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Rubén Alcántara, en el ‘bowl’ diseñado por él y que lleva su nombre, en Nueva Málaga.
«Sueño con varios parques así en Málaga. Quitan a muchos chavales de la calle»

«Sueño con varios parques así en Málaga. Quitan a muchos chavales de la calle»

Rubén Alcántara. Excampeón del mundo de BMX e innovador en piezas, acrobacias y pistas para disfrutar

José Vicente Astorga

Domingo, 1 de noviembre 2015, 00:59

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Su pasión dio un día el gran salto de Huelin a Virgina sin apenas dinero ni inglés. Al año de mochilero en bici por EE. UU. ya tenía espónsor , y dos más tarde, en 2000, era campeón del mundo, después de ganarles a sus ídolos de adolescente en su campo y de ganarse su respeto. A sus 41 años lo siguen aclamando en exhibiciones por América y Europa y está en plena forma económica como emprendedor sin alejarse de la bici. Además de su leyenda, le sostienen con solidez los derechos por la venta de piezas que diseñó para el fabricante Flybikes y que aligeran peso y aumentan resistencia. También ha dado nombre a dos pasajes en la biblia de los riders trucos sólo aptos para los mejores, y con los pies en la tierra del merchandising, está ligado a Etnnie, calzado deportivo. El diseño de parques para skate y BMX es la parte más reciente de su éxito, que ha puesto Málaga en el mapa mundi de este deporte urbano. «Es uno de los dos o tres bowls más famosas», asegura delante de esa gran creación que antes de recibir el hormigón en Nueva Málaga ya la recorría con su cabeza.

Esta pasión por la BMX no era nada común cuando era niño.

No. Era un deporte muy nuevo en Málaga en los 80. Sólo hacía una década que empezó en EE. UU. Mi primera bici fue aquella motoreta, la del sillín largo que imitaba a una moto y que me regalaron por la comunión. Me gustaba hacer caballitos, escaleras. Siempre retos, probar algo nuevo y aprendía sin ver a nadie. Cuando vi a unos alemanes aquí una vez haciendo trucos con BMX, vi que lo que yo hacía existía de verdad.

¿No había visto nada antes?

No. No salía nada por televisión, nunca vi nada, no había Internet, claro. Me juntaba con ellos, yo era muy pequeño, y en casa no me dejaban salir muy lejos. Luego me enteré de gente que lo practicaba en el Parque. Chavales mayores. Yo tendría menos de 14 años. Eramos unos 15 con mucha pasión, nos sentíamos como una familia. En este mundo se crea una conexión increíble. No sé lo que tiene esto. Todos nos ayudamos y la gente se va a la aventura. No conozco un deporte tan entregado.

¿También de gente muy retadora consigo misma?

Sí, y también esa sensación de libertad de la bici y eso no se deja.

¿Cuándo se da cuenta de que ha nacido para esto?

Era mi pasión, pero no tenía en mente ser profesional. En Málaga no había instalaciones. Las primeras fueron en 1995. Hacíamos todo en la calle, en escaleras, obstáculos con palets...

¿Y cómo fue lo de crear trucos?

Yo hago las cosas porque las siento. Cuando consigo un truco a mí me parece increíble, pero como es mi pasión no le doy demasiado valor. Hay uno normal el wallride, en el que andas y saltas por la pared, y bajas y yo hice uno que saltaba y me quedaba mirando hacia abajo y salía como de frente.

¿Cómo se llama?

Le llaman Rubén wallride. Ese uno, pero está el 360º doble tailwip, que es cuando lanzas la bicicleta alrededor tuyo y vuelves a recibirla, pero yo fui el primero en dar dos vueltas.

¿Dónde se homologa todo eso?

Las revistas y los vídeos lo documentan. Hay un antes y un después con Internet. Fui también de los primeros en dar la vuelta al mundo y en ir colgando fotos. Fue el Terribleone 2004. Los sponsors nos apoyaron a un grupo y estuvimos siete meses. Salimos de Hawai. Hicimos un vídeo: You get what youget.

