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Atracan en los Baños del Carmen a uno de los dueños del restaurante a punta de pistola

Atracan en los Baños del Carmen a uno de los dueños del restaurante a punta de pistola

El empresario forcejeó con uno de los ladrones para apartar el cañón del arma, lo que obligó al delincuente a emprender la huida sin conseguir botín alguno

Juan Cano

Lunes, 22 de agosto 2016, 21:48

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Entraron como Pedro por su casa. Como si fueran dos trabajadores que conocían perfectamente el camino. Recorrieron los pasillos que conducen a la oficina de El Balneario, el restaurante de los Baños del Carmen, donde se lleva la contabilidad del negocio y el pago de nóminas, y encañonaron con una pistola a uno de los socios.

El atraco, que se quedó en tentativa, se produjo sobre las once de la mañana de ayer, con el restaurante abierto al público para los desayunos y una quincena de empleados preparando las mesas cara al mediodía. Los cacos entraron por una puerta de servicio, que está en la parte posterior del local, a la que se accede desde el antiguo camping. Estaba abierta, ya que a esa hora suele haber bastante trasiego de proveedores y trabajadores que se incorporan a su puesto o que acuden a la oficina para cobrar sus nóminas.

La videovigilancia captó a dos jóvenes, uno moreno, vestido con una camiseta rosa y bermudas, y el otro peinado con trenzas y chaleco oscuro, que se adentraron a cara descubierta y con paso decidido por los pasillos de la cocina y el almacén del restaurante. Atravesaron tres puertas y, por el camino, se cruzaron con dos empleados y cedieron el paso a uno de ellos, que llevaba un carrito, mostrando una gran frialdad. Por su comportamiento, conocían incluso la ubicación de las cámaras, ya que uno de los delincuentes miraba permanentemente al suelo y llegó a taparse la cara al pasar junto a ellas.

Al final del recorrido, justo cuando estaban a sólo unos metros de la oficina, ambos se detuvieron y el joven moreno sacó una pistola que escondía bajo su camiseta rosa y se la pasó a su compinche. Ahí se separaron. El primero enfiló el camino de vuelta, para controlar la entrada, y el segundo irrumpió bruscamente en el despacho donde uno de los dueños del restaurante se dedicaba a las finanzas del negocio. «Me caí de la silla al verlo», relató la víctima, aún sobrecogida. El atracador se dirigió hacia él mientras le apuntaba con una pistola. «Creí que me iba a pegar un tiro», añade.

El empresario forcejeó con el delincuente para tratar de apartar el cañón del arma. Su resistencia empujó al atracador a marcharse, apenas 10 segundos después, sin botín alguno. Corrió hasta encontrarse con su compinche, seguido por la víctima, cuyos gritos alertaron al resto de trabajadores. Pese a ello, no consiguieron darles alcance. Ahora, es la policía la que trata de dar con ellos para detenerlos.

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