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Las empresas tecnológicas: cuando el trabajo se mide en calidad, no en tiempo

Ana Pérez-Bryan

Domingo, 10 de abril 2016, 00:33

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Seguro que alguna vez se le ha venido a la cabeza la imagen de los trabajadores de Google descansando o debatiendo en sus coloridos espacios de ocio cuando piensa en el ideal de la flexibilización y la racionalización horaria. Pues no está muy lejos de la realidad. Las nuevas empresas, sobre todo las tecnológicas, ya dan por amortizado el debate de los horarios y apuestan por la calidad y no por la cantidad. También porque en la mayoría de los casos los empleados tienen que coordinarse con socios internacionales, cuyos horarios distan mucho de los españoles. «Nosotros no tenemos horarios como tal porque trabajamos por objetivos trimestrales», confirma Bernardo Quintero. Él es ingeniero y manager de Virus Total, la empresa que fundó en 2008 y que Google compró en 2012. Por eso las formas de organizarse son bastante similares a las del gigante digital. En su caso, él y sus compañeros todos ingenieros trabajan en Málaga, y aunque suelen coincidir en la oficina «porque es un sitio muy agradable», la presencia allí « no es obligatoria». «El tipo de trabajo que hacemos y la tecnología nos permiten estar en casa o en cualquier otra ubicación», afirma Quintero, quien sí refiere un hándicap en su trabajo: «Nosotros trabajamos mucho con Mountain View, y para ellos empieza la jornada cuando aquí en Málaga es por la tarde, por eso no es de extrañar que tengamos regularmente conferencias a horas intempestivas, que solemos hacer desde casa».

En esta misma línea coincide Freepik, multinacional malagueña líder en la creación y distribución de recursos gráficos para Internet. Su cofundador, Pablo Blanes, también avanza que en su oficina de Molina Lario es horario es «muy flexible». Y eso a pesar de que en apenas un año han doblado su plantilla hasta la treintena de empleados y que más de cien diseñadores freelance aportan contenidos desde todas partes del mundo. Por eso hace falta también cierto orden: «Normalmente empezamos a las ocho de la mañana y salimos a las cuatro de la tarde, con parada para comer. Aunque nos movemos por objetivos y eso nos da más libertad siempre intentamos reservar seis horas para trabajar en equipo: más allá de eso no se rinde», explica Blanes, convencido de que «en los trabajos creativos como el nuestro lo importante es estar motivado y que la gente valore lo que hace». En cualquier caso, este emprendedor de referencia en el mapa de las nuevas empresas pone el dedo en la llaga para cerrar su reflexión: «Salir a las nueve de la noche es una locura».

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