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Rafael Ortega, testigo directo de los hechos sucedidos en Plaza & Janés.
Rafael Ortega: “Hay muchas mentiras sobre el poltergeist de la calle Císter"

Rafael Ortega: “Hay muchas mentiras sobre el poltergeist de la calle Císter"

El jefe de ventas de la editorial Plaza & Janés, testigo directo de los hechos, explica qué vivió exactamente aquel 6 de junio de 1991

jon a. sedano

Viernes, 4 de noviembre 2016, 20:36

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Rafael Ortega está sentado en una silla de mimbre en el porche de su casa. Estás hablando con la persona a la que le pasó todo. Sonríe aliviado y nos dice: Tenía miedo de que me pasara como la vez anterior. Un hombre me llamó para hablar de lo que había pasado y cuando se presentó en mi casa bajaron de una furgoneta varias personas con focos y cámaras. Era un periodista de Cuarto Milenio, pero no me había avisado de nada de eso.

Horas después de publicar en SUR.es el artículo del poltergeist de la calle Císter su hijo nos contactaba. Rafael Ortega, jefe de ventas de Plaza & Janés y testigo directo de los hechos, estaba vivo. Grabadora en mano nos personamos en el domicilio. Ya es casualidad que justo en un rato viene un amigo a casa que también trabajaba en la editorial. Cuando comienza a explicar lo ocurrido llega Fidel Martínez. Ambos, narran qué pasó aquel 6 de junio de 1991.

Eran sobre las 17:30h. Estaba enseñando a dos aprendices en la Sala de Ventas de la planta de abajo cuando escuchamos un ruido fuera -explica Rafael-. Al salir, una fluorescente de los expositores que daban a la calle estaba rota en el centro de la habitación. En ese momento escuchamos otro ruido, ahora en la Sala de Ventas. Volvemos a ella y la pizarra en la que estaba escribiendo se había descolgado. Un nuevo golpe. El tope del cerrojo de la puerta principal, que llevaba 30 años sin quitarse, estaba tirado en el centro del hall. Los lapiceros con bolígrafos y algunas cortinas también se cayeron. Atónitos vimos que un mueble se desplomaba sobre una mesa. En su parte superior tenía la marca de dos manos, como si lo hubieran empujado.

Sabemos que un seísmo no fue, pero ¿pudo ser algún movimiento de los cimientos del edificio?

No, porque además una cosa que pasó justo después, cuando llegó nuestro jefe, el Sr. Cuesta, es que le cayó agua en la camisa, como si lloviera dentro de las oficinas. Y otro detalle es que uno de los cuchillos de una cubertería que teníamos para regalar, que estaba dentro de su caja, lo encontramos debajo del escritorio del jefe en otro despacho, explican ambos.

¿Se personó la policía o el deán de la Catedral como se comenta?

Se cuentan muchas mentiras sobre el poltergeist de Plaza & Janés. La Policía Nacional, que estaba por aquel entonces en La Aduana, fue a la editorial, pero al ver que no pasaba nada más se fue. No hubo ningún informe. Por otro lado, uno de los trabajadores, Joaquín, sí que fue a la Catedral a por romero y agua bendita, pero no vino ningún deán ni nadie por el estilo.

¿Cómo surgió el supuesto fantasma?

Al día siguiente -añade Fidel-, vinieron varios parapsicólogos para ver qué había pasado. Hicimos una cadena humana. Éramos unos catorce o quince. Estábamos en silencio esperando con dos grabadoras cuando una de las mujeres exclamó: 'Mira, mira, por ahí va'. Otro más también dijo que lo vio, aunque los demás no vimos nada. Las grabadoras hicieron un ruido raro y en ese momento nos pidieron una foto de Miguel D., trabajador que se había suicidado años atrás. Trajimos una fotografía enmarcada de él pero el marco tenía una astilla que no dejaba ver su cara, aunque confirmaron que era a él al que habían visto.

¿Había pasado o pasó algo extraño después de aquel suceso?

Alguna vez en las oficinas de arriba habían encontrado papeles revueltos en algún cajón o la puerta principal abierta, pero nada como esto. Y después, durante el año que estuvimos allí, no pasó nada.

Rafael Ortega y Fidel Martínez ponen así fin a muchos rumores que habían quedado sin poderse contrastar. La incógnita sobre lo que pasó aquel día en Plaza & Janés seguirá existiendo, aunque ahora será menos tenebrosa.

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