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Un grupo de viajeros salen de un tren del metro de Málaga, en una imagen de archivo.
El metro de Málaga roza los 5,2 millones de viajeros con la incertidumbre de la llegada al Centro y al Civil

El metro de Málaga roza los 5,2 millones de viajeros con la incertidumbre de la llegada al Centro y al Civil

La tarifa técnica fue el año pasado de 12,6 euros por pasajero, y se mantendrá así al menos hasta el 2019, que es la última previsión para completar toda la red

Ignacio Lillo

Domingo, 8 de enero 2017, 00:33

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El joven metro gusta a los ciudadanos y prueba de ello es que el número de viajeros sigue creciendo año tras año. En 2016, a falta del balance oficial, el volumen se ha quedado rozando los 5,2 millones de pasajeros, unos 200.000 más que el año anterior, según pudo saber SUR tras consultar a fuentes cercanas a la explotación. Es un 4% más, aunque en algunos meses especialmente tras el arranque del curso académico en la UMA el incremento ha llegado a ser de dos dígitos. Atrás queda ya la previsión de la concesionaria, Metro de Málaga, para el periodo transitorio en el que se encuentra la explotación en estos momentos (claramente incompleta, con las líneas 1 y 2 unidas por el intercambiador de El Perchel), y que era de unos 4,9 millones.

Hasta ahí las buenas noticias. Ahora vienen las malas. La primera es que estos 5,2 millones de viajes han costado nada menos que 65,5 millones de euros, que es la aportación que hace la Junta con sus presupuestos. De momento, lo está haciendo de manera exclusiva, aunque al Ayuntamiento le toca el 25% de la factura, que tendrá que empezar a pagar tarde o temprano. Por tanto, cada viaje ha costado a la Administración un total de 12,6 euros. Al menos, la subida de pasajeros ha permitido que el coste unitario sea menor: el año anterior fue de unos 13,1 euros.

La facilidad del transporte extiende los pisos de estudiantes más allá de Teatinos

  • El metro ya ha empezado a provocar cambios de hábitos en la capital. El incremento medio de usuarios fue el año pasado del 4%, aunque en el último trimestre del año de octubre a diciembre que coincide con el arranque del curso académico en la Universidad de Málaga, llegó a ser del 10%. Desde la sociedad concesionaria, Metro de Málaga, explican esta circunstancia por el hecho de que la mayor facilidad del transporte hasta el campus haya llevado a grupos de estudiantes a alojarse en barrios de la Carretera de Cádiz, el entorno de La Unión y Carranque, donde los precios de los alquileres son más económicos que en Teatinos. A ello, se une también el incremento lógico de la demanda por la mejora del conocimiento de los potenciales clientes respecto de sus posibilidades.

  • Otro factor que se ha observado ya es la nueva centralidad que, si bien ya existía, ha crecido en cuanto a afluencia, y que se localiza en los centros comerciales del entorno del intercambiador de El Perchel. Vialia, muy especialmente, pero también Larios Centro y el entorno de Cuarteles y Salitre están notando un repunte de la actividad y la afluencia de público. Y es que, ante la facilidad y la rapidez para comunicarse desde la Carretera de Cádiz y Teatinos, muchos ciudadanos optan ahora por hacer sus compras o pasar su tiempo de ocio en esta parte de la ciudad, en lugar de llegar hasta el saturado Casco Histórico.

De ahí la necesidad acuciante de culminar toda la infraestructura cuanto antes:a partir del primer año completo de operación, con la llegada a El Corte Inglés, la Alameda Principal y el Hospital Civil (si es que finalmente este último se logra hacer)los viajeros previstos pasarán a ser al menos 21,3 millones, con lo que la tarifa técnica se reducirá a 3,3 euros (sobre una aportación pública de 70 millones anuales). Sin perder de vista lo que ello supondrá para la movilidad urbana sostenible en el entorno del Casco Histórico.