Ya tenía usted una gran proyección.

Tenía un nombre, había ganado muchas competiciones. En el 2000 quedé campeón del mundo. Me había ido a vivir a EE. UU. en el 97 y hasta 2005 continuamente allí. Los espónsores me pagaban, y venía a Málaga cada tres meses. Fueron siete años viajando.

¿Se fue a la aventura?

Fue bastante a la aventura, un sueño. Montaba en las instalaciones que sólo había visto en revistas, pero ¡donde montaban mis ídolos! Yo había ahorrado algún dinero en las competiciones en Europa, porque hacía exhibiciones para Red Bull, y me aventuré. Tenía 23 años.

Un poquito mayor, ¿no?

La verdad es que sí, pero no como para lamentarme. Nunca había tenido espónsor y allí, en un año, conseguí contrato con dos compañías.

¿En la mochila llevaba el empuje de su familia o el viento en contra?

Mi familia tenía mucha tensión. Les costaba entender lo mío. Había estudiado electrónica y tuve unos años raros trabajando como instalador de aire acondicionado con un familiar. Había ahorrado algún dinero, con el que mis padres querían que montara una tienda de bicis. Siempre andaba buscando tiempo para montar, así que pensé que ahora o nunca. Y me lancé.

Cuando estaba en EE. UU., ¿pensó dar marcha atrás?

No. Allí pasaron cosas, me clasifiqué para un campeonato X Games, algo que no me esperaba, pero si volvía a España para la final me quedaba sin dinero, y opté por quedarme un mes y medio. Fue una decisión de moneda al aire: o cogía el el autobús para el aeropuerto y volvía a España o me quedaba. Y tiré la moneda al aire. Allí estaba sólo. Me fui con mi bicicleta bastante a la aventura, con mi mochila y durmiendo donde otros riders me ofrecían. Llegué a Virginia. Después de clasificarme me quedé en Wilmintom, en Carolina del Norte. Estando allí pasó alguien relacionado con una fábrica de bicicletas y al enterarse de que me había clasificado habló con su jefe. Sin que me dijeran nada, un día me encontré delante de una bicicleta de alta gama, un billete de avión a San Diego, hotel y 600 dólares en un sobre. Así empezó mi relación con esa marca, Huffy.

¿Contra quién tuvo que competir?

Con mis ídolos, con los mejores, algunos mayores. Yo llevaba una invitación de Europa de otra competición. Eramos unos 35 y debían quedar unos diez. Si quedabas entre los tres primeros te clasificabas directamente, que es lo que me pasó a mí.

Poco tiempo, poco dinero, y ese resultado. Menudo éxito

Sí, y hasta ese espónsor que al poco me habló de tener un contrato. Un sueño hecho realidad.

¿Cuánto tiempo se casó con Huffy?

No fue mucho. Un año. Y ellos mismos me facilitaron otra marca como espónsor, Flybikes.

¿Un mundo efímero éste, entonces?

Sí lo es. El nivel de competición es muy exigente, es arriesgado

¿Muchas lesiones?

Esguinces, luxaciones pero nunca algo grave, como otros compañeros. No me gusta hablar de ello es bastante peligroso si no lo haces con cabeza. Es como todo. Se ve como muy arriesgado, pero no lo es tanto.Si un surfista se va a Hawai con olas de 15 metros es muy probable que le pase algo. Pero con una ola de un metro no te pasará nada. Este deporte es igual, puedes aprender sin caerte, pero la gente siempre quiere ir un paso más y cuando dice: creo que En ese creo está el problema. Hay que ir poco a poco.

Pero con una gran forma física.

Hace falta mucho fondo. En sí mismo es un deporte muy completo, y como y practicaba mucho, casi no me hacía falta entrenar. No complementaba mucho. Ahora sí corro y hago surf. Antes no, me bastaba con la práctica.

¿Cuántos espónsores ha tenido?

Grandes, Huffy y Moongose, luego me fui con compañías más pequeñas, pero más especializadas...

¿Cuándo se da cuenta de que debe ir preparándose para seguir haciendo lo que le gusta, pero en otro nivel y que fuera también soporte económico?

A raíz de que empecé a montar para una compañía que hacía componentes y bicicletas completas. Empezamos a innovar.

Una faceta que, por cierto, se le ha dado también muy bien.

La verdad es que sí. Siempre había pensado que se hiciera esto así (acaricia su BMX), pero pensar que una cubierta llevaría tu nombre...Luego ves que se desarrolla algo y es lo más vendido, lo más copiado. Desde pequeño, hacía cosas: soldar en acero inoxidable, manillares, bielas, reforzábamos cuadros. Bujestodo lo que teníamos eran bicicletas de paseo que se rompían enseguida. Las bicis de gama alta que valen 5.000 euros llevan ahora mi sistema, el pedalier press fit. Es difícil innovar. ¡El invento de la bici es tan universal!. Cuando yo llegué a esta industria todo era muy pesado, pero fuimos los primeros. También en los pedales he hecho cosas. Siempre han sido un gran problema. Yo soy muy técnico y al montar siempre pensaba en cómo se podían mejorar y que tuvieran más sensibilidad. Creamos un pedal de grafito, que es barato, resistente e incluso algo flexible, mejor que el de aluminio.

¿Cuándo le dio por ponerse a diseñar parques de este tipo?

Yo también era conocido porque iba a hacer líneas nuevas, recorridos que nadie había hecho. Hay muchas trayectorias posibles Tuve la oportunidad de diseñar este bowl en Málaga. Lo desarrollé a escala y estuve diez días liado. Los mejores del mundo ya han probado la pista. Estoy muy contento porque quieran jugar ahí. Le he dado mucha publicidad pero también la voz se ha corrido. Es muy fácil y muy noble. El que no sabe aprende rápido y el que sabe busca más. Algunas pistas solo tienen dos cosas. ¿Y por qué no diez?, pensé. El resultado es una de las dos o tres pistas más famosas del mundo, sino la que más. Vienen americanos, equipos, profesionales de todo el mundo. El secreto es pensarlo mucho. Siempre se me ha dado bien el dibujo.

¿Cuántos chavales practican aquí?

Habrá casi 500 socios. El buen resultado lo vemos en los niños, y ya estamos pensando en otro proyecto más amplio para más parques en la ciudad. Sueño con eso. Son supereconómicos y quitan a muchos chavales de la calle. En Málaga, Deporte y Eventos ya está viendo esta idea. Sería algo muy innovador porque un proyecto así no hay ninguno en España. Chavales que entran supermal educados y hasta conflictivos, pero que enseguida, como nos tienen a nosotros como ídolos, en una semana se transforman. Los padres están encantados. Les enseñamos valores esenciales de comportamiento, viajan con nosotros a exhibiciones. Es curioso, pero como en esto hay algo de riesgo, a los más conflictivos se les da mejor. Tienen tanta energía y necesidad de descargar adrenalina que resulta perfecto. Si en cada barrio sacas a los cinco peores, que ya es bastante, sería un enorme éxito.

¿Mucho exmalote en esto, entonces?

Algunos, y con amigos que siguieron otros caminos y han terminado en la cárcel y en no sé qué otras historias.

Este un deporte urbano, atrae a todo tipo de adolescentes

Hemos conseguido que la gente lo vea diferente. En Portada Alta recuerdo que los había que hacían botellón fumando y se camuflaban con nosotros. Se ponían cerca y la policía no sabía si lo hacían o no. Los vecinos nos tomaban por drogadictos, también aquí, pero eso ha cambiado.

Con el tirón que tiene en EE. UU. un personaje como usted, ¿no le han propuesto una película sobre su vida?

No. Con un amigo estamos haciendo algo un proyecto pero no exactamente en esa línea. La verdad es que me resultaría interesante.

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