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El parque se ha retranqueado unos metros para alejarlo de las viviendas.
El parque canino de San Miguel, reformado

El parque canino de San Miguel, reformado

Se ha retranqueado una zona y se ha construido un muro para tratar de evitar las molestias a los vecinos

José Manuel Alday

Lunes, 9 de enero 2017, 13:55

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El parque canino situado junto al cementerio de San Miguel, en la zona de Olletas, ha sufrido una reforma con el objetivo de mejorar las instalaciones y tratar de evitar las molestias que los ladridos de los perros ocasionan a los vecinos de los bloques colindantes. Las obras, que se han realizado en los últimos días del pasado año, han consistido en el retranqueo del perímetro del recinto en la parte más próxima a los edificios para alejarlo de las viviendas, y en la construcción de un muro para tratar de evitar que los perros ladren al tener contacto visual con otros canes al otro lado del parque. Según Raúl Jiménez, concejal de Sostenibilidad Medioambiental, con esta reforma se trata de mejorar las instalaciones para evitar que causen molestias a los vecinos, quienes desde que se construyó el recinto se han venido quejando por los ladridos provenientes del parque de perros. «Hemos retranqueado hacia dentro del parque la valla de simple torsión que existía alejándola de las viviendas y haciendo un murete de hormigón que, además de ser más robusto, impide la visión de peatones y otros perros, por lo que los canes que estén en el parque ladrarán menos». El responsable municipal añadió que el espacio que se pierde del parque canino se gana al aprovechar una entrada auxiliar al cementerio de San Miguel que no se usaba. Según Raúl Jiménez, «también se ha movido el mobiliario de sitio para adecuarlo a las necesidades de los usuarios».

En la reforma del parque, sin embargo, no se han realizado algunas sugerencias efectuadas por los usuarios del recinto canino, cuya presidenta, Araceli Caracuel, asegura que no se han cambiado de lugar las papeleras, como pidieron que se hiciera junto a los árboles, «para que no ocurra otra desgracia como la sucedida el año pasado, cuando un galgo se estrelló jugando en el parque y murió». Añade que tampoco se han tapado la parte inferior de las puertas exteriores, ni se han colocado los bancos donde lo indicaron. Y lo que considera más importante, «no han podado las yedras, que son muy venenosas para los perros». Según indica, «se han tomando todas las indicaciones que dieron los expertos para que el parque no sea motivo de molestia», aunque consideró que «en todos los parques hay ruidos, sean de niños o de perros». Aunque la obra en sí ya ha finalizado, el concejal Raúl Jiménez dio a entender que quizás faltaban algunos detalles de la actuación.

Ahora está por ver si las mejoras de las instalaciones acabarán con la controversia existente con los vecinos de los edificios próximos. Una situación que llevó al Ayuntamiento a plantearse incluso el traslado del recinto canino al cercano Parque del Agua o al parque de San Miguel, aunque ambas opciones han sido desestimadas finalmente.

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