Incertidumbre en las fechas

La incertidumbre sobre las obras pendientes para la finalización de la red no permite a día de hoy saber con exactitud cuándo llegará al Centro, que es el destino anhelado por la mayoría de los potenciales clientes. Como derivada de la anterior, tampoco se sabe hasta cuándo habrá que seguir pagando esa factura desorbitada, por no captar el volumen de público para el que el suburbano se ha proyectado.

Los últimos cálculos sobre la esperada entrada en el Centro se van ya al primer semestre del 2019, según ha reconocido la Junta. En este punto, hay que diferenciar entre los dos tramos pendientes de terminar: por un lado, el de la Alameda y el puente de Tetuán, cuyas obras marchan a buen ritmo y, de momento, sin graves incidencias. Y el de la avenida de Andalucía, el peor punto negro del suburbano en sus diez años de historia, donde el reinicio de la excavación del túnel se ha vuelto a retrasar por enésima vez.

El problema es que todavía no se ha completado el largo proceso burocrático de rescisión del contrato con la anterior constructora, Ortiz, y hasta que la ruptura no sea plenamente oficial no se podrán volver a contratar los trabajos con otra empresa. El procedimiento tiene todavía algunas semanas por delante, aunque el consejero de Fomento, Felipe López, aseguró la semana pasada en Málaga que es optimista, y que se podrían licitar finalmente en febrero. A falta de conocer las bajas de plazo de los futuros licitadores, ya se puede decir que técnicamente será imposible alcanzar el hito comprometido inicialmente por el consejero, y que preveía llegar al Centro de la capital a mediados del año que viene.

Al menos, la parte sustancial de la negociación, que es el acuerdo con la empresa sobre las mediciones y las valoraciones económicas, ya se alcanzó el pasado verano, por lo que la liquidación final sí está pactada entre los técnicos de ambas partes. En total, las unidades de obra ejecutadas ascienden a unos 32 millones, de los que faltan por pagar 4,3 millones. El resto ya se había certificado antes.

El Consejo de Gobierno también ha desbloqueado el presupuesto necesario para volver a licitar lo que queda por hacer, más o menos el 35% del túnel y la estación Guadalmedina. Este paso se produjo finalmente en noviembre, con la aprobación de una partida autonómica de 24,7 millones.

Peor pronóstico tiene la prolongación hasta el Hospital Civil. Tras el divorcio institucional que se escenificó el 29 de diciembre, la Junta está comprometida a seguir adelante con la tramitación necesaria para que pueda llegar a ser una realidad, tras tumbar definitivamente la idea del metrobus propuesto por el alcalde, Francisco de la Torre.

La hoja de ruta está planificada. El Gobierno andaluz iniciará en los próximos días los trámites para declarar estas obras «de interés metropolitano». Ello supondrá, ya de entrada, la solicitud de un primer informe al Consistorio para tratar de lograr un posicionamiento taxativo, sobre si permitirá o no su realización. Si esta respuesta es tajantemente negativa, el Gobierno andaluz denunciará al Ayuntamiento para que pague los platos rotos, esto es, la factura de los tres millones de viajeros que no se podrán sumar al sistema, esto es, un número similar pero en euros.

El consejero responde

En este sentido, el consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López, confirmaba ayer en una entrevista a Europa Press que espera poder licitar en esta primavera la obra del tramo del metro al entorno del Hospital Civil, aunque advirtió de que las obras de ese tramo «será imposible llevarla a cabo sin la cooperación del Ayuntamiento de Málaga».

«Tenemos que seguir avanzando y la lógica que subyace en la declaración del interés metropolitano es cumplir la hoja de ruta que tenemos trazada, que estaba pactada con el Ayuntamiento», aseveró el consejero, quien insistió en que «lo que el Consistorio plantea es algo inasumible y absolutamente imposible de aceptar, porque se escapa en términos de legalidad a la concesión administrativa que se hizo en su día para la explotación del metro».

Por ello, insistió en que «interesa concluir el metro de Málaga tal y como está concebido y pactado en un acuerdo entre todos, incluido el Ayuntamiento, esto no es un invento de la Junta».

A estas alturas yapocos dudan de que el metro será un éxito. La única duda, hoy igual que hace diez años, es cuándo se dejará de hablar de él.

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