Arroyo florido en El Limonar

vias pilló ayer por sorpresa a muchos ciudadanos. Y parece que también a algunos arroyos de la ciudad, que aparecían con abundante vegetación en su cauce, lo que llevó a más de un vecino a pensar que si llovía torrencialmente durante un periodo largo de tiempo, esos cauces convertidos en jardines botánicos como estaban iban a ser capaces de evacuar tanta agua caída en caso de persistir la fuerte lluvia. Las imágenes del Arroyo Toquero a su paso por El Limonar son elocuentes. Algunos vecinos del Paseo del Limonar, paralelo al arroyo, recordaban cómo otros años el arroyo, que recoge las aguas que bajan de la zona del Mayorazgo, acabó con la avenida Pintor Sorolla hecha un lodazal, con barro y restos de ramas y de piedras. Y pensaban que lo mejor era que escampara pronto y que la borrasca que se anunciaba se avecinaba por el Atlántico no complicara más la situación, por mucho que al campo le viene de maravilla tanta agua. El refranero español, certero como pocas cosas en esta vida, ya lo dice:«hasta el 40 de mayo no te quites el sayo», pero parece que estamos empeñados en no hacerle caso. La historia de los arroyos no es nueva y se repite con harta frecuencia. Y es que el desencuentro entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía no afecta únicamente al metro. La falta de entendimiento también está presente año tras año en la limpieza de los cauces de los arroyos. Las competencias están establecidas:El Ayuntamiento es responsable de la limpieza de los residuos sólidos urbanos arrojados a los cauces de ríos y arroyos, mientras que la Junta debe despejarlos de vegetación. Pero no hay manera. En los últimos años el Ayuntamiento viene actuando en solitario realizando la tarea que le corresponde y también la que no, pese a que existe una sentencia del TSJA que establece que la retirada de elementos naturales que se acumulan en los lechos es competencia de la Junta de Andalucía.

Lluvia. Balsas de agua y retenciones

La lluvia provocó también ayer numerosas balsas de agua en muchos sectores de la ciudad y en el extrarradio, como es el caso de las inmediaciones del aeropuerto. La zona de Vialia, calle Victoria, Avenida de Velázquez y en otros muchos lugares los vehículos y también los peatones tuvieron dificultades para circular debido a la presencia de grandes charcos, lo que denota una red de alcantarillado deficiente o no suficientemente limpios, y unos pavimentos en mal estado en muchos casos. También fueron muy frecuentes las retenciones en el tráfico rodado. Algo que algunos achacan al discurrir más lento de los vehículos por la presencia de la lluvia, pero que otros atribuyen a la mayor afluencia de automóviles en las calles, ya que se entiende que muchos motoristas dejan de coger sus motocicletas y utilizan el coche para sus desplazamientos, lo que supone un aumento de vehículos circulando.