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Pilar Martínez
Miércoles, 10 de agosto 2016, 00:00
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Forma parte de una nueva generación de profesionales del turismo que pisan con fuerza y que acaba de ser distinguida por la Junta de Andalucía como la empresaria del año en los Premios Andalucía del Turismo. María Herrero lleva en sus genes la pasión por una industria que no sólo le reporta en la actualidad importantes éxitos, sino que le evoca los recuerdos de sus veranos más felices, aquellos en los que jugaba a ser empresaria, como sus padres, que regentaban unos apartamentos turísticos en Torre del Mar. «Allá por 1993, mi hermano, Andrés, y yo comenzamos a ir a los apartamentos para estar más tiempo con nuestros padres y nos entreteníamos ayudándoles en cuestiones de poca importancia, pero con las que fuimos aprendiendo los entresijos de un negocio que nos fascinaba. Para nosotros era una forma maravillosa de disfrutar del verano», cuenta esta malagueña, gerente del hotel La Viñuela. Mientras atiende a su hija, que ya quiere aprender a dirigir el hotel, apunta que de esta época de mediados de los noventa también son inolvidables las tardes en el club náutico en Torre del Mar con la pandilla de amigos, que siguen siendo sus mejores compañeras, y de aquellas tardes de playa que se prolongaban hasta las once de la noche. «No necesitaba ir de viajes o salir a otros sitios para recordar como muy felices estos veranos. De hecho, sigo pensando en que vivimos en el mejor lugar del mundo para disfrutar los doce meses al año», precisa esta empresaria que no para de emprender.
A sus 36 años, María Herrero, criada en Torre del Mar, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Europea de Madrid, y madre de dos niñas, se encuentra inmersa en un ambicioso proyecto de crear una cadena hotelera para englobar los cinco hoteles que ya gestiona junto a su hermano
Y es que María Herrero avanza sus nuevos proyectos. «Hace unos meses nos hicimos cargo mi hermano y yo de la explotación del hotel Cortijo Bravo, con 21 habitaciones y una categoría de tres estrellas, aunque podía ser de cuatro por las instalaciones. Allí hemos trasladado la filosofía de una atención muy personalizada como la que llevamos a cabo en La Viñuela Boutique Hotel». Pero además, se han lanzado a gestionar otro establecimiento en Ronda, que ahora se llama Don Benito, pero que en unos meses abrirá como nuevo y con el nombre de Posada de Ronda. En esta localidad ya comercializan también el hotel Molino del Arco. La expansión empresarial, que comanda siempre junto a su hermano, le ha llevado incluso a saltar de provincia y desembarcar en Sevilla con la gestión del establecimiento Casa Romana.
Todos estos nuevos proyectos le han llevado a que este verano, además de faltarle horas para estar al frente de estos negocios también avance en la creación de una nueva marca bajo la que operará todas estas iniciativas. «Será una modesta cadena hotelera», afirma con el orgullo de quien mira hacia atrás y sigue pensando en que tras estos éxitos hay un espíritu de esfuerzo, unión y superación que le han transmitido sus padres.
Como empresarios turísticos, las vacaciones estaban reñidas con el verano. De ahí que Herrero recuerda que sus viajes a Andorra, a Baqueira o a Sierra Nevada para esquiar, disfrutar de la nieve y de la familia se convertían en las singulares vacaciones de invierno. «En un destino como la Costa del Sol son miles de familias las que trasladan sus escapadas a los meses de menos actividad en el turismo y son tan felices como las que nos llenan cada verano la Costa del Sol», declara, para apostillar que al final las vacaciones se componen de momentos de disfrute. «La clave está en saber aprovechar cada instante y hacer de él un momento divertido, de esos que yo ahora recuerdo. Como cuando en los días del cambio de quincena en los que pese a que faltaban horas en el día, la jornada acababa con una cena en familia a altas horas de la madrugada. Eran jornadas muy bonitas», dice.
Ahora, como madre de dos hijas asegura que suele sacar al menos cuatro días para ir con las niñas a algún hotel con servicios y actividades divertidas para los más pequeños. El trabajo en turismo es incompatible con coger vacaciones cuando ellas, que disfrutan en campamentos de verano. «Aunque la mayor ya quiere venir por aquí, en referencia a La Viñuela, y ser directora, para lo que ya le he advertido que antes tiene que aprender el trabajo de todos los departamentos. Ahora se repite la historia al cien por cien, porque vivimos donde vivimos y nos dedicamos al turismo. Así que a disfrutar de la playa y de la piscina», dice, para seguidamente destacar el buen momento que vive el turismo en la Costa del Sol. Es una convencida de que esta industria tiene mucho aún por hacer. «Hay que seguir apostando por la calidad y por fidelizar al cliente. Hay mucho bueno hecho, y eso hay que mantenerlo, pero también hay que innovar», señala.
Sobre cuáles serían sus vacaciones soñadas, afirma: «me las planteo poco, para no hacerme daño». Sin embargo, confiesa que tiene mucha ilusión por conocer la Toscana. «Aunque no se mide la felicidad de las personas por las vacaciones, sino más bien por saber convertir cada momento en especial, aunque sean dos días en Tarifa o en Madrid», dice, para insistir en que sus veranos han sido muy felices y eso que sus vacaciones eran muy diferentes. «No cambio esos momentos de risas con los clientes en el mostrador de la recepción. Mi mayor fortuna es haber nacido donde me tocó nacer», asegura.
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