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Jueves, 11 de febrero 2016, 10:55
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Su despacho es el lugar en el que menos para. El contacto con comerciales, clientes y la visita al taller consumen la rutina diaria de este apasionado por la tecnología, pero sobre todo máximo responsable de engrasar una organización de 50 personas. «Rara vez me equivoco», responde cuando se le pregunta sobre su olfato comercial a la hora de vender «emociones y experiencias» -entre 35.000 euros y el millón- a quien entra a este templo del motor. El nivel de vida de sus clientes nada tiene que ver con el suyo. «No somos ricos, pero nuestros clientes si lo son», recuerda la máxima que repite a su equipo, del que se siente orgulloso y con parte del cual ha viajado esta semana a la cuna de Ferrari. Ruiz nació técnico, pero se ha rodado como comercial. Utiliza como coches de empresa modelos que son el sueño de muchos. Sabe que son solo una herramienta de trabajo, y que los disfruta tanto como este empleo de su vida, el de ejecutivo de máximo nivel de una empresa familiar con 108 años de historia. El tiempo libre que le deja una jornada laboral en la que vive como un rico, disfruta cultivando tomates en su casa de campo o llenándose de grasa con su vieja Yamaha 600XT, que está «flamante». Ruiz lo ha sido casi todo en automoción. En Jaén, su tierra, trabajó en Santana Motor y fue directivo de la empresa de componentes Fadesa, en La Carolina. Antes de ocupar el trabajo de su vida, dirigió la importadora de Mercedes en Canarias.
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