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ANA MEDINA
Domingo, 18 de septiembre 2016, 01:01
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Corría el año 1989 cuando, siendo obispo de Málaga Ramón Buxarrais, comenzó esta iniciativa de formación. Las delegaciones diocesanas de Apostolado Seglar y de Catequesis promovieron lo que entonces se denominó 'Escuela de Agentes de Pastoral', una herramienta sencilla, sin titulación universitaria, que ha permitido la formación de casi 1.100 hombres y mujeres a través de sus seis sedes, repartidas por toda la provincia, y cuyo plazo de matriculación se encuentra abierto hasta el 28 de septiembre.
El objetivo sigue siendo el mismo: ofrecer una formación básica, articulada y sistemática sobre Dios, la Iglesia y Jesucristo a personas que, sin necesidad de requisitos académicos, desarrollan tareas diocesanas, parroquiales o en hermandades y cofradías. «En muchas tareas eclesiales no valoramos suficientemente estar preparados -afirma Gabriel Leal, coordinador de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga-. Tener motivación para emprender una tarea es muy importante, pero si queremos tener personas adulta y corresponsables, y no un mero «apoyo» del sacerdote, hace falta que haya más formación y eso no todo el mundo lo ha descubierto».
En el año 2010 ya se había extendido por la geografía malagueña a través de cinco sedes (Ronda, Antequera, Mijas-Costa, Marbella y Torre del Mar) y se renovó su Plan de Formación, pasando a denominarse Escuela Teológica Beato Manuel González. Hace tres cursos, la ciudad autónoma de Melilla también se unió a esta experiencia. En ella se ofrece un itinerario de tres cursos, donde se ofrece una síntesis de la fe cristiana. Lo más característico de esta formación es, en palabras de Gabriel Leal, que «después de estudiar el tema en la casa, tienen una reunión de grupo, donde comparten un momento de oración, hacen una síntesis personal del tema y contestan un cuestionario, que permite aplicar lo visto en el tema, al mundo en que viven. Ese compartir es lo más valorado por los alumnos, ya que les permite descubrir que la fe es más grande que el camino concreto que ellos han hecho. En toda mi vida como docente, no he encontrado valoración más positiva que la que los alumnos hacen de esta herramienta, tan sencilla, de formación».
José Manuel Navarrete es una de las muchas personas que han pasado por esta experiencia. «Llegué a través de la parroquia, donde conocí la existencia de esta escuela de vida. A mí, personalmente, me aporta la posibilidad de aprender a vivir mi vida de forma que esté en consonancia con el seguimiento de Jesús». Los monitores son una pieza clave en este proceso, hombres y mujeres voluntarios que prestan su tiempo y su formación para acompañar el recorrido intelectual y personal de los alumnos. Kikina Pérez-Cea es una de ellas, y afirma «estoy entusiasmada. A mí esto me llena y me gustaría que todo el mundo se apuntara. A los monitores también nos aporta muchísimo. Lo más importante, en mi opinión, es acoger a la gente, que se sienta en casa, porque eso se te queda en el corazón y no se te olvida nunca».
Compromiso del alumno
Loli Fernández es la coordinadora de la Escuela Teológica en Málaga, quien participa en ella desde el primer año, primero como alumna, luego como monitora y ahora, con la misión de coordinar. «En mi formación me ha ayudado mucho. He sido catequista durante muchos años y esto me ha servido de modo incalculable. Y como experiencia, es incomparable».
Tanto alumnos como monitores lanzan una invitación a no desaprovechar esta herramienta formativa que ofrece la Diócesis de Málaga. «Al tratarse de una formación estructurada, exige un compromiso serio: acudir a clase, reflexionar y estudiar en tu casa. Pero son obstáculos que hay que vencer. Hoy en día, incluso para ser un adulto responsable en nuestra sociedad, para mirar la realidad desde la fe, en un mundo con tanta información, es necesario un proceso donde alguien te acompañe a elegir y discernir para poder dar razón de aquello en lo que crees», afirma Leal.
La Escuela Teológica no es el único instrumento formativo de la Diócesis, que cuenta también con el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Pablo, para laicos y religiosos que deseen realizar estudios de rango universitario, y el Seminario Diocesano, para formar a los futuros sacerdotes.
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