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Jorge Fernández, en el laboratorio de la universidad londinense donde realiza un máster.
Un ingeniero malagueño investiga para que discapacitados muevan objetos con la vista

Un ingeniero malagueño investiga para que discapacitados muevan objetos con la vista

Jorge Fernández Quesada realiza en el prestigioso Imperial College de Londres un máster sobre diseño industrial médico

Francisco Gutiérrez

Miércoles, 31 de agosto 2016, 00:38

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Que personas sin movilidad en los miembros superiores puedan realizar tareas sencillas con la vista es todo un reto para los científicos. Pero es la meta que se ha fijado un joven malagueño, Jorge Fernández Quesada, que estudia en el prestigioso Imperial College de Londres un máster de diseño industrial y emprendimiento.

El objetivo de Jorge es elaborar un plan de negocios y técnico para este dispositivo médico, mezclando la ingeniería y los estudios de empresa «para ver cómo desarrollar tecnología médica y llevarla al mercado», afirma. En concreto, su trabajo se centra en el desarrollo de un interfaz ocular para que personas con movilidad nula de los miembros superiores puedan llevar a cabo tareas (como puede ser comer, beber o abrir y cerrar cajones y puertas) que no podrían llevar a cabo de otro modo. El sistema está pensado para personas con ELA, distrofia muscular y lesiones de médula espinal, entre otros colectivos. «Es muy interesante, pero la verdad es que me estoy dando cuenta de lo desafiante y complicado que es conseguir comercializar cualquier tipo de dispositivo médico, ya que hace falta una gran inversión para llevar a cabo la regularización y ensayos clínicos», aclara.

Jorge Fernández tiene 24 años, nació en Málaga y ha vivido en El Palo, «por el cual siento mucho apego», afirma desde su laboratorio a poco más de un mes para terminar el máster (un año de duración). Estudió hasta la ESO en el colegio Platero y el Bachillerato en San Estanislao de Kostka, donde consiguió matrícula de honor.

Los estudios universitarios, Ingeniería Biomédica (en inglés) los realizó en la Universidad Carlos III de Madrid. Aclara que no lo hizo en Málaga porque «no había ninguna carrera equivalente. Después se puso un grado parecido, Ingeniería de la Salud, pero para mí ya era demasiado tarde», señala. Durante la carrera hizo algunas estancias en el extranjero, primero a Lovania (Bélgica) para un cursillo de verano organizado por BEST (Board of European Students of Technology). La segunda experiencia fue en tercer año de carrera, cuando fue seleccionado para una beca de movilidad internacional en la Universidad de California en Irvine, donde estudió durante todo un año y «aprendí a valorar los diferentes principios que rigen el funcionamiento de las universidades americanas». De nuevo en España para acabar la carrera, consiguió una beca de colaboración para hacer el proyecto fin de carrera con la empresa tecnológica Indra, ayudando a desarrollar un sistema de telerehabilitación para personas con movilidad reducida llamado Toyra.

Tras acabar la carrera, realizó un máster de administración de empresas para posgraduados de ESESA y después solicitó una plaza en el máster de diseño de instrumental médico y emprendimiento en el Imperial College de Londres. «Si el grado en Madrid y el máster en Málaga fuesen los pilares de mi puente del conocimiento, el máster que estudio ahora mismo sería el tablero del mismo, que permite que conocimientos de ambos campos tengan un área de confluencia», explica Jorge de manera gráfica.

Jorge Fernández ha escogido esta línea de trabajo (que une la ingeniería biomédica y las tecnologías de asistencia) porque cree que se pueden desarrollar muchas ideas interesantes que tengan un impacto más allá del meramente económico, «haciendo que no solo la salud de la gente mejore, sino que también incremente su dignidad, independencia y calidad de vida», sostiene.

El máster cuesta 10.000 libras (casi 12.000 euros), y Jorge ha sido uno de los universitarios españoles beneficiarios de la iniciativa de banco social MicroBank, puesta en marcha por CaixaBank. Se trata de una línea de préstamos que se pone a disposición de los universitarios para aportar financiación asequible, sin necesidad de aval. El microcrédito se dirige a cubrir los gastos de matrícula y estancia y no se empieza a devolver hasta un año después de finalizar los estudios. Solo se requiere que el alumno se matricule en un máster en un centro universitario europeo. El préstamo se devuelve en un periodo de 5 años en el caso de los másteres de hasta un año y en seis para los de más de un año.

Sobre su vida en Londres, dice ser «afortunado» porque vive a 10 minutos andando de la universidad. Paga 600 libras (unos 700 euros) por una habitación, un precio abusivo que considera consecuencia de la burbuja inmobiliaria que vive la capital británica.

En su departamento hay bastantes españoles y se siente afortunado de estar rodeado de «personas sensacionales tanto a nivel académico como persona. La verdad es que una de las mejores cosas de estudiar en una universidad de este calibre añade son las personas que te rodean, ya que su curiosidad, inteligencia y ganas de aprender son el apoyo más grande para seguir adelante y esforzarte más».

Jorge ha vivido en primera persona el maremoto que ha supuesto la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea, una medida que lamenta. «Este tipo de iniciativas hacen que se dificulte la capacidad para colaborar en temas de investigación a nivel europeo y a no ser que se hagan tratados laborales que suplan lo que existe ahora mismo con los de la Unión Europea, es posible que sea complicado para mí (y otros españoles) labrarse un futuro en Reino Unido».

Entre tanto, Jorge pasa todo el día en el laboratorio y en la biblioteca, estudiando y trabajando, y dice que sus perspectivas de futuro con este máster «son positivas». Pronto se pondrá a buscar trabajo, aunque reconoce que «a medio-largo plazo» su sueño sería volver a España y desarrollar aquí su propia idea de negocio con los conocimientos adquiridos. «Y si puede ser en Málaga mejor aún».

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