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«Lo de viajar a Marte es una tecnofantasía para tener entretenido al personal»

«Lo de viajar a Marte es una tecnofantasía para tener entretenido al personal»

Antonio Diéguez es un filósofo ocupado en el transhumanismo, una corriente que confía en la tecnociencia para alumbrar un sucesor del homo sapiens no sujeto al azar genético ni al envejecimiento. Es de los pocos filósofos hispanos asomado a un pensamiento en el que trata de espigar ciencia ficción y charlatanería de lo que ya se cuece en los laboratorios de genética sintética.

JOSE VICENTE ASTORGA

Domingo, 27 de noviembre 2016, 01:42

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La vida es azar del que no escapa ni su profesión. Tras quedarse sin plaza en Bellas Artes, se puso en cola en la ventanilla para matricularse y le llamó la atención el programa de Filosofía y Letras. «No tenía vocación filosófica, pero a medida que estudiaba me interesó cada vez más», reconoce. Luego llegaría la docencia como alumno de Biología-tiene 139 créditos en el grado-, estancias en el extranjero -Helsinki, Harward, Oxford- y cinco libros. Trabaja en el próximo, una reflexión sobre el transhumanismo, el pensamiento tecnocientífico que dibuja un planeta sin seres no limitados como ahora por la biología.

-El del transhumanismo no es un campo muy extendido en la universidad española

-Sí, pero en el mundo anglosajón tiene mucha repercusión desde hace 20 años tanto en el mundo académico y en los medios. En Oxford tienen uno de los centros más punteros, también en California. En el mundo hispano hay muy poco, en Granada hay un grupo que trabaja con otro de Oxford; en México, en la UNAM, en Madrid y Barcelona. Sí, soy de los pocos.

-Una corriente muy atractiva para quien como usted se dedica a la evolución cognitiva.

-Una de las cosas que propugna es potenciar las capacidades cognitivas. Cómo dice Stephen Hawking, si queremos competir en poco tiempo con las máquinas inteligentes tendremos que prepararnos, primero gracias a la medicina y luego con ingeniería genética. Hay en todo esto mucha palabrería. Yo lo que intento es explicar lo previsible y lo que es propaganda.

-¿Todas las corrientes parten de una especie de obsolescencia programada de los humanos, de una evolución con fecha de caducidad?

-Se podría ver así. Uno de los objetivos fundamentales es precisamente conseguir un alargamiento significativo de la vida. Los 150 años y, más allá, una vida indefinida. Hay una parte que considera que hay que sustituir el humanismo. Uno de los que más aboga por ello es Peter Sloterdijk, que polemizó con Jurgen Habermas, o mejor con sus discípulos. En su obra 'Normas para el parque humano' considera que el proyecto de 'domesticación' del ser humano ha fracasado porque no hemos conseguido civilizarlo con lecturas, educación. Por tanto, si queremos impedir la audodestrucción no habrá más que manipularlo genéticamente. ¡Imagínese decir eso en Alemania! Esa idea ha ido calando y en el sector más radical, el poshumanismo promueve una nueva especie que garantice su futuro.

-En clave darwiniana dirigir la evolución gracias la tecnología.

-Pues sí, guiada por nuestra voluntad. Creo que aquí no hay que hacer condenas generales de si se manipula al hombre como algo sacrosanto, ni tampoco los que sólo ven maravillas. La mayor parte son especulaciones. ¿Quién se negaría a eliminar el gen de la fenilcetonuria? De ahí se puede pasar a otras cosas como la eugenesia, a mejorar. Para ellos, a diferencia de una eugensia programada por poderes institucionales, sería una eugenesia por deseo de los padres. Pero eso tampoco garantiza la bondad de los resultados. Mucha gente en el mundo va a querer hijos con la piel clara, y pelo rubio, el mejor fenotipo para sus hijos, que sea más listo y más alto. Tendrían que tener el deber moral de elegir lo mejor para sus hijos, pero en términos globales la suma puede llevar a un sesgo determinado de la población.

-¿La lotería genética es cosa del pasado?

-Esa es la idea. Consideran que no hay nada moralmente reprobable. Todo va a estar basado en decisiones individuales.

-Y los filósofos, con el transhumanismo, andarán desbordados a la hora de enjuiciarlo

-Sí, pero encontrará de todo. Gente que lo aplaude, como Jhon Harris y gente muy crítica, como el propio Habermas, que curiosamente siendo un hombre de izquierda está más próximo a la Iglesia., y él ve con mucho temor todo esto. Opinan que si modificamos la naturaleza humana estaríamos cortando la posibilidad de conocernos como seres éticos, con una base moral. Sería la destrucción de nuestra especie. Desde la derecha, Francis Fukuyama, también es muy crítico. Ya se desdijo del fin de la historia después del muro de Berlín. Sostiene que la historia depende ya de la ciencia y la tecnología y que es impredecible. Al transhumanismo le llama la idea más peligrosa del presente. Tienes filósofos que quieren ver qué hay de sensato hay en todo esto.

