimiento». Indica que la golpeó nuevamente con el martillo de manera brutal, así como a las pantallas de las grabaciones de seguridad para evitar ser descubierto.

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