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Imagen de la llegada al Puerto de Málaga de los últimos inmigrantes rescatados.
Los inmigrantes llegados a Málaga en la última patera, enviados al CIE tras quedar plazas libres

Los inmigrantes llegados a Málaga en la última patera, enviados al CIE tras quedar plazas libres

El juez ha decretado el tiempo máximo de internamiento para las 23 personas de origen subsahariano rescatadas en la embarcación

Alvaro Frías

Miércoles, 18 de enero 2017, 00:54

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Solo han llegado a Málaga unas semanas después que los 154 inmigrantes que arribaron a la provincia a bordo de tres pateras durante los seis primeros días del año. Sin embargo, la suerte que correrán será bien distinta. Y es que las personas que fueron rescatadas por Salvamento Marítimo el pasado domingo frente a la costa malagueña tendrán que pasar 60 días en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Tarifa, al que han sido enviados por orden judicial, no como sus compañeros, que fueron puestos en libertad por la policía y entregados a ONGs. Entre ambos casos solo hay una diferencia: esta vez sí hay plazas libres en los CIEs.

Las dos situaciones son similares y equiparables unos y otros son subsaharianos y no tienen papeles, salvo que en los primeros seis días del año hubo una oleada de pateras en el litoral andaluz que sorprendió al Gobierno con los CIEs colapsados. En esta última ocasión, las 23 personas que iban a bordo de la patera rescatada «han tenido la mala suerte» de que haya plazas en estos centros, asegura el diputado del turno de oficio del Colegio de Abogados, Guillermo Jiménez, que es el responsable, junto a su equipo, de que todos los inmigrantes que llegan a Málaga sean asistidos de forma gratuita por un letrado.

Tras ser puestas a disposición judicial, el magistrado decretó ayer 60 días de internamiento para estas personas, que es el máximo de tiempo legal permitido. Cuando una patera es localizada, sus ocupantes son trasladados a puerto. Lo que suele ocurrir es que, tras ello, la policía trataría de identificarlos y, ante la imposibilidad de hacerlo porque no llevan documentación (algunos se inventan la nacionalidad para dificultar su devolución), le pediría al juez el internamiento durante un periodo de 40 a 60 días, plazo en el que las autoridades españolas se ponen en contacto con las de su supuesto país de origen para verificar la identidad. Normalmente, por la imposibilidad de lograrlo, tras el citado periodo quedan en libertad.

Ante el distinto tratamiento tras lo ocurrido al inicio del año y en esta ocasión, el letrado insiste en que el hecho de acabar en un CIE se ha convertido «en una lotería». «Son las mismas personas, todas se han jugado la vida en una patera, y la suerte que corren es bien distinta en función de si hay plazas disponibles», apunta.

La situación que se está produciendo evidencia para las ONGs que el sistema no funciona. El coordinador provincial de Cruz Roja, Samuel Linares, recuerda el caso de la patera que naufragó en octubre de 2015, en la que iban 54 ocupantes y solo 15 fueron rescatados: «Pedimos hacernos cargo de los supervivientes y nos lo denegaron. Habían vivido una situación extrema, en la que vieron como perdían la vida muchos de sus compañeros y los mandaron a un CIE igualmente».

Asimismo, las ONGs comparten que los CIEs no deberían ser el lugar en el que acaben los inmigrantes. El director de Málaga Acoge, Alejandro Cortina, señala que hay programas de acogida humanitaria del Gobierno a través de estas organizaciones, que son las que deberían asistir a las personas que son rescatadas en las pateras, ya que «es lo más coherente con los derechos humanos». «Los centros de internamiento solo agravan su situación, produce consecuencias psicológicas y físicas. Además es una barbaridad administrativa», añade.

Entre otros aspectos, por la situación que se vive en los CIEs. Hace solo unos días, en un auto judicial sin precedentes, la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Algeciras (Cádiz), Belén Barranco Arévalo, se despachó contra el Ministerio del Interior por la situación en la que mantiene a centenares de inmigrantes extracomunitarios en dos de los más importantes centros de extranjeros de España, el de la propia Algeciras y el de Tarifa, donde generalmente se producen, por cercanía, los internamientos ordenados por los juzgados de Málaga.

La magistrada no ahorra adjetivos para describir lo que ha visto en los dos CIE: «Deplorables, claustrofóbicos, absolutamente masificados o más propios de régimen carcelario...». La lista que hace Barranco sobre las deficiencias es bien larga: «ausencia de espacios lúdicos; ausencia absoluta de luminosidad en las habitaciones de los internos, o ausencia de muda de ropa interior», entre otras muchas cosas.

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