-¿A qué club se apunta usted?

-A este último. Va a haber cosas inevitables, y además deseables. La biotecnología permitirá eliminar enfermedades genéticas, prolongar la vida más años en buen estado, pero nadie se le oculta que vendrán cosas más peligrosas. ¿Interesará aumentar el cociente intelectual si eso no da más felicidad? El mejoramiento individual, estará reservado sólo a una élite económica? Cuando todas las técnicas estén disponibles, ¿serán sólo para los ricos?. Esto son problemas políticos y sociales que habrá que ir pensando. Algunos biólogos nos dicen que estamos asustando a la gente con cosas que no se sabe si podrán ocurrir. Tienen algo de razón, pero no son ideas tan descabelladas. Hace sólo unos meses ya se han aplicado técnicas de edición de genes en embriones humanos, en China. Técnica de edición de genes Crispr/Cas 9 también utilizada en un terapia para un tipo de cáncer manipulando los linfocitos T. Es lo último. Nos permite cortar y pegar genes con total precisión.

-Usted tiene también formación científica. Es un filosofo de la ciencia que ha hecho ciencias, algo poco habitual

-Esa es mi vocación, y hay una buena tradición en España, pero digamos que el grueso de compañeros de Filosofía ven la ciencia con cierto reparo.

-Algo muy español, por cierto

-Sí. En el mundo anglosajón, la filosofía no está tan enfrentada a la ciencia como aquí y en otros países. La llamada filosofía continental recela. Se considera que es superficial o, como decía Heidegger, que la ciencia es superficial y no piensa, algo del todoinaceptable.

-Eso es limitar a los filósofos a policías éticos de los científicos

-Incluso aparecer como los únicos con un pensamiento omniabarcante. Creo que buena parte de la cultura proviene de la ciencia, y que hay tareas que los filósofos han abandonado y que asumen los científicos.

-¿Por ejemplo?

-Las especulaciones de los físicos sobre el universo tienen un componente metafísico tan aventurado que los filósofos de hoy día no se atreverían a hacerlas. La astrobiología, la cosmología, las teorías sobre el origen del universo,la idea de que tiene más de cien dimensiones, las teoría de las supercuerdas....

Control

-¿Todo lo que se puede hacer en ciencia, se acabará haciendo?

-Los transhumanistas lo repiten mucho para que no haya oposición de ningún tipo. Tal cosa se hará, porque si no lo hacemos nosotros, otros la harán. Es una tesis peligrosa. Si todo el mundo se rinde y no hay control. La Unión Europea, por ejemplo, tiene muchas normas para la biología sintética, que trata de crear nuevas funciones nuevas en seres vivos e incluso nuevos seres vivos. Craig Venter estaba en el proyecto colectivo de genoma humana, pero luego lo hizo él, y tiene ya una seria de empresas. Hace cosas increíbles como sintetizar un genoma e implantarlo en una bacteria. No es crear vida artificial pero si un genoma. Se pueden estar haciendo cosas que escapan al control. No me convence la teoría de que es suficiente con el propio autocontrol de la comunidad científica. Es una idea anterior a que la ciencia tuviera tanto poder. Ahora lo tiene enorme y lo tendrá mucho más y puede que sin control democrático.

-¿Conoce algún caso de líneas de investigación de vanguardia a través de crowfunding?

-Recuerdo justo un caso para lo contrario. Un grupo de ingenieros se ha movilizado para evitar que se fabriquen armas inteligentes autónomas porque las armas del futuro podrán tomar sus decisiones. Y cuando las máquinas toman esas decisiones la cosa se pone peligrosa.

-¿Todo filósofo de la ciencia es optimista sobre sus bondades?

-Me apunto a un pesimismo moderado, como creo que la mayoría de filósofos. Al final, el papel que nos dejan los científicos a los filósofos es el de Pepito Grillo, el de señalar los problemas, aunque no guste. Se están vendiendo logros de forma alegre, y hay que puntualizar con realismo porque es raro encontrar el rechazo total a avances, salvo en personas que vengan de un pensamiento religioso fuerte o de una posición ecologista.

-Con la influencia religiosa en retroceso en el mundo, ¿el liderazgo definitivo lo tendrá la ciencia?

-Precisamente el transhumanismo, como movimiento tecnocultural, ocupa en parte ese terreno. Hay mucha gente con una fe ciega en las promesas de la tecnología: una vida de duración indefinida, pero aquí no en el Más Allá, con un mejoramiento genético que elimina enfermedades, que hasta podría volver eventualmente tu mente para viajar a otros planetas. Todo eso se convierte en sustituto de una religión. La tecnología convertida religión. Para mucha gente se puede crear una religión laica basada en el ser humano. Yuval Noah Harari, israelí, sacó en septiembre 'Homo Deus, en septiembre, y cuando se edite en español, seguro que será best seller. Mantiene que la ciencia y la tecnología no derribará viejas creencias, si no que les darán nuevo contenido.

-Pese a todo, parece que la mente humana viene de serie con un sustrato espiritual

-Al menos, que necesita esperanzas y anhelos, algo que le dé sentido.

-Y ese cambio radical ¿no acabará por fin con las preguntas eternas de la filosofía?

-Al contrario, a pesar de lo que dice Hawking, lejos de acabar con la filosofía el avance de la ciencia le está dando más campo. A ningún filósofo se le ocurriría hoy indagar ya sobre el alma, porque la ciencia ya ha hablado sobre la mente humana, pero si tiene sentido pensar sobre la finalidad por ejemplo de una vida muy larga. ¿Para qué vivir 300 años? ¿Qué relación tendrías con tus hijos? ¿Estarías casados con la misma pareja 300 años? Aguantarías tu profesión todo ese tiempo. Conviene ir pensando en esa sociedad

-¿Hay un resurgir del interés por el mundo de las ideas o siempre será minoritario?

-Sin duda ese tipo de temas de ciencia y tecnología despiertan cada vez más interés.

-¿Lo nota en sus clases?

-Sí, sobre todo cuando son alumnos vienen con una formación científica previa. Doy máster en biología evolutiva a alumnos de biología, y siempre se muestran muy interesados. A mi me atrae esa frontera, entre la ciencia y la filosofía. Yo, cuando voy a una librería no miro la parte de filosofía, sino la de ciencia y luego me voy a filosofía. Los temas relevantes de nuestra época están en esa frontera.

-El cambio climático es uno de ellos. O actuamos ya o habrá que pertrecharse como especie para vivir en un medio ambiente más hostil.

-Está muy bien que se tomen medidas, cumbres del clima y todo eso, pero no tenemos tiempo para cambiar mentalidades. Mi única esperanza es confiar en la tecnología, y no soy un tecnoptimista. O nos salva la tecnología..porque no tenemos tiempo para cambiar la actitud. Los países pobres quieren también comer ternera y eso el planeta no lo aguanta. ¿Cómo los convences de que coman verdura? Hay que apostar por un cambio tecnológico radical que motive a la industria, que lo vea rentable. Lo del 'pick oil',el fin del petróleo, cada vez se retrasa. Si quemamos todo el combustible fósil, el planeta no aguanta.

-Cuando lee que habrá viajes aMarte, ¿le suena a juegos de distracción frente a lo que tenemos encima?

-Son tecnofantasías para entretener al personal, para que se consuele. Mi amigo Jorge Riechmann, el ecologista, en su libro 'Gente que no quiere viajar a marte' lo dice claramente. ¿Nos vamos a cargar este planeta porque tenemos la posibilidad de irnos a Marte? Eso es absurdo. Tecnológicamente no es viable, y Marte no es además no es un buen sitio para vivir. ¿Vamos a no cargarnos la tierra? Son jugadas de tecnoutopía y los que vayan serán dos o tres a vivir en condiciones pésimas.

-Pero el imaginario colectivo ya lo tiene casi asumido como un avance con fechas y todo

-Se hace creer en esperanzas y también en peligros que no son reales. Es como lo de los robots superinteligentes que acabarán con nosotros. Tenemos máquinas muy inteligentes, pero para tareas concretas. ¿Una máquina que nos pueda igualar en inteligencia en todos los aspectos? No lo creo. Lo está propagando Hawking y dice que hay que manipularse o ir a otro planeta. Es un discurso que produce más daño que beneficio a la propia investigación. Algunos lo pintan en plan Terminator. Hay gente como Ray Kurzweil. Hay tecnopapanatas, un tal Cordeiro, un discípulo que sostiene cosas delirantes. Es un discurso que vende bien: volcar la mente en un ordenador, viajar a planetas lejanísimos.... Tienen montada una universidad financiada por la Nasa y Google, la Singularity University, que tiene una sede en Sevilla.

-Todo eso suena a homeopatía científica

-Es buena comparación.

-¿Por qué las grandes carencias materiales materiales de la humanidad no están en la agenda de prioridades la ciencia?

-Es cierto, y debiera ser un objetivo central. En biotecnología, incluso, se pueden acrecentar las desigualdades. Los transhumanistas alegan que todo avance tiene un coste. Si no se hubiera investigado en telefonía móvil no sería el avance que hoy es. Es una respuesta cínica, porque no es lo mismo un móvil que la aplicación de biotecnología en el ser humano.

-¿Occidente y el hombre blanco seguirán liderando el avance científico?

-Eso se está acabando. El centro de gravedad de la ciencia se esta desplazando a Asia. En China la regulación es más laxa. El nuevo escenario está claro que será oriente. India en software informático, y China en biotecnología. Un gran porcentaje en Harward son graduados chinos y coreanos que hacen el doctorado. Y tiene su explicación porque los propios EE UU saben que es mejor avanzar desde la cooperación.

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