El secretario general de Podemos de Málaga dimite entre denuncias por la falta de democracia interna

Arropado por una veintena de militantes, en un salón de Tabacalera, el ya exsecretario general de Podemos, José Antonio Vargas, presentó ayer su dimisión y anunció el abandono del partido. Junto a él se marcharon otros cinco miembros del Consejo Ciudadano (Patricia Martos, Luisa María Robles, José Manuel Morillo, Susana Vergara y Yolanda Sánchez). La decisión, que se esperaba desde hace varias semanas, y más después de la división interna que se visualizó durante la pasada campaña a las elecciones generales, supondrá la convocatoria de unas nuevas elecciones en las próximas semanas.

La renuncia se produjo entre denuncias por la pérdida de democracia interna en la formación de Pablo Iglesias, agravadas tras los resultados electorales, donde los ya exresponsables critican la pérdida de las «líneas rojas» y los referentes reivindicativos y anticapitalistas que les animaron a unirse al nuevo partido. «La dirección toma las decisiones que les da la gana sin contar con las bases», dijo Vargas.

Sobre el papel de Iglesias y del ya diputado por Málaga de la formación, Alberto Montero, aseguró que han tendido la mano al PSOE y las élites económicas. «Lo importante para mí es mantener la coherencia, a pesar de los errores que hemos cometido», dijo, en relación al cambio de discurso que se ha producido en Podemos al hilo de la campaña.

«Podemos se ha vaciado muchísimo por abajo, círculos que eran muy activos, con mucha gente participando, se han ido quedando cada vez en menos. La gente que estaba ilusionada con el proyecto se ha ido porque ha visto que no había forma de intervenir. Decían que las bases y los círculos tenían el poder y esto es falso. La gente se ha desilusionado», añadió el exsecretario general.

Rechazó asimilar Podemos con otros partidos tradicionales, gracias al impulso de medidas más progresistas y sociales, aunque las consideró insuficientes. Y agregó: «El problema son las prácticas, puedes llevar un discurso rupturista, pero si después en la práctica diaria, política y organizativa, no estás refrendando eso, al final te conviertes en un partido institucional, con un discurso diferente pero que es lo mismo».

Vargas mantendrá su compromiso político a través de la plataforma Andamos (Andalucía desde abajo) y con la convocatoria No hay tiempo que perder, un espacio anticapitalista que celebrará un gran encuentro en abril y que está aglutinando a los desencantados de Podemos. Además, seguirá militando en Izquierda Anticapitalista Revolucionaria. Málaga ha sido, según Vargas, la provincia donde se ha producido una mayor ruptura política entre las bases y la cúpula de la formación.

Posición «minoritaria»

Alberto Montero, cabeza de lista y diputado electo de Podemos por Málaga, comentó ayer que la dimisión de Vargas es «congruente con su forma de pensar y con su falta de participación» durante la campaña a las elecciones generales. «Si están en un espacio que no les permite desarrollar sus tesis políticas lo más congruente es dimitir». Al tiempo, puso de relieve que sus planteamientos «estaban en minoría» dentro de Podemos.

En cuanto a la estructura política local, Montero, que es uno de los referentes de la formación a nivel provincial, indicó que se mantiene con el Consejo Ciudadano, órgano que «no ha quedado extinguido». Ahora, este nombrará a un nuevo portavoz o una portavocía colegiada hasta que se convoquen elecciones.

Sobre las denuncias de falta de democracia, el diputado dijo: «No sé por qué se atribuyen la voz de las bases, que no están en esa posición. Precisamente, el partido está en una de las situaciones más estables. La campaña ha permitido aplacar tensiones y trabajar todos por el objetivo común que es el cambio en este país».