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El Teléfono de la Esperanza atendió la primera llamada en Málaga el 29 de abril de 1976.
Hilo (musical) para la esperanza

Hilo (musical) para la esperanza

El servicio registró en 2015 más de 6.100 llamadas y está preparado para actuar en todos los frentes. Ahora hacen un llamamiento para sumar voluntarios

Ana Pérez-Bryan

Miércoles, 1 de junio 2016, 01:21

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En el teléfono de la Esperanza hay muchos motivos para celebrar. En primer lugar porque este servicio de referencia en Málaga cumple 40 años convertido en ese lugar al que acudir cuando en el horizonte hay más sombras que luces. También porque solamente el año pasado dieron respuesta a más de 6.100 llamadas, o porque sus 126 voluntarios se dejan la piel los 365 días al año, 24 horas al día. Allí los teléfonos nunca comunican. Los que sí comunican, en el buen sentido, son los que están al otro lado. Y todo eso merece una fiesta, una celebración a la altura de sus cuatro décadas de historia en la provincia de Málaga.

LA GALA SOLIDARIA

  • Lugar y fecha. Teatro Cervantes. Mañana jueves, día 2, a las 20.00 horas.

  • Artistas invitados. Joaquín Pareja Obregón, Escolanía 'Jesús Nazareno' de Almogía, Caramala, Armando Casquero, Coral Santa Cecilia, Boleros Imperfectos y Julia Méndez (soprano), acompañada por Víctor Martín (piano) y Cristina Rey (flauta).

  • Entradas. Valen 10 euros y pueden adquirirse en la sede del Teléfono de la Esperanza (calle Hurtado de Mendoza, 3). También llamando al teléfono 952 652 651.

Por eso, el teatro Cervantes se convierte mañana jueves (20.00 horas) en el escenario que pondrá banda sonora, o hilo musical, a la trayectoria del Teléfono de la Esperanza. Será con una gran gala solidaria que permitirá a este proyecto seguir sumando hombros en los que apoyarse y que contará con la participación de artistas como Joaquín Pareja Obregón, la escolanía 'Jesús Nazareno' de Almogía, el grupo de teatro Caramala, Armando Casquero, la Coral Santa Cecilia, Boleros Imperfectos y la soprano Julia Menéndez, que estará acompañada por Víctor Martín al piano y Cristina Rey a la flauta.

Entre todos soplarán las velas de este servicio que el 24 de abril de 1976 descolgó por primera vez el teléfono para atender a alguien que lo necesitaba. A pesar de que cada caso es un mundo, en una gran mayoría hay un denominador común: la soledad. «Son personas que están en un momento de crisis y que necesitan compartirlo con alguien», explica el pedagogo, psicólogo y presidente de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, Juan Sánchez Porras, hoy por hoy al frente de un equipo que ofrece una atención integral en todos los frentes «porque aquí -dice- nos llega de todo». No sólo llamadas desesperada de alguien que tenga ideaciones suicidas -el año pasado se registraron medio centenar de este tipo-, sino también de personas que simplemente quieren compartir con alguien «su deseo de madurar, de crecer o de ser mejor persona». Y para todos los escenarios que se dan entre ambos extremos están preparados.

Por eso la ayuda que llega de este colectivo no se centra sólo en la atención telefónica, que cubren 56 orientadores. También reciben los casos en su sede -en 2015 hubo cerca de 1.500 consultas presenciales-, donde se ofrece asesoramiento en materia laboral, jurídica o familiar de la mano del equipo de voluntarios.

Y precisamente es ahí donde el Teléfono de la Esperanza quiere seguir creciendo más allá de estos 40 años: «Cualquiera puede convertirse en voluntario», anima Sánchez Porras, convencido de que en esta época de crisis muchos parados e incluso jubilados podrían encontrar una salida más que gratificante a sus vidas. Lo primero son las ganas de ayudar, y el resto ya lo aportan los cursos especializados, de aproximadamente un año, que terminan por formar a los candidatos en las diferentes áreas, no sólo atendiendo al teléfono, sino en labores de administración, coordinación de cursos o ayuda en actividades diversas. Por ejemplo organizando la gala que se celebra mañana en el Cervantes, una ocasión perfecta con la que contribuir, en la medida de cada uno, a que al otro lado de este teléfono se siga comunicando. Para bien.